1

365 19 1
                                    

No podía creer que estaba volviendo a mi antiguo hogar después de dos años. Había pasado tanto tiempo; no tenía donde ir, por lo que me inscribí en una página para personas que no tiene donde quedarse al llegar al país. Tuve suerte y una familia con dos hijos dejo que me quedase con ellos.

Como allá estaban de vacaciones, decidimos que iría a la playa con ellos para conocernos mejor. Era raro pensar que estaría de vacaciones con una familia que no conocía, pero tenía esperanzas de llevarme bien con ellos.

Estaba armando las maletas para irme. Pero me acorde que a donde iba hacia calor o eso me parecía, por lo que decidí ir a comprarme ropa. Hacía dos años tenía un estilo abierto pero luego de lo que paso me había vuelto muy introvertida. No podía creer lo que estaba haciendo, ¡no iba a encontrar nada que me gustara! Me canse, puse todo lo que tenía en mi valija, hasta las cosas que antes solía usar y me dirigí al aeropuerto.

Llegue temprano por lo que tuve que esperar media hora. Cuando me estaba dirigiendo al último check in mi maleta sonó al pasar por el detector de metales. Fue tan incómodo como la abrieron para revisarla. Luego de un rato encontraron un anillo. Lo tomé, cerraron la valija y caminé hasta el avión. Cuando me senté, saqué el anillo de mi bolsillo y no pude evitar sentirme mal y llorar un poco. Recordaba perfectamente por qué no lo usaba; era algo que usábamos en conjunto con ellos. Lloré un poco más, los extrañaba tanto, al menos a casi todos. Pensé un segundo en él, solo uno; y solloce un instante para luego sentirme enojada. Gracias a lo que pasó ya no soportaba que me llamaran "Pecas", es mas a estas las pintaba para que no se vieran. Pero hoy no lo había hecho; me parecía horrible volver al lugar donde me crié, estar con una familia que dejo a una extraña quedarse con ellos, y estar siendo algo que no era. No podía. Seguí mirándolo, saque mi collar de adentro de mi remera. En él había cuatro anillos iguales. Puse el anillo con los otros; eran todos idénticos salvo por las iniciales que tenían y los tamaños.

Deje de pensar en ellos. Me puse mis auriculares para distraerme un poco. No sabía que escuchar, por lo que me puse a revisar mis álbumes. Al final de todos había uno que decía el cuarto poder. Que cerca estuve de formar parte de él, en cambio destruí lo que tenían esos chicos. Se ve que mi cara preocupo a una señora que estaba al lado mío.

- Hey ¿qué pasa? No hay que ponerse mal, seguro que vas a volver a tu hogar. Solo será una visita y listo.

- Oh no hace falta que se preocupe por mí, pero no creo que vuelva de donde vine.

- Nena nunca digas eso, siempre se vuelve al lugar que uno que quiere.

- Es justo lo que estoy haciendo - dije con un poco de tristeza.

La señora puso la mano en mi hombro dándome una mirada alentadora.

- Gracias - llegue a decir

Ella asintió con la cabeza volviendo al libro que leía. Me puse a escuchar ese álbum. Era tan reconfortable el sonido del teclado, el bajo era tan intenso, como olvidar la batería; y la guitarra con la voz de... ¡que molestia! ¡Todo este tiempo tratando de olvidarlo y no podía!

Parece que me quede dormida, porque cuando una azafata me despertó ya habíamos llegado.

Después de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora