¿Granger?

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Aclaración : En esta historia Dumbledore, Severus y Cedric están vivos.

Aclaración : En esta historia Dumbledore, Severus y Cedric están vivos

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—¿Draco?  -la voz de Narcissa lo quitó de su ensueño. Él la miró molesto, odiaba que entren a su habitación sin avisar.

—Madre, te he dicho muchas veces que...

—Sé que te molesta que no te avise que voy a entrar, pero soy tu madre -Draco rodó los ojos y decidió evitar una discusión.

—Antes de que preguntes, sí.

—Lo supuse, te oí gritar dormido. Draco, tienes que olvidar lo que pasó, tú no tuviste la culpa, estabas muy joven, y tu padre...

—Ya, madre -El joven la acalló —sé perfectamente lo que pasó, pero es que esa voz...no me deja tranquilo.

El joven estaba confundido, pensaba y pensaba tratando de resolver el porqué dicha voz lo invadía sin permiso alguno, por qué aparecía en sus sueños, por qué lo llamaba con tanto anhelo. Bufó molesto, y tras tomar un poco del agua directamente de la jarra que se encontraba en su mesa de noche, decidió no pensarlo más. Se encogió en forma fetal abrazándose así mismo, tratando de borrar esas imágenes de su mente y por enésima vez, trató de conciliar el sueño.

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Hermione Granger, comenzaba su séptimo año en Hogwarts, tenía ilusión de ver a sus amigos nuevamente, pero eso no quitaba el hecho de que se sintiera un poco triste por ser el último año que vería a todos. Estaba de más decir que le había tomado un gran cariño a la escuela. Incluso estaba segura de que echaría de menos a los profesores, compañeros con los cual se llevaba muy bien, y hasta a algunos fantasmas del castillo.

Cuando abordó al tren, Harry, Ron, y Ginny, esperaron a que se acerque con una gran sonrisa. A Ron no se le pasó el detalle de que ella estaba cambiada. Hermione había crecido notablemente estas últimas semanas; por ejemplo, su cabello estaba más largo que la última vez que la había visto, su cuerpo había obtenido nuevas curvas, y su rostro había perdido toda hinchazón infantil para dar paso a uno más amoldado a la madurez.

—Wow Hermione -soltó Ginny mirándola desde la punta de su cabeza, hasta la punta de sus pies -Dime cual es la poción que ingeriste, ¡Mira tu cuerpo!.

—No he ingerido ninguna poción, Ginny ‐respondió ella con sus mejillas rojas por la vergüenza; nunca le había agradado la idea de llamar la atención -y baja la voz, es vergonzoso...

—¿Estás más alta, Hermione? -preguntó Harry sin saber bien qué decir luego de carraspear apenado. Ron aún la observaba con la boca abierta.

—¡Weasley, cierra la boca, es asqueroso ver tus dientes amarillos! -gritó una voz conocida que se acercaba para llegar al compartimiento de prefectos.

Ron tardó unos segundos en reaccionar a la voz que se burlaba de él, así que cuando iba a responderle, Harry logró que no dijera nada.

—¿Hasta cuándo vas a hacer caso a sus provocaciones? Déjalo Ron, no vale la pena.

La Máscara del MortifagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora