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𝑵𝒂𝒍𝒂
7 𝘥𝘦 𝘫𝘶𝘯𝘪𝘰 𝘥𝘦 2017
"Tienes trabajo. Prepárate y ponte una camiseta blanca con unos tejanos negros que en nada paso a recogerte" 21:43 | Lea
En cuanto leí su mensaje salí disparada hacia mi habitación y abrí mi armario. Lo bueno de que la vestimenta fuese tan sencilla es que podía tener algo como aquello a mano y una vez que estuve lista me puse los zapatos y repasé el maquillaje que llevaba desde aquella mañana. Comprobé que mi pelo cayese en ondas iguales sobre mis hombros y retoqué mi flequillo asegurándome de que estaba perfectamente colocado.
Cogí mi móvil y después de despedirme de mis padres y de avisarles de que llegaría tarde salí a la calle para esperar a mi mejor amiga. Lo bueno de tener 20 es que podía tomarme mis libertades siempre y cuando mis padres supieran donde estaba y a la hora que volvería.
El claxon del coche de Lea retumbó en la silenciosa calle y caminé con rapidez hacía el. Cuando me subí pude ver como ella también iba vestida tal y como me había indicado en el mensaje y la miré confusa.
— Antes de que digas nada, nos he conseguido trabajo. —dijo sonriendo.
— ¿Tú también vas a trabajar? —pregunté todavía más confusa que antes. Lea tenía el dinero suficiente para el intercambio.
— No quería dejarte sola y había más de una vacante para cubrir por lo que he decidido ofrecerme. —dijo y entonces comenzó a conducir.
— ¿De qué vamos a trabajar? —pregunté con insistencia. Todavía no tenía ni idea de que tenían que cubrir aquellas vacantes y no me gustaba no saber las cosas.
— Camarera de barra. —contestó emocionada.
— ¿Y pagan bien? —pregunté mirándola fijamente.
— Diez euros la hora y creo que si vamos todas las noches de este verano conseguiremos el dinero que necesitas para Londres. He hecho cuentas y ganaremos para vivir bien durante todo el año.
— Dios mío, —sentencié— ¿cómo has conseguido un trabajo en el que paguen tan bien?
— Un amigo de Steve trabaja aquí y lo he llamado. Al saber que éramos la hermana y la mejor amiga de su hermana ha aceptado en contratarnos.
Fruncí el ceño al escuchar el nombre de mi hermano y me pregunté desde que momento ella tenía su número, pero le reste importancia cuando otro nombre se cruzó en mis pensamientos.
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55 estrellas y un tal vez
RomanceNos imaginamos la vida de una persona en el momento en el que nos la cruzamos por primera vez y un esquema se forma de manera instantánea en nuestra memoria. Y ese era el gran defecto de Nala, imaginar como era alguien con tan solo una rápida mirada...