Capitulo 5

0 0 0
                                        

Anne Firman. Creo que jamás olvidaré ese nombre en mi vida. Es la profesora más correcta e inteligente que he conocido en mi vida; desde su puntualidad y su pronunciación hasta su apariencia y postura son correctas, y por supuesto, exige lo mismo de sus alumnos. Algunos de mis compañeros ya le han puesto el apodo de “robot” pues parece saberlo todo y no tener ningún error, aunque, honestamente, pienso que esa clase de comentarios nacen desde el rencor o la envidia. En lo personal su presencia solo me infunde respeto y hasta algo de admiración; sin embargo, debería reconocer que me ha generado una cierta molestia el hecho que nos haya dado una novela de tres tomos para leer solo para la próxima semana, de verdad espero poder leerlos a tiempo.
Por el momento, mis mañanas siguen igual y he decidido abandonar mis tardes de paseo y dedicarlas plenamente a la lectura, pero para ello debo encontrar el lugar adecuado primero. Creo que todo lector tiene ese fetiche de buscar el escenario perfecto para leer; debe ser un lugar que inspire, que tenga la suficiente luz y sea cómodo, además no debe hacer ni mucho frío ni mucho calor, y debe haber algún lugar donde apoyar algún lápiz o un pocillo con infusiones. Encontrar un lugar con todas esas características es muy complicado.

- Quizás un parque, hay mucha gente que lee en los parques -
- No lo sé, Zoe. No me gustan los lugares con mucha gente, me distraigo –
- Pero piénsalo, es un espacio verde, la naturaleza inspira bastante –
- En eso tienes razón, además ahora en otoño los árboles se ven increíbles –
- ¡Eso es! ¿Qué no había un roble en tu casa? ¡Es perfecto! Todavía recuerdo cuando en los inviernos te sentabas debajo del pino de la escuela a leer – la nostalgia que carga la voz de Zoe se siente incluso desde el otro lado del teléfono.
- Eres una genio ¿lo sabías? En la tarde intentaré leer allí y veré que tal es –
- Muy bien, hazlo y después me cuentas –
- ¿Y qué hay de ti? Cuéntame algo interesante –
- No tengo mucho que contar, aún no comienzo oficialmente las clases, todavía debo rendir mis exámenes – dice bufando
- ¿Cómo se supone que evalúen tu arte? –
- Contenidos. Las obras que realice estarán basadas en contenidos –
- Hasta el arte tiene estructura, ¿verdad? –
- Sí – dice penosa
- ¿Hay algo más que quieras contarme? –
- No… – dice dudosa – A menos que queras saber algo acerca de… -
- No, no quiero saber nada sobre el asunto – la interrumpo
- Está bien ¿Has hablado con tu madre? –
- Sí, pero solo mensajes –
- ¿Sigue enojada? No lo puedo creer por Dios, eres su…-
- No lo sé – Vuelvo a interrumpirla – No creo. Solo no se ha dado la ocasión –
- Sabes bien lo que opino ¿verdad? –
- Sí, lo sé. Pero no quiero que lo digas –
- Okeeey – Casi puedo verla bufando y tirando los ojos hacia atrás, cómo la extraño…
- Bien, estoy llegando a casa. Te cuelgo –
- Bien, bye. Luego te llamo –

Llego a casa y lo primero que hago es ponerme un suéter abrigado, prepararme chocolate caliente, agarrar mi libro e ir directamente a sentarme debajo del roble.
La escena es increíble. Las ramas del roble son largas y me dan una sensación de protección que no siento en otro lugar de la casa; Además he descubierto que una amigable ardilla vive en mi roble, es muy adorable y realmente no me molesta a la hora de leer, me gusta hacer pequeñas pausas y verla jugar entre las ramas que forman un anaranjado techo encima de mí. He encontrado mi lugar de lectura y realmente estoy muy feliz por ello.
Antes solía decir que donde haya un lugar para leer, entonces también debía haber un lugar donde vivir, un hogar. No sé si éste sea mi hogar, pero creo que realmente es lo que más se le asemeja. Quizás aquí encuentre un lugar donde quedarme, un lugar donde ser y un lugar al que volver cuando me pierdo; eso es, estoy perdida en mi vida y éste es el único lugar al que supe volver para encontrarme.

El tiempo pasó volando, estaba tan cómoda y entretenida que ni siquiera escuché cuando la alarma del teléfono comenzó a vibrar. Una pequeña intuición me dijo que debía mirar el teléfono y menos mal ¡Eran las 18 en punto y solo me quedaba una hora antes de que comience la catedra de hoy! En solo una hora debía prepararme, tomar un baño e ir a la estación para tomar el tren y llegar a tiempo, así que me levanté del suelo de un salto y corrí a prepararme. No sé cómo hice exactamente, solo 20 minutos después ya estaba camino a la estación, pero al llegar, el tren ya se había ido opté por hacer lo mismo que ayer y usar ese haz bajo la manga que me había enseñado Aren; aunque sé muy bien que no debería hacerse costumbre, no solo debo ser puntual, sino que no creo que sea tan bueno frecuentar a los suburbios de la ciudad.
Al llegar a la estación veo a Aren sentado desde el otro lado esperando el tren, como siempre con su cara seria y pegada a un libro. Creo que notó mi presencia ya que despegó su vista del libro que sostenía y me miró, su confusión era obvia…
- Volví a perder el tren – Digo sonriendo y encogiéndome de hombros
- Deberías ser un poco más responsable –
- No, es que estaba leyendo un… -
- Tampoco deberías andar poniendo excusas – Me interrumpe
- No es una excusa. Estoy contándote que me sucedió y por qué llegué tarde –
- No me estoy refiriendo al motivo Clara. Me refiero a tu actitud –
Juro que la paciencia se me estaba agotando ¿Qué es lo que pretende? ¿A qué se refiere con “mi actitud”? Creo que se advierte de mi molestia y antes de que logre hablar dice:
-Ya, mejor no hablemos más… Es evidente que no entiendes nada y sigues negando tu realidad – Dice tan indiferente que me enoja aún más. Estoy a punto de contestarle y estallar en enojo hasta que el tren llega y no me deja emitir sonido.
“Salvado por la campana” pienso para mí misma.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 18, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Al Paso del FuturoWhere stories live. Discover now