1. Regresando a la luz

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Lumine esperaba esa reacción, pero también deseó equivocarse, ahora tenía a sus niños abrazados entre ellos asustados por el grito.

~Unos minutos antes ~

Lumine entraba con seguridad a la ciudad de Mondstadt después de estar encerrada en su Tetera por casi cinco años para mantener seguros a sus hijos. Vamos, no fueron planeados o sus padres estaban realmente enterados de su existencia, pero no por eso menos amados. La joven madre, Paimon, Éter, Barbara, Sacarosa e incluso el espíritu de la tetera se enamoraron de los pequeños desde que fueron pequeñas luces naciendo de la energía vital de Lumine y empezaron a tomar forma rápidamente, similares a bebés normales, bueno, la mayoría.
Eso le causó sorpresa, era sabido que su especie se alimentaba de la energía vital de sus padres hasta los 6 meses, para luego salir y tomar la apariencia de un niño de cuatro o cinco años. Supuso que está era la consecuencia por estar con los seres de ese planeta y la falta de un padre que suministre la otra mitad de la energía.
Miró con cariño a esas criaturas, nacidas de ella, hermosas luces de colores diferentes como sus padres. Le sorprendió en gran medida, pero su hermano la ayudo a conseguir fragmentos de estrellas y las turquesas para absorber energía.

Escucho con diversión las historias de sus amigos creando teorías y algunos listos para ir a buscarla a los Fatui que seguramente la tenían secuestrada. En nombre de la paz, decidió mandar unas cuantas cartas a sus amigas.

¿Por qué no a los chicos?...

Ellos simplemente no se comunicaron con ella más de una ocasión en su cumpleaños. No es que ella les pudiera reclamar, después de todo, ya no tenía ese tipo de relación con ellos o tal vez ni siquiera lo recordaban.

¿Cómo hacerlos responsables de algo que solo ella tenía idea que ocurrió? Jamás los obligaría a tomar responsabilidad por actos que tal vez no tomaron concientes.

Aunque parte de ella sabía la verdad, que simplemente no les aviso por mero miedo de que sus amados hijos fueran rechazados por ellos.

Después del nacimiento de sus hijos, se encontró corriendo de un lado al otro, consiguiendo alimentos adecuados para cada uno, pues tan especiales como algunos de sus padres, no todos podían simplemente ser alimentados con la leche que su cuerpo podía producir.

Paimon salió muy afectada de esto, porque vio como la chica cocinaba platillos que ella en definitiva no quería probar.

Le alegraba obtener la ayuda de sus amigas y que tres de los adeptus aceptarán ayudarla a conseguir ciertas comidas mínimas y las entregarán a sus amigas sin hacer preguntas.

Esos años pasaron volando, entre Éter entregándole cualquier cosa que necesitará comprar.
Le alegraba poder cambiar el diseño de su hogar  y poner más edificios como juegos para sus niños.

Usaban los fuegos artificiales en su cumpleaños, comían frutos frescos, descansaban y nadaban en la playa, perseguían a sus perros y cristalopteros. Lo único que no previó fue que dos de sus dulces hijos eran algo... Entusiastas al momento de perseguir a los animales de caza como los jabalíes. Por esa razón tuvieron que utilizar una isla únicamente para eso y traer una que otra creatura salvaje de remplazo.

Grande fue su alegría cuando la Preservadora de nubes le ayudo a sus hijos a mantener una forma humana estable, sin pedir información sobre sus padres o hablar de ellos a cambio de poder visitarlos cada cierto tiempo. Aunque unas palabras la dejaron ver que ella sabía quienes eran los padres.

- En todos mis años de existencia, jamás pensé que llegaría a ver la descendencia de un dragón y un Yaksha ser hermanos. Esto también lo hago en nombre de mi señor que hubiera estado encantado de ver a su descendencia, tal vez tanto como a mí señora Guizhong.

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