La mantequilla

El señor croqueta.

Mientras todo el mundo disfrutaba del duradero verano fuera de sus casas, el señor croqueta lo pasaba amargado en su viejo sillón viendo la tele.

Llevaba exactamente 13 días haciendo la misma rutina. Comer, ver la tele, comer, dormir y vuelta a empezar.

Así que se le ocurrió un plan. -Y si le robó la mantequilla a la señora a la señora mosca.- se dijo así mismo.

No es que se llevasen muy bien, pero no lo hizo especialmente por alguna venganza pendiente. Solo se le ocurrió hacer exactamente eso.

Una idea de la que se arrepentiría en un futuro.

Una idea que podría terminar con la extinción de la historia de la humanidad.

Así que levanto su gordo culo del sofá y se dirigió a la casa de la señora mosca.

Se asomo a la ventena y observó que la señora mosca estaba haciendo su rutina de zumba.

Era el momento perfecto para buscar una posible entrada. Así que busco al rededor de toda la casa.

Lo más parecido que encontró fue un agujero por donde entraban las ratas para robarle comida a la señora mosca así que con todas sus fuerzas trato de entrar en el agujero. Pasaron 10 minutos y casi lo tenia hasta que...

¡PUM! Entro, pero un fuerte estruendo sonó al rededor de todo la casa. No se preocupó ya que la señora mosca tenía problemas auditivos por exceso de cera.

Tranquilamente se dirigió hacia la sucia nevera y... Ahí estaba. Su objetivo.

Cogió la mantequilla con sus pezuñas y de vuelta se dirigió a fuera a través de la puerta la cual estaba abierta desde dentro. Y para terminar se dirigió al pequeño jardín para disfrutar de su manjar.

Pero eso no termino ahí.

Afortunadamente el jardín se encontraba al lado de una ventana abierta y el señor croqueta pudo escuchar con su afinado oído todo lo que estaba sucediendo en la casa.

Después de escuchar unas sirenas, se levantó alteradamente y sin querer manchó su camisa blanca.

No tenía tiempo para limpiarse, así que se dirigió corriendo a su casa para pensar que hacer.