Lunes 3 de junio, 2019
Apolo Hathaway.Solté un bufido en cuanto el grupo de adolescentes de la prepa de Hera rodearon el auto. Amaba ser famoso y que me conozcan por mi música, si, pero odiaba estas partes de eso. No podía caminar por un lugar tranquilo, ni podía ir a buscar a mi hermana sin que los fans aparecieran.
Obviamente, eso no era totalmente de mi agrado, pero tampoco me molestaba, al menos, no al punto de querer mandarlos al infierno.
Pasaron aproximadamente diez minutos en los que Hera no salía, lo cuál era raro en ella, solía ser muy puntal, ella era quien mas detestaba a los fans.
¿Dónde estas, hermanita?
—Bien, voy a bajar —corté el sermón de Ellen, mi representante y mejor amiga, abriendo la puerta del conductor y al mismo tiempo empujando algunas de las personas fuera.
Podía sentir la pesada mirada de Ellen en mi espalda, pero bueno, Ellen miraba mal a todo el mundo, no tenía demasiado de lo que preocuparme.
Caminé empujando —literalmente— a cada persona que intentaba sacarse fotos y esas cosas, quizás le había pasado algo a Hera y por nada del mundo me concentraría en fotos con fans, Hera siempre sería mi prioridad, lo era desde ese día.
No se como lo logré, pero pude entrar a la escuela sin que el batallón de adolescentes me siguiera, al poner un pie en el pasillo de la prepa, pude divisar la larga cabellera platinada de Hera.
Enarque una ceja y baje un poco mis lentes de sol con un dedo, observando a la mujer frente a ella. Estaba buena, y solo estaba viendo su espalda. Saqué los lentes y los coloqué en mi cabeza, sosteniendo mi cabello.
Debería cortarlo.
Entonces, camine a paso tranquilo hacia donde estaba mi hermana, en algún momento, cambiaron de lugar y termine llegando por la espalda de H por lo tanto, apoye mi mano sobre su hombro.
No puedo evitar sonreír al ver los ojos de la mujer —o chica, porque no parecía tan mayor— recorrerme. Aproveche el tiempo para hacer lo mismo que ella.
Estaba vestida con un suéter rosa chicle y tenia una falda suelta de color blanca, que le llegaba unos dedos por encima de las rodillas. Su cabello era pelirrojo anaranjado, parecía fuego, y estaba recogido en una perfecta colita —¿era normal querer agarrar el cabello y tirarlo? ¿o solo era yo?—. Pasé a su rostro, su piel era pálida y estaba repleta de pecas, tenia las facciones finas, casi parecía una muñeca de porcelana de esas que Hera coleccionaba, preciosas y aterradoras.
Estaba levemente maquillada, como Ellen solía decir 'al natural'. Y sus ojos grises resaltaban. En resumen, era preciosa.
Luego de presentarnos y hablar levemente —siendo interrumpidos por Hera—. Nos largamos.
—No —negó Hera ni bien subimos al auto, la mire con confucion.
—No... ¿qué?
—No lo harás, no te ligaras a mi profesora de Literatura, Apolo Hathaway —me señaló con su dedo índice.
—¿Qué Apolo hará que? —se acercó Ellen entre los asientos.
—Que no haré nada, ni siquiera es tan linda —mentí descaradamente, ¿mencioné que era pésimo mintiendo? Bueno, eso explicaba el porque ambas mujeres me miraban a punto de estallar en carcajadas—. Cállense, pesadas
—¿"Ni siquiera es tan linda"? ¿En serio, Polo? —río la mayor—. Siempre te delatas cuando mientes.
Puse los ojos en blanco antes de empezar a manejar, detestaba cuando esas dos se ponían de acuerdo para burlarse de mi.
ESTÁS LEYENDO
Entre Libros y Canciones
Roman d'amourEran perfectos el uno para el otro, destinados a vivir un amor sincero entre libros y canciones.