1

105 8 4
                                    

Me toma la mano con seguridad. Vamos por la avenida y ninguno suelta una palabra. Miro de reojo y está serio.

-¿Qué pasa?

Silencio. Mira el semáforo y ya es hora de cruzar. Seguimos caminando y llegamos a su departamento.

-Espera.
-Sólo sígueme.

Le doy un beso. Y le acaricio sus mejillas. Subimos las escaleras y saca la llave de su mochila negra llena de papeles y uno que otro cuaderno.

-Pasa.

Entro y miro mi alrededor. Sillón. Televisor. Mesa y 4 sillas. Vive solo.

-No quiero que te asustes. Sólo dime que quieres parar.

Me da un beso desesperado. Mi mente acata y sigo el ritmo de las sensaciones que tengo en este instante. Tira su mochila -no sé dónde pero queda por ahí- y sin soltarme me lleva a su cama. Me empuja y queda sobre mí. No deja de besarme. Él está sobre mí. Él es mío. Sus ojos buscan los míos y mis labios se retuercen por juntarse con los de él. Muerdo mi labio inferior.

-No.

Me quita la polera -no sé cómo- y sus caricias lentamente van bajando por mi oreja izquierda, mi cuello, mi pecho y mi abdomen. Llega al punto clave. Le digo que pare.

-Basta.

Me levanto y atino a sacarle su camisa celeste. Su torso desnudo me ilusiona y hace que muera por dentro. Me subo encima de él y ahora es mi turno.

Llegamos al punto en que todo sobra y un poco de música hace que relaje el ambiente.

Él es George. Lo amo. De un día a otro no eramos nada y ahora, somos todo.

Todo comenzó con un juego de adolescentes con mis amigas. Lo seguíamos. Lo encontrabamos como el más guapo. Pero él... Es mi profesor.

Su mirada me intimidaba, pero a la vez me daba seguridad y confianza plena. Su rápido andar me daba libertad y su sinceridad, era lo emocionante.

Ahora estoy yo. Aquí. En su cama. No tengo palabras para describir esto. Él tiene una hija. Él tenía novia. No sé que hemos hecho. Sólo sé que me ama y me lo ha demostrado.


Sigo aquí. Me quedé dormida en su pecho y me da sensaciones nunca antes percibidas por mí. Es mi primera vez. Quiero estar con él y seguirnos amando.

Miro el reloj: 10.25 pm. Ahora, ¿Cómo llego a casa?Agh. Metro. Intento salir de la cama, pero alguien no me deja. Ups. Vuelvo a intentar.

-Debo irme. Es muy tarde.
-Quédate.

Quédate. Wow. Me impresiona cada vez más.

-No puedo.

Se sienta. Mira la hora. Limpia sus ojos cansados y ojerosos.

-Quédate. Seremos sólo tú y yo. Ahora y siempre.

Me quedo perpleja. Es que, en un principio era su alumna, a quien ni siquiera le hacía clases pero sí siempre lo veía. Hasta que un día:

-Hola.
-¿Qué busca?
-Estoy esperando a una profesora.
-¿Por qué siempre me miras?
-¿Disculpa?- Lo miré perpleja.
Me llevó a un rincón apartado y me besó sin piedad alguna.

-¿Pidamos una pizza?
-Pago yo.
-No. Dejame a mí complacerte.

Me sonrojé y creo que lo notó un poco. Me da un beso en la nariz y se levanta.

-Oye. Cúbrete.
-Mi casa. Mis reglas. - Me dice serio.

Me asusto y se devuelve hacia mí.

-Amor, voy a buscar algo para ponerme, ¡pero no te sonrojes!- dice a carcajadas. Su sonrisa es hermosa. Iluminada como el primer día en que hablamos.

Nunca supuse estar en esta situación. 7 años mayor que yo. Una vez estuve con alguien mayor por 11. Pero las cosas han cambiado. He madurado un poco más y espero ser feliz.

Sólo Ámame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora