La infernal tristeza

Canto VIII: Los 3 anillos

Eva y Marioneta entraron al local, a lo cual Cinthia quedó en shock ¿Cómo podría ser que su hija estuviera ayudando a una asesina? Además ¿Qué hace con un ser alado?

Eva: H-Hola -tartamudeo

Cinthia: ¡Susan! ¿¡Qué demonios hace ella aquí!? Además ¿¡Qué hace un ángel aquí!?

Susan: Mamá te dije que tuvieras la mente abierta, solo entiéndeme

Cinthia: *Suspiro* Y dime ¿Quién eres tu chico alado?

Marioneta: Emm, yo soy Zack y tengo 116 años y... Ya, sinceramente no sé que decir, bueno... Solo me disculpo por el hecho de que Eva secuestró a su hija

Eva: Si señora, enserio le pido una disculpa, nunca quise hacerle daño... Real daño

Cinthia suspiró profundamente y se dirigió con la mirada hacia Susan

Cinthia: Se que no vinieron solo a visitar, dime hija ¿Qué necesitas?

Susan: Nada se te escapa mamá, y si necesitamos tu ayuda, lo que pasa es que ocupamos cambiar de apariencia para poder llegar hasta un lugar en especial

Cinthia: ¿Y qué lugar sería ese?

Eva: “Al Averno”, al “lago de fuego”.

Cinthia: ¿Eh? ¿A qué te refieres niña?

Eva: Al mismo infierno señora, así que ¿Nos va a ayudar?

Cinthia: Muchacha... ¡Pero qué locuras dice! Está realmente claro que haz perdido la cabeza ¡Estás chiflada! !Loca!

Eva: ¡Ja! Claro que eh perdido la cabeza, ¡ahora estoy demente!, pero déjeme decirle algo

Cinthia: ¿Y que sería lo que me quieres decir?

Eva: Las mejores personas lo están

Cinthia se quedó estupefacta, realmente quería decir algo para contradecir lo que acababa de decir, pero... Sabía que tenía razón, así que solo bajo la cabeza e hizo espacio al silencio

Susan: ¿Mamá? ¿Qué pasa?

Cinthia suspiró profundamente levanto la cabeza en vista a los tres que estaban delante y abrió la boca

Cinthia: Bien, los ayudaré, pero... Debes de prometerme que mi hija no va a morir

Eva: Señora, tiene nuestra palabra

Marioneta: Su hija no morirá y volverá sana y salva hasta usted

Marioneta y Eva dijeron casi gritando al unisono

-¡Ella no morirá!

Cinthia: Bien muchachos, confío en su palabra, así que esperen aquí y les traeré algo con lo que podrán camuflarse tal cual como si de un camaleón se tratase

Susan: Gracias mamá -dijo con una leve sonrisa

Cinthia se apresuró a la parte trasera del local, dejando solos a Eva, Marioneta y Susan, dónde encontró una gran cantidad de objetos raros, peculiares, y con extrañas habilidades aunque lo que buscaba era una pequeña y polvorienta caja de color negro con unas extrañas inscripciones en la tapa, talladas con algo parecido al oro.

Al encontrarla sopló el polvo que en ella (la caja) se había acumulado, la abrió y le dió un pequeño vistazo a lo cual no pudo evitar esbozar una tenue sonrisa, era claro, había encontrado lo que estaba buscando, tomó la pequeña caja y se dirigió de nuevo al mostrador en dónde esperaban los demás.