Una muerte ¿inesperada?

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SARA

Cuando abrí la puerta de la habitación de mi padre, apenas podía ver que se hallaba encima de la cama, la luz era tenue apenas se apreciaba ya que las ventanas estaban cerradas con el dispositivo mecánico de seguridad. Al mi padre no contestar, decidí abrir las ventanas para que entrara la luz. Estaría dormido, supuse. Cogí la pequeña palanca para abrir la ventana, que siempre la guardaba en su mesita de noche. Algo que solo sabía yo y Chufi, supongo. Cuando ya entró más luz mis ojos tardaron unos segundos en acostumbrarse a la claridad de este lluvioso dia, al girarme en dirección a la cama de mi padre, me quedé quieta, se me cayó el mando y empecé a gritar. Mi padre estaba degollado encima de las impolutas sábanas blancas.

Empecé a moverme por el espacio como un ente, perdí los estribos completamente, lloré, grité y golpeé todo lo que estaba en mi camino, la ansiedad estaba saliendo. No podía ser posible. Esto no era real... No podía ser real...

Intenté acercarme, pero no podía, estaba paralizada por la escena... Me paré en seco. Yo no estaba paralizada, algo me estaba paralizando. Algo no me dejaba avanzar hacia mi padre. Se sentía como si hubiera una barrera invisible entre el cuerpo inmóvil de mi padre y el mío. Rodeé la cama, pero sucedió lo mismo, si antes me encontraba en shock, ahora estaba totalmente confundida, nada parecía tener sentido ahora mismo, estaba dudando incluso de mi propia existencia en esta estúpida tierra.

A pesar de la distancia que era ejercida entre nosotros, pude ver la macabra expresión que se hallaba en su pálido rostro. Sus hermosos ojos, ahora sin su brillo característico, estaban abiertos hasta el punto que parecía que se le iban a salir de las órbitas. Lo único que tenía claro era el hecho de que lo había pasado mal. Había sufrido hasta su último suspiro. Quien fuera que había cometido esa atrocidad, le había asustado.

Volví a intentar acercarme de alguna manera a él, sin éxito alguno. Al darme cuenta de que esto era tan loco como ridículo, bajé corriendo las escaleras hacia la cocina para hacer lo único que estaba en mis manos en ese momento.

Ya allí, me senté y tras tomarme unas respiraciones y tranquilizarme lo suficiente como para poder narrar lo sucedido, decidí llamar a la policía. A mitad de la llamada, escuché unos ruidos en el pasillo que había cruzado minutos atrás de encontrarme con la perturbadora escena. Lo ignoré, no creo que estuviera muy cuerda. No veía a Chufi, así que lo más probable era que estuviera merodeando por arriba. No conté nada acerca de mi pesadilla ni del hecho que no me podía acercar a mi padre. Sentí que si lo decía me iban a llamar loca psicópata e iban a ignorar mi llamada por completo pensando que se trataba de una broma infantil.

Mientras llegaban, me paré a pensar y como no me había torturado lo suficiente, recapitulé todo lo que había sucedido. Entonces me di cuenta de algo. Un detalle que se me había escapado. Las ventanas estaban completamente cerradas, y solo se podían abrir con la palanca que el guardaba. Entonces... ¿cómo habían entrado en la habitación? ¿Por dónde? Nada parecía tener sentido en ese momento, y no ayudaba el hecho de que estuviera hecha un lío. No podía pensar, y no tenía muy claro que ni siquiera quisiera. Todo era una puta pesadilla que no parecía tener fin. En ese momento deseé que ocurriera como las que tenía cada noche, dolían, quemaban en el momento pero después se perdían en la memoria, archivadas hasta el día siguiente cuando sucediera lo mismo, la misma mierda día tras día, fingiendo que todo estaba bien sin saber cuando dejará de estar mal, si por un segundo habrá una pausa.

¿Y si? pero enseguida descarté la opción. Esas cosas no existen, me repetí.

Mi cabeza estaba llena de pensamientos ruidosos, sentía como si estuviera a punto de explotar. No escuché el timbre de casa hasta la tercera vez. Cuando abrí la puerta, me encontré de bruces con él, no me lo podía creer. Nos quedamos congelados mirándonos por unos segundos. ¿Cómo se me había olvidado de que era guardaespaldas y que colaboraba también como policía ? El mundo me odiaba, parecía que estaba conspirando contra mi.

Lo Que No Me Dijiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora