Parte 1

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La mente humana todavía podía ser un dilema para la población en general, su potencial no era explotada a su máximo esplendor en sí, lo cuál te parecía alucinante y bastante entretenido, sin contar la ocupación de cada una de tus neuronas, fascinante la función del hemisferio, izquierdo y derecho, sabías que eras una persona muy lista, comprensiva y con buen intelecto, captabas muy fácilmente ciertas cosas, eras habilidosa en distintos aspectos, pero había algo que te parecía imposible de creer y era que, habías despertado tarde a pesar de tener al menos unas siete alarmas. Y eso muy a tu pesar; te dejaba en conflicto con tu cerebro.

"Demonios, voy tarde"

No era tu culpa, simplemente considerabas que tu sueño era sagrado y se te hacia imperdonable que te privaran de él.. aunque era obligación tuya, era algo que no podías controlar como quisieras, eras responsable y muy cumplida, pero perfecta; desde luego que no lo eras. Nadie. Así que cualquiera podía padecer por lo mismo que tú.

Pero bueno continuando con tu tormento; te faltaba un tanto -por no decir mucho-, para llegar al lugar acordado, así que en tu mente ya empezando a armar las plegarías que le darías a tu amiga por la notoria impuntualidad.

"Suerte que no es DaeGi, de haber llegado tarde estaría a punto de sufrir tres infartos a la par".

Además no era de siempre, así que tenías justificación, no te podían culpar de todo, querías que se te redimieran de tus cargos.

Repetías que estabas agradecida por no haber quedado con tu amiga Dae, no te salvarías con tanta facilidad de esa mujer, tu amiga tenia un gran problema con la impuntualidad y vaya que era serio. Recordabas la última vez que la habías visto, esa vez LeJi y Ning también asistirían, tu estabas normal, recién terminabas de currar cuando la morena comenzó a mandar mensajes y audios como posesa, te había causado diversión pero al mismo tiempo temías por tu vida, y eso que solo habías llegado un par de minutos tarde al lugar acordado.

"Media hora fue, pero igual no es mucho"

Ese día era un martes común, como todos, a excepción que unos días antes Ning y tú habían coincidido que sería un buen día para ir de compras a las calles de la gran ciudad, en un rincón dónde vendían una que otra cosa a un precio accesible, te parecía de lo más genial y a la castaña, después de todo; ¿A quién no le gustan las buenas ofertas?, exacto; a todo el mundo, por lo que, al bajarte del transporte público. Una vez con tu discurso de arrepentimiento bien memorizado en tu cerebro. Proseguiste a caminar por la acera, el sol te molestaba y quizás si hubieras despertado al sonar de tu primer alarma; en ese momento no te molestaría tanto los detestables rayos de sol, bufaste sin mucho remedio; era lo que te había tocado.

"Nota mental; no desvelarse con las tareas de mamá"

No sabías si era para tu mala suerte, pero cuando decías "tareas" no te referías a los labores de la casa. No; era más que eso, porque claro que también te tomabas la molestia de cubrir el aseo de tu casa, ya saben; barrer, cocinar, hacer lonches, trapear y bueno; más de ese tipo de cosas. La verdadera cuestión aquí es que tu querida madre, a sus años se le había ocurrido la fantástica idea de seguir estudiando, y claro que era fabuloso; te sentías orgullosa de esa gran mujer a la que llamabas mamá, en todos los aspectos, incluso alardeabas al decir que tú misma la alentaste a tomar esa gran decisión, era gratificante y digno de admirar, porque no era fácil, no cualquiera quería superarse a sí miso en el aspecto académico, pero desde luego que a su edad necesitaba un poquitín de ayuda, por lo que tú te encargabas de apoyarla lo más que podías.

Cómo la noche anterior, que ambas se pasaron más de cinco horas seguidas terminando las tareas atrasadas que tenía. Menos mal que estabas de vacaciones, porque con todos esos pendientes -sumándole a los que podrías tener de tu carrera- habrías perdido la cordura desde hace mucho.

Jack in the box; jhs // ONE SHOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora