DIEZ

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OFF


No quiero volver a comer en Subway. La chica que me estaba entrenando mencionó que, si el queso comienza a envejecer, debería servirlo de todos modos. Me dan arcadas mientras entro en mi coche. Lo único que he hecho hoy ha sido aprender a preparar los ingredientes de los bocadillos y a limpiar la tienda.

En general, es un trabajo bastante sencillo. Algo para que mi padre se desahogue, por lo menos. Busco en la guantera una bolsa de cocaína y le doy un par de golpes a la llave del coche antes de introducirla en el arranque.

No se me escapa que me estoy metiendo coca durante el día, y ni siquiera estoy bebiendo ni tengo ganas de fiesta. Pero me siento estresado y agobiado. Agobiado porque estoy trabajando en un trabajo sin futuro en el puto Subway cuando debería estar en la universidad. Estresado porque no tengo planes de ir a la universidad en un futuro próximo.

Sé todo sobre las decisiones inteligentes que debería tomar, pero elijo hacer lo contrario. Simplemente porque odio la idea de esforzarme. La escuela nunca fue fácil para mí, y tuve muchos pases gratis en la escuela secundaria porque jugaba al baloncesto. No hay pases gratis en la vida real.

Las personas que realmente quieres y te importan mueren y tú tienes que seguir como si nada. Ve a la escuela. Consigue un trabajo. Compra una casa. Empieza una familia. La gente te da un respiro durante un tiempo, pero rápidamente se convierte en una amonestación. No puedes sentarte y no hacer nada para siempre. Ella no querría eso para ti.

Me sacudo para librarme de estos pensamientos y me acerco a la casa de Earth. Todavía vive en casa de sus padres. Llamo a la puerta y saludo a su madre con una sonrisa encantadora. —Está arriba. —dice ella, levantando las cejas al ver mi uniforme de Subway.

Sin embargo, no dice nada, y lo agradezco porque no estoy de humor para charlas. Pasando por delante de ella, me dirijo a la habitación de Earth y entro sin llamar. Se sobresalta y deja caer el mando de la Xbox: —Qué mierda, hombre. ¿Por qué nunca llamas a la puerta?

—¿Por qué sigues sorprendiéndote? —bromeo.

Se quita los auriculares y señala mi ropa. —No preguntes. —digo en una exhalación, relajándome en su silla de escritorio.

—¿Dónde has estado los últimos días? Hace tiempo que no te veo. —dice, paseando su mirada por encima de mí.

—En casa de Gun.

Una sonrisa de satisfacción ilumina su rostro. —Oh, ¿entonces has estado recibiendo algo? No te culpo. Yo también lo haría.

Mi cara se tuerce como si hubiera comido algo agrio. —Guarda tus manos para ti, Earth. —gruño antes de poder contenerme.

Sus cejas saltan y su cara se vuelve más seria. —¿Es tu novio, entonces?

—Sí, no. —Me detengo para no cometer un grave error. Realmente no tengo una buena razón para explicar por qué no quiero que él ni nadie toque a Gun, pero no importa. No tengo que dar explicaciones.

Pienso en las marcas que le he dejado en el cuello y sonrío para mis adentros. Habría seguido marcando su piel si hubiera tenido tiempo. Habría dejado un despliegue completo de moretones como un collar alrededor de su cuello bronceado. Siento que me pongo duro en los pantalones solo de pensarlo.

La risa de Earth me devuelve a la realidad. —Lo que tú digas, hombre. De todos modos, ¿qué tal la actuación en el metro?

—Una mierda. Pero tengo que seguir con ello. —digo, sintiéndome de repente muy molesto por la situación.

—¿Has movido ya el QP*? —pregunta.

Asiento con la cabeza.

Que un tipo de mala muerte me diera un billete de 25 libras no fue mi mejor momento, pero parece que estoy teniendo un montón de momentos así últimamente. Podrían arrestarme o alguien podría robarme y llevárselo todo, entonces tendría que pagar todo ese dinero. Eso si es que siquiera me dieran la oportunidad de pagarlo.

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⏰ Última actualización: Jul 19, 2022 ⏰

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