Las señoritas Carla y Lucrecia se habían quedado hasta tarde en aquella charla, por lo tanto Theo decidió interrumpirla llamando a la puerta de los Montesinos, no quería que su hija les causara ninguna molestia y pasadas las 12, la visita según él debía de terminar.
Lucrecia abrió la puerta acompañada por Carla, y le dedicó una amable sonrisa al padre de su mejor amiga.
- Buenas noches Lucrecia, es hora de dormir ¿no?- dijo el mayor tratando de sonar gracioso pero no lo consiguió haciendo que la boca de Carla formara una línea recta debido al tono que había usado su padre.
- Está bien padre, no es culpa de Lu, solo nos entretuvimos hablando- explicó Carla saliendo de la casa quedándose al lado de él.
- Oh, no me malinterpretes Carla. Entiendo que pasen horas y horas hablando, después de todo el tiempo que habéis estado separadas es normal- les sonrió Theodoro con aprecio a las dos, a lo que ellas le devolvieron el gesto.
- Señor Rosón, ¿por qué no deja de Carla se quede a dormir aquí conmigo? Mis padres no se encuentran en casa y no lo paso muy bien sola- sugirió la menor de los Montesinos poniendo ojitos de cordero, por lo tanto Theodoro no se pudo negar a esa proposición.
- Bueno... Está bien- respondió a lo que las dos empezaron a aplaudir y a pegar brinquitos de alegría- Pero con una condición, antes de las 12 en casa, Carla. Le he dicho a Rebeca y a Polo que necesitamos una criada, así que por si acaso llega mañana quiero que estés conmigo para evaluarla y tener en cuenta tu opinión- habló serio mientras que la abrazaba por lo hombros.
- Tranquilo padre, mañana le prometo que llegaré puntual. Buenas noches- se despidió la rubia dejándole un beso y entrando de nuevo en la casa de su mejor amiga.
- Buenas noches chicas.
El padre de Carla se retiró a su casa y enseguida se echó a dormir, mientras que las amigas no pensaban en detener su plática tan interesante.
- ¿Entonces tienes algo con Valerio Rojas?- preguntó Carla entusiasmada por la respuesta de su amiga.
- No, no es exactamente así. Me ha coqueteado unas cuantas veces, pero nunca estaría con el hijo de una peluquera- rechazó arrogante- Bien sabes que nuestras familias siempre nos han dicho que debemos de casarnos con un hombre de apellido, que mantenga a salvo nuestra reputación y nuestra clase social- comentó Lucrecia sentándose en el tocador cepillándose el pelo antes de irse a dormir.
- Realmente no es tan solo el hijo de una peluquera Lu, recuerda que su padre trabaja para el comisario- le recordó Carla mientras que se ponía el pijama que Lucrecia le había dejado en la cama.
- Si lo vemos de esa forma, tal vez pueda tener más posibilidades conmigo. De todos modos estoy buscando a alguien nuevo. Algún americano de ojos azules, rubio, alto y fuerte- declaró sumergida en su mundo de fantasías suspirando por algún príncipe.
- Pues claro, rubios y de ojos azules todas los queremos. Pero tranquila, si veo alguno te lo dejaré para ti, las amigas primero que los romances- aclaró Carla levantando las manos en señal de paz debido a la mirada amenazante que su amiga la había lanzado.
- Ya lo sé cari, esa regla siempre tiene que estar presente. Por cierto a ver si mañana vamos a ver a Polo al restaurante, el pobre no para de trabajar y tendrá ganas de llevarse una alegría- opinó Lu acostándose en su gran cama doble lista para dormir.
- Justo te lo iba a proponer, tengo muchas ganas de verlo. Estará guapísimo- aseguró pensando ya en su rencuentro.
- Y lo está, a ver si te lo ligas, siempre le has gustado- dijo Lu mirando fijamente a su amiga esperando a ver su reacción.
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LA SEÑORITA Y EL MAYORDOMO
RomanceEn el año 1903 Carla, una bella señorita se encuentra haciendo el papel de investigadora para descubrir el secreto que esconde su mayordomo, Samuel. ¿Surgirá algo entre ellos dos? ¿Podrá Carla sacar a la luz , por fin la verdad? Pero no se encuentra...