Capítulo 28

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Buenos días

En la habitación de cuatro paredes blancas, solo se podía escuchar los sonidos de los aparatos del hospital. Francis se encontraba inconsciente sobre la cama, habían pasado exactamente dos días.

Todo había sido un caos, cuando llegaron al hospital, las enfermeras de turno se asustaron al verlos en tan mal estado, los llevaron rápidamente a revisión, además de informar a la policía.

Después de una hora, la familia de Arthur y Francis apareció en la puerta del hospital, tanto la mamá de Francis como la de Arthur lloraban a mares.

—Mierda— se quejó mientras intentaba abrir los ojos, cuando los pudo abrir la luz le molestaba, tardo un poco en que su vista se enfocara, ¡observo a su alrededor — un hospital—Su voz era áspera— Ah! Mierda — su cabeza le dolía.

—Francis— una dulce voz lo llamo, mira hacia la persona.

—Mamá

Miro a su pobre madre, que tenía unas grandes ojeras, sus ojos están rojos, su bello rostro estaba demacrado, se sintió culpable de ver en ese estado a su progenitora, era su culpa, había hecho preocupar a su querida madre. Trato de levantarse de la cama, pero un inmenso dolor lo hizo parar, su madre fue corriendo a él para sostenerlo.

Tranquilo cariño, no corras tan rápido, apenas te acabas de despertar

—siento como si me hubiera pasado un coche encima

—Hay hijo, toma agua, voy a llamar al doctor

Francis estuvo internado por dos tres días más, en esos días no pudo ver a Arthur, pero si tuvo unas visitas, el primero fue Alejandro, cuando lo vio entrar por la puerta, sintió un gran alivio y no puedo evitar soltar unas cuantas lágrimas, el moreno al ver esto fue corriendo para consolar al rubio, dándole un gran abrazo.

—Ey! Tranquilo, no llores — hablo con voz calmada mientras le daba una palmaditas en la espalda.

—Pe-pensé — trato de hablar, pero no podía por el nudo que tenía en la garganta

—Tranquilo, no pasa nada, mira, estoy aquí, completito, aunque algo mallugado jaja

—Tu brazo

—no pasa nada, se cura

Hablaron sobre lo que paso, Francis quería saber más, tenía tantas preguntas, Alejandro solo le decía que no se preocupara, que ya todo estaba bien y evito hablar de como los habían rescatado, solo le dijo que unas personas los ayudaron.

—¿Sabes cómo esta Arthur?

Lo fui a ver ayer, esta algo delicado, pero no te preocupar, no es nada malo. 

—Quisiera verlo, pero no puedo, hasta que salga de aquí — hizo un puchero mientras fruncía el ceño

—pues ni modos, y ¿Qué te dijo el doctor?

—pues dice que me salve, otro golpe más y me hubiera dado una hemorragia

—Jaja literalmente te salvaste de la muerta— le dio unas palmaditas en la cabeza

—¡Ay, ay, ay!

—ja, sorry, se me olvido, bueno— se levantó de la cama—ya me voy, después iré a tu casa a visitarte

—sí, está bien — sonrió, le agradaba mucho aquel chico raro.

—nos vemos y cuídate mocoso

—Tu también Ale, cuídate

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