2. Flores

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Yor suspiró oliendo el ramo de flores carmesí en sus manos. Uno muy grande y brillante para llamar la atención. Con Loid ahí, presumiblemente todos pensaban que era obra suya; y por su cara de limón daban por hecho que se debía a la vergüenza.

—¿Otra vez?

—¿No son bonitas?

Loid Forger y Yor Briar era una de las parejas que corrían de boca en boca por los pasillos los últimos cuatro meses desde que comenzaron a "Salir". Pero hace dos semanas un nuevo número a su calendario se sumó a todas las mañanas: un admirador secreto de Yor.

—Son espantosas, ni siquiera te gustan las rosas.—Atacó cruzándose de brazos mientras se rescostaba sobre el casillero de enseguida.

Para Yor Ignorar sus comentarios negativos entró en una tradición; total, solo es uno más. No sabía ni para que preguntar si desde la primera ocasión puso cara amarga, la misma que se disolvió al concluir que era una equivocación; mas al otro día con un nuevo detalle confirmaron que el pedido coincidía con ella.

—Me gustan las rosas. Tú simplemente no prestas atención cuando te hablo.

—Si lo hago. —Refunfuñó él y delineó una mueca desagradable, fue una ofensa que él solito originó.

Eso de no entrometerse mucho en su vida estaba bien, pero la magnitud que empleaba lo convertía en un enemigo para si mismo. Un desconocido conocía el gusto de Yor, y él, quien debió considerar tales pormenores, no lo centralizó mucho.

—De cualquier modo. ¿Que hacen mandándote flores? Todos saben que tienes novio.

—No eres mi novio real.—Bufó ella levantando una ceja.

Ella sabía por dónde atacar cuando lo aprendía de él en con mismas tácticas de combate verbal .

—Frente a los demás si....y no lo digas tan fuerte, nos pueden escuchar.

Su modo tan despectivo le hacia dudar si algo le molestaba. ¿Se enojó? ¿Ahora que hizo?

<<Más bien que no haz hecho, patán maleducado>>

—¿Te las vas a quedar?

—No pienso desperdiciarlas.—Regresando en su semblante relajado, ella las guardó con sumo cuidado de no doblarlas.

—¿Por qué estás tan a la defensiva con eso?

—Son flores Loid, no tiene nada de malo. A mamá le encantan también, puedo ponerlas en un jarrón de la sala.— Explicó cómo su fuera lo más obvio—Eres tú el que te pones en retaguardia.

—No lo hago.  Eso significa que alguien está abriendo tu casillero sin permiso.

—No le he dado la llave a nadie, pero nunca deja rastro de robarse o hacer algún daño.

—¿Y tu diario?

—No hay nada importante aquí, son solo libros.—Antes de guardar las flores, una pequeña hoja de color rosa se resbaló desde el papel celofán decorado que cubrían los tallos. —Mira, una nota.

Loid entrecerró los ojos prediciendo que diría allí. Un halago, una carta ligera, quizás una pregunta melosa que solicitara una respuesta de Yor.

—Esto es el colmo.

—Silencio. —Habló sin quitar la mirada del papel— "Me gustó tu peinado de ayer, te queda muy bien el cabello suelto con el broche que te regalé. Noté que cambiaste de perfume"

Era inevitable torcer los ojos. Cualquiera repararía su cambio de perfume y peinado suelo.

Un broche con detalles de oro bastante feo desde su punto de vista; las chicas tenían muy mal gusto, pues sus amigas dijeron todo lo contrario a él.

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⏰ Última actualización: Jul 30, 2022 ⏰

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