capitulo 4

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El castaño se había quedado mirando la belleza de la hermosa chica rubia. Se quedó mirándola por unos minutos hasta que se dio cuenta de lo que hacía, por lo que fue a levantar el velo que se había caído al suelo.

-Aqui tiene

Dijo Issei entregándole el velo a la chica rubia, que lo tomo y le agradeció

-G-Gracias, esto...

-No hay de que, y me llamo Hyodou Issei, puedes llamarme Ise

Respondió el castaño

-¡Ah! ¡Es un gusto Ise-san! Mí nombre es Asia Argento, llámame Asia

Se presentó la rubia

-El gusto es mío, Asia

Respondió el castaño con una sonrisa

Pov Issei

Estaba ayudando a Asia a juntar su ropa que estaba en el suelo. Después de eso ella me agradeció por la ayuda, pude notar por su asentó, que ella era extranjera, si no me equivoco, creo que es de Italia, suerte que aprendi a hablarlo un poco gracias a Oto-san.

—Gracias por la ayuda, Ise-san

—No hay de que, Asia. ¿Y que te trae a Japón? ¿Vienes de visita?

Le pregunté a Asia, la razón de por qué una monja como ella está en Japón. Ella negó con la cabeza

—No. Vine aquí para poder inculcar la religión católica en Japón. Ise-san ¿Sabe dónde está la Iglesia? Me dijieron que abría una aquí

Ella me preguntó eso

La única Iglesia que conozco cerca de aquí, es la Iglesia abandonada, y si no me equivoco, hay es donde se esconden los angeles caídos... Tengo un mal presentimiento, por lo que decidí decirle esto

—Asia... La Iglesia de la que me hablas esta abandonada hace años

Lo dicho por mí sorprendió mucha a Asia

—¿Eh? ¡Pero me dijieron que alguien me iba a esperar ahí¡ ¿Acaso me mintieron? ¿Me abandonaron aquí? ¡No tengo forma de volver o un lugar en donde quedarme!

Ella comenzó a derramar lagrimas, al mismo tiempo que ella cayó de rodillas.

Está situación me hizo sentir mal, pero es por su bien. Pero ella dijo que no tiene un lugar en donde quedarse, de seguro esperaba quedarse en la Iglesia. Ya no pude soportar más esta situación, así que le dije

—¡Asia...! Si no tienes un lugar en donde quedarte... Puede quedarte en mí casa si quieres

Cuando le dije eso ella dejo de llorar y me miró sorprendida

—¿E-Enserio? ¡N-No, no podría abusar así de su amabilidad Ise-san!

Dijo ella como queriendo negarse

—No es problema, después de todo tengo mucho espacio, así que no sería ningún problema

Le dije a Asia, la cual se puso muy feliz

—¡Gracias, Gracias, Gracias! ¡Usted es muy amable Ise-san! ¡De seguro Dios te envía a mí para ayudarme!

Dijo ella mientras comenzaba a rezar

Después de ello tomé su maleta y le dije que me siguiera. Pero derrepente escuchamos a un niño llorando, porque se había caído y se había lastimado la rodilla. Asia rápidamente se acercó al niño y se arrodillo para estar a su altura y le acaricio la cabeza

—Vamos, vamos, un hombre no debería llorar por algo como eso

Dijo Asia para después junta sus manos frente a la herida del niño

Issei humano o armaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora