Capítulo Final

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La cálida luz del sol inundaba el bosque, donde cierta pelirroja yacía sentada observando a su alrededor, con una sonrisa suave, disfrutando.
Pero aquella tranquilidad mañanera se esfumó por completo cuando escuchó pasos acercarse. La sorpresa no faltó.

-¿Norman? -se levantó y asomó hacia donde se escuchaba, hasta que su ilusión se desvaneció, notando que no sólo era Norman quien se acercaba, si no que también una chica de cortos cabellos anaranjados y llamativos ojos verdes.
Al notar su presencia, rápidamente se escondió detrás de los árboles.

-¿Ah? -la que pensó que se trataba de Emma, volteó en su dirección al escuchar el ligero ruido de los arbustos, por lo que rápidamente se ocultó mejor -. Norman, ¿escuchaste eso?.

-Debió ser el aire, no te preocupes, sacaré la cuerda -la chica asintió y el albino tomó rumbo al árbol donde ocultaban la cuerda, el mismo árbol en el que se escondía la pelirroja -. ____, ¿qué haces aquí? -susurró al verla, ella simplemente sonrió con nervios y saludó con su mano.

-Solamente paseaba un rato... -movió los ojos con vergüenza.

-No te preocupes... sólo no hagas mucho ruido, ¿de acuerdo? -la contraria asintió.

-¡Norman! apúrate... ¡mejor lo hago yo! no te vayas a cae de nuevo -la pelirroja se agachó cuando escuchó pasos cerca.

Emma trepó al árbol sacando la bolsa con las cuerdas e inmediatamente bajó, quedando frente a Norman.
Pero para su mala suerte a lo lejos se escucharon más pasos.

-Emma.

-Sí -lanzó la bolsa a los arbustos, causando un susto en la que se escondía allí, para su suerte calleron a un lado.

____ asomó tantito la cabeza, y su visión logró notar una silueta.

-¿I-isabella-san...? -tartamudeó tapando su boca, intentando no hacer tanto ruido, a pesar de eso, la sorpresa de ver a su mejor amiga convertida en adulta no se iba.

-¿Por qué...? -susurró la de cabellos anaranjados -. Mamá -cambió su expresión rápidamente, pasando
de una sería a mostrar una sonrisa -. ¿Qué pasa?

-Diez años -. Ante sus palabras la confusión se hizo presente.

-¿Eh?.

-Llevamos diez años viviendo juntos, pero es la primera vez que les hablo sin fingir -a pesar de eso mantenía una sonrisa en su rostro. Sus manos se juntaron sosteniendo el rastreador, frente a su pecho -, mucho gusto, Emma. Mucho gusto, Norman -. Soltó una risa y después de eso continuó -. Vamos, relájense, no se preocupen, sólo estamos nosotros -giró dando a entender que no venía nadie más -. No hay nadie más. No tiene que fingir ser buenos niños que no saben nada. Ahora sólo es la cuidadora y los niños que son comida. Pero no me malinterpreten, los quiero niños, los adoro en verdad, los amos con si fueran mis hijos. Y por eso estoy aquí, quiero que desistan.

-¿Desistir?.

-¿Qué cosa? -cuestionó el albino seguido de Emma.

-Dejen de resistirse. Porque los quiero, no deseo que sufran, no quiero tener que hacerlos sufrir. Es una vida feliz, ¿cierto?. Un hogar cálido, lleno de amor y comida deliciosa. Sin conocer el hambre o el frío, la verdad pueden morir sintiéndose satisfechos. ¿En qué parte de eso hay infelicidad?.

-¿Una vida feliz?, ¿la felicidad de la que hablas es similar al final de Conny?

-La muerte pasa en un instante. Hasta entonces, Conny vivió una vida plena, llena de sonrisas.

-¡No necesito sonrisas falsas!, ¡aunque sufra, moriré libre! decidiré por mí lo que es la felicidad... -. Iba a continuar, sin embargo Norman la detuvo.

HIMITSU || Norman ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora