tres

114 15 6
                                    

cómo cada fin de semana, minghao había tenido que ir a hacer las compras para llenar la alacena. con un pantalón ancho y el cabello bien peinado se despidió de jun para luego marcharse.

claro no sin antes asegurar bien cada posible salida de su _escurridizo gatito._

y jun no tenía realmente una rutina, tal vez debería darse una ducha, desayunar lo que sea que haya en la nevera, alimentar a los peces de minghao y esperar por él. porque apesar de no poder salir, minghao era la única interacción social que tenía.

hizo un par de trencitas en su cabello y sonrió mirando su reflejo. miró la hora, minghao justo acababa de salir por la puerta y solo para matar el tiempo fue al armario, escogiendo un conjunto que se viera más a su estilo, unos botines junto a algunos accesorios, ya con un poco de maquillaje en su rostro se miró al espejo una vez más.

definitivamente no se miraba como el junhui de hace cinco años: la ropa le quedaba holgada y parecía haberse encogido, sus mejillas hundidas no le hacían fuerte. pero adoraba verse bonito, vestirse decentemente después de mucho tiempo usando solo shorts a veces solo camisetas grandes que cubrieran su desnudes.

probablemente minghao no lo notaría, pero esto lo hacía sentir bien. y tal vez si lo pedía con delicadeza, minghao lo llevaría a tomar aire del exterior.

emocionado se sentó en las escaleras esperando como un cachorrito, el día transcurrió, pasaron las horas que aproximadamente minghao tardaba en ir por las compras pero seguía sin escucharse la camioneta. el hambre junto al cansancio por la espera lograron hacer que jun comenzará a dormitar en medio de los escalones. aún esperando atento de cualquier ruido.

la casa estaba obscura cuando por fin se escuchó el motor de la camioneta, junto a los pasos arrastrados de minghao. las llaves se cayeron un par de veces antes de dar en la cerradura, se escucharon algunas maldiciones a todos los seguros antes de que la puerta fuera abierta.

un minghao borracho azotó la puerta volviendo a cerrar con candado, se quitó su abrigo y al prender las luces miró a jun, que lucía un poco angustiado, pero no hizo más que reírse a carcajadas.

—que ridículo te ves, quítate eso pareces un payaso.— soltó con burla dirigiéndose a la cocina.

— no es verdad...— dijo jun con voz chiquita tapando su rostro con vergüenza.

siguió escuchando la estridente risa de minghao, esa que sólo llegaba a salir cuando estaba muy ebrio. escuchó un par de latas de cerveza ser abiertas, bebidas y finalmente desechadas. a pasos pesados sobre el piso de madera de la casa se dirigió de nuevo a jun.

— ¿sigues ahí, payasito?— hipo con una sonrisa.

junhui nunca se guío por los impulsos, la última vez que lo hizo no le beneficio en nada. pero basto con solo escuchar de nuevo la burla en la lengua de minghao (quizás, muy en el fondo de su corazón esperaba un cumplido como en los viejos tiempos, solo quizás), con toda la fuerza y velocidad que pudo tomar le dió una cachetada al más alto.

a minghao lo dejo perplejo por una bastos segundos que le hubieran servido a jun para huir, pero decidió hacerle frente. fue una mala idea, considerando que minghao tenía la fuerza de estamparlo contra la pared con una mano en su cabello y otra en el cuello

— ¿para quién te has arreglado tanto? ¡¿ah?!— minghao había cambiado su enfoque ahora, con un semblante más serio y frío.— no estoy aquí hace tres horas y ya estás listo para irte de cualquiera... ¡mírate pareces una puta!

tres horas, en realidad había pasado mucho más tiempo.

puta, ni siquiera es ropa propia, toda es de minghao porque hace mucho se negaba a comprarle ropa siendo que pueden compartirla.

jun se veía tan pálido que el rubor ni siquiera lo hacía ver bonito, parecía un cadáver con pintura. jun apenas si había hecho una comida el día de hoy.

el aliento de minghao olía a alcohol, sin embargo. el perfume de minghao se había mezclado con el de otra persona y el jabón barato de algún hotel.

¿y él era el que estaba haciendo algo mal?

¿por querer verse un poco bonito?

eso le rompía el alma, pero más le rompía no poder defenderse con la poca fuerza que aún contaban sus brazos para alejar a su novio de él. evitar más moretones en si mismo, de perder cabello por los tirones al ser arrastrado de sus mechones, de ser destrozado una y otra vez.

jun no podía defenderse, había aprendido a llorar y agachar la mirada, soportando los mordiscos, las bofetadas y la asfixia de un minghao furioso y alcoholizado que con violencia le repetía que no le pertenecía a nadie más que a él.

— ¡eres un idiota! ¡te odio, te odio, te odio! yo soy el que está encerrado aquí, ni siquiera sé dónde estoy. —sollozo bajito con sus piernas escondiendo su rostro amoratado. — me quiero morir, me quiero morir... me quiero morir.

❛❛─ 𝐦𝐨𝐧𝐨𝐜𝐡𝐫𝐨𝐦𝐞.❞ ▸ 𝘫𝘶𝘯𝘩𝘢𝘰 ˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora