Entre las sombras [Taekook]

Phoenix

El reloj marcaba la 01:00 a.m cuando se empezaban a ver desde lejos las luces de la ciudad. Parecía pequeña pero llena de edificios altos, gobernando estos en su gran mayoría, ya que habían algunos más pequeños también.
Un señor junto a su mujer se encontraban escuchando la radio mientras un joven de aproximadamente unos veintiun años se hacía el dormido en la parte trasera del vehículo, teniendo puesto sus audífonos para evitar todo contacto con el exterior. Mientras que por su mente pasaban demasiadas preguntas, como ¿Por qué otra vez? ¿Era necesario llegar a ese nivel? No quería conocer gente nueva otra vez, tampoco hacer amigos nuevos, ya que llevaba en esa vida desde que tenía cinco años.

-- Jungkook, llegamos.-- Dice una vez la madre pero al no obtener respuesta habla otra vez.-- Jungkook, Jungkook.

La mujer se saca el cinturón y se estira un poco para tocar la pierna de su hijo, moviéndola de forma suave de un lado a otro hasta ver como el joven despertaba poco a poco y la miraba con una suave sonrisa que fue devuelta por la mayor.

-- Seguro estás cansado, así que solo baja tus maletas y mañana nos encargaremos del resto.-- Decía de una forma sutil antes de bajarse del vehículo.

Jungkook suspiró y se quedó pensando un instante, mirando un punto fijo en el asiento delante suyo antes de sentir un golpe en el vidrio del auto. Su padre le había hecho una pequeña señal para que baje y así lo hizo, ayudando primero a la mayor a bajar sus maletas para ingresarlas antes de tomar la suya para hacer lo mismo.
La casa era grande, de dos pisos, abajo se podía encontrar la sala principal equipada con sofás y muebles aún vacíos. Del lado izquierdo había otra sala pero con una mesa larga donde entraban hasta diez sillas y el mismo estaba conectado por un pasillo al lado derecho de la sala principal, la cocina. Ya en la planta alta había cuatro habitaciones junto al baño; una sería la matrimonial, mientras que una de las otras sería de huéspedes y la restante del joven Jungkook.

-- Ma ¿Puedo elegir cualquiera de las dos? -- Le dice a la pelinegra mientras iba subiendo las escaleras.

-- La que desees.-- Responde antes de volver a salir de la casa.

La habitación no estaba mal, no era nada fuera de lo normal, una cama y dos muebles, aunque pronto iba a poder acomodar mejor sus cosas e iba a tomar forma porque se notaba que sobraba espacio entre lo poco que había. Así mismo dejaba la maleta a un lado y se dedicaba a acostarse hasta darse cuenta de un pequeño detalle, las mantas. Soltaba un largo suspiro mientras se levantaba para volver a bajar en busca de algo caliente con lo cual cubrirse porque no era pleno verano para dormir destapado.

-- ¿Mamá? -- Llamaba mientras descendía.

No podía visualizar a sus padres, así que optaba por salir por su cuenta a buscar en una caja donde estaban dichas cosas; sin embargo, un ruido llamó su atención. Una figura algo pequeña se podía visualizar a dos casas de distancia del lado del frente, parecía apurada así que solo veía como se alejaba en una bicicleta hasta desaparecer.

-- ¿Un ladrón?

-- ¿Qué haces afuera? -- Escuchaba el pelinegro.

-- Oh, papá... Nada, es que no son horas de andar en la calle me parece. Deberíamos apresurarnos y meter el auto en la cochera, solo por si las moscas.-- Advertía ante las sospechas de quién pudo ser ese individuo.

Ante la afirmación del mayor, tomaba la caja con las mantas para ingresar y dejar que ingrese el vehículo. Buscaba algo para abrir la misma una vez dentro, así podía tomar dos mantas e irse a dormir tranquilo aunque con la intriga de qué podría estar haciendo una persona a tales horas de madrugada en pleno día de semana.

-- Ay, no es problema tuyo, Jungkook.-- Se autoregañaba.

Se sacaba las ropas más pesadas para quedar con algo simple antes de apagar las luces, metiéndose en la cama y quedándose pensando un rato antes de por fin dormirse. No fue hasta el otro día que despertó, todo porque los rayos de sol ya molestaban e hicieron que poco a poco se estire para comenzar a levantarse, hasta terminar abandonando la cama para volver a abrigarse antes de bajar.