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Todo el que pasaba por la acera del río Sena veía como una pareja de novios a lo lejos se besaba en la banca más lejana a las escaleras, no molestando a nadie en realidad. Incluso daba hasta ternura.

Que bueno que miraban de lejos, pues el par de adolescentes, quienes eran nada más y nada menos que nuestros protagonistas, estaban besunqueandose con necesidad, aprovechando que Tikki y Plagg estaban jugando con los pececitos en el fondo del río.

Pero entonces escucharon el sonido de un costal caerse al suelo a la lejanía, no haciéndole caso hasta que escucharon que comenzaba a quejarse.

-¡Aauch!

Había sido Kagami que había vuelto a tirarse de las escaleras. Los dos se separaron de inmediato y miraron de quien se trataba, limpiándose los labios y corriendo a ayudarla sin pensarlo, esperando que no los hubiera visto.

-¿Estas bien?

-Eso puede perjudicar al bebé.

Comentó Adrien con inocencia sin saber que esa había sido la idea. La japonesa asintió como respuesta a la primera pregunta mientras se tocaba su nariz con dolor, sentada ya en la banca.

-¿Que hacían?

Preguntó y ellos negaron.

-Nada importante.

Dijo la ojiazul roja, mientras relamía sus labios inconscientemente. Si Kagami supiera que estaban saliendo se enojaría mucho ¿que tal si se enojaba tanto que explotaba? De hecho tuvo un sueño sobre eso.

-Parecía que se besaban.

Dijo con una leve sonrisa juguetona y los dos negaron rápidamente.

-¡No, no! Solamente tenía un grano y se lo quité.

Dijo Agreste y tomó las mejillas de la azabache de manera ligeramente brusca, al mismo tiempo que ella misma señalaba el punto.

-Mira, es tan bueno que no me dejó marca.

El rubio asintió a la vez que Kagami reía internamente al no haber notado que él tenía brillitos en su boca, el brillo labial de Marinette.

-Bien

Y se quedó con ellos mientras comenzaba a lanzar piedras al río, mirando como le daba a un pez rojo con una gran mancha negra en la frente que flotaba en el río, mirando como se hundía haciendo burbujitas.

El par se tensó en sus asientos mientras la ojiazul miraba con angustia el agua, escuchando como la japonesa contaba sus tragedias.

-Y por eso me tiré, porque mis robots ya no reconocen mi anatomía al escanearme. Mi mamá dice que puede ser porque estoy creciendo pero creo que es por el bebé. Hablando del bebé, ya encontré un sesto de basura donde esconderlo hasta que comience a hablar. Y si llora, le diré a mi madre que es un tamagochi. No lo verá jamás. Eso es si no cambio de opinión más adelante.

Dijo teniendo uno a cada lado mientras que ellos, detrás de la banca tomaban sus manos.

-Que miedo estar en tu vientre.

Dijo la ojiazul inconscientemente, teniendo la completa razón.

Adrien no sabía que le gustaba menos, si morir en el vientre, o morir de manera lenta por los horribles cuidados de una madre adolescente que iba a tenerla escondida en un sesto de basura de su habitación.

Estruendo y rayos apareciendo desde el cielo. Increíble la manera en que el calmado ambiente había cambiado  completamente en menos de 5 segundos. Los tres chicos giraron la cabeza hacia el cielo de sus espaldas y miraron a un akuma repartir rayos plateados en dirección a ellos.

-Memorias mías, memorias mías.

Gritaba repartiendo su ataque por las calles, alejándose de ellos con rapidez pues el quería continuar. Dos suspiros de alivio salieron de la chicas al verlo irse. Enserio creyeron haber salido ilesos cuando de repente giraron a ver al rubio que estaba mirando al suelo fijamente.

-¿Estas bien?

Preguntó la japonesa y el negó.

-¿Que estoy haciendo aquí? ¿Quienes son ustedes? ¿Quien soy yo?

Susurró asustado y las dos se negaron para si mismas mientras la ojiazul subía la escalera para ver si era seguro esconderse en la escuela o en la panadería.

-¿El akuma te hace perder la memoria? En ese caso ¡Akuma, akuma! Aquí, ayúdame a olvidar mis problemas.

La azabache calló a Kagami algo estresada.

-Te llamas Adrien y somos tus amigas, estás seguro con nosotras, solo procura hacernos caso.

Dijo la ojiazul. Adrien se le quedó mirando con sus ojos brillosos fijamente a la franco-china, no habiéndolo notado ella pues estaba intentando crear un plan. Después de unos segundos notó la mirada verde del chico sobre ella.

-¿Pasa algo? ¿Necesitas algo?

Él sonrió.

-Necesito tu número.

Ella le miró y sonrió derrotada mientras intentaba quitar su sonrojo.
.
.
.

Todo volvió a la normalidad y Adrien al regresar a su conciencia casi le da un infarto al ver que no tenía su anillo. Marinette, quien había tomado su anillo para derrotar al akuma, salió del baño público y corrió a tomar la mano del secreto héroe para ponerle disimuladamente el anillo.

Kagami en cambio estaba ocupada con una banana que sacó de quien sabe dónde.

-Me quiere, no me quiere, me quiere...

Dijo mientras le quitaba la cáscara en porciones finas y los dos se le quedaron mirando.

-Con flores es normal ¿pero con bananas?

Él asintió de acuerdo con el amor de su vida.

Continuara...

Que difícil es existir. Mi vida es un caos pero al menos... no, mi vida sigue siendo un caos. Odio existir siendo una estudiante irregular. Odio respirar sabiendo que soy esa.

En fin, disfruten.

El Embarazo De KagamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora