▲△Capitulo 3△▲
La conferencia de prensa fue en White Plains, en la oficina de William Hamilton, un conocido abogado criminalista contratado por la familia Westerfield para probar la inocencia de Robson Parke Westerfield.
Hamilton abrió el proceso presentando a dos hombres. Uno era el padre de Rob, Vincent Westerfield, de sesenta y tantos años, de rasgos aristocráticos y cabello plateado. El otro, a todas luces nervioso, un tipejo de mirada torva que podría andar entre los sesenta y los setenta años, era Will Nebels.
-- Will Nebels se ha desempeñado como trabajador en Oldham por años -- explico Hamilton--. Con frecuencia laboro para la señora Dorothy Westerfield en su casa de campo, en cuya cochera fue encontrado el cuerpo de Andrea Cavanaugh. Junto con otras muchas personas, al señor Nebels se le pregunto por su paradero la tarde del martes en que Andrea perdió la vida. El señor Nebels aseguro entonces que habia almorzado en la cafetería local y se fue directo a su casa. Fue visto en la cafetería y no había razón para dudar de su aserto. No obstante --prosiguió--. Cuando Jake Bern, el escritor de historias basadas en crímenes reales, quien a la sazón redacta un libro sobre la muerte de Andrea Cavanaugh y la inocencia que alegaba Rob Westerfield, entrevisto al señor Nebels, salieron a la luz nuevo hechos.
Hamilton se volvió hacia Nebels.
-- Will, ¿puedo pedirle que le diga a los medios lo que conto exactamente al señor Bern?
Nebels se agito nervioso. Parecía incomodo con la vestimenta, traje, camisa y corbata que, estoy segura, le dieron para la ocasión.
-- Me siento mal --comenzó a decir Nebels con voz ronca--. Es algo con lo que he estado viviendo, y cuando el compañero escritor comenzó a preguntarme, comprendí que tenia que sacármelo del pecho.
Relato entonces la misma historia que se había divulgado por cable: había visto a Paul Stroebel manejar hasta el escondite de la cochera en el auto de Rob, y dirigirse allí portando un objeto pesado. Se insinuaba, por supuesto, que el objeto de que se trataba era el gato que fue utilizado para golpear a Andrea hasta matarla, el que fue encontrado en el maletero del auto de Rob Westerfield.
Toco entonces a Vicent Westerfield el turno de hablar.
--Mi hijo ha estado encerrado en la celda de un presidio por veintidós años, entre criminales altamente peligrosos. El siempre ha clamado que es inocente de ese terrible crimen. Había ido al cine esa noche. Estaciono su automóvil en el centro de servicio donde Paul Stroebel se hallaba trabajando. Rob le aviso que dejaría allí su auto. Paul siempre a negado este recuento de los hechos, pero ahora tenemos la prueba de que ha estado mintiendo. Mientras mi hijo veía la película, Stroebel se traslado en el auto a lo que ellos llamaban el escondite y mato a esa chica.
Se irguió y continuo su alegato:
-- Mi hijo a venido a apelar por la libertad bajo palabra. Tengo entendido que será liberado de la prisión. Eso no es suficiente. Con esta nueva evidencia buscamos un nuevo juicio, y creemos que Rob será absuelto. Solo cabra esperar que Paul Stroebel sea llevado a juicio y puesto tras las rejas por el resto de su vida.
Yo miraba la conferencia de prensa por televisión en la pequeña sala de estar en la planta baja de la posada. Deseaba arrogarle algo a la pantalla. Para Rob Westerfield se trataba de un doble triunfo: si de nuevo era encontrado culpable, ya habría cubierto su sentencia. Si era absuelto, el Estado no llevaría necesariamente a Paulie Stroebel a juicio bajo la palabra de un testigo que no era de fiar. No obstante, quedaría como el asesino ante los ojos del mundo. Supongo que otras personas habían escuchado sobre la conferencia, por que tan pronto como la encendí, se amontonaron.
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