Come flores, nombre dado a su más grande característica. Físicamente fuerte, complaciente, inteligente, habilidoso, talentoso y para su gusto, un tanto tonto. Pues había conocido a varios de ellos y ninguno era tan torpe como el que disimuladamente venia en dirección contraria a él.
Choi YeonJun no había dejado de frecuentarlo desde aquel día en la tienda, persiguiendo al menor que a duras penas intentaba fingir que no lo veía. Soltando una que otra risa al ver al mayor queriendo pasar desapercibido todo el tiempo, inventando excusas para poder cruzarlo en su camino por accidente.
Porque a decir verdad, el menor era ante sus ojos, alguien completamente único, como si hubiese sido flechado desde ese momento. O al menos fue eso lo que pensó al verle vestido como un pequeño oso café lleno de flores comprando miel para lo que según le había dicho Soobin, cocinaría algo que no recordaba exactamente qué era.
Las pequeñas margaritas regadas por su cabello haciendo denotar mucho a las más grandes que lucían como broches a un lado de sus orejas. Sus bonitos ojos sonrientes, la manera tranquila con la que se expresaba; seguido de una risa dulce.
Lo había estado viendo con más frecuencia, cruzándoselo en los pasillos del colegio y las calles hacia la tienda que tenían en común. Pero no, no era mera coincidencia, había alguien que estaba al tanto de todos aquellos movimientos.
HueningKai era el tonto jugando a ser cupido con el chico que le gustaba apoyándolo.
YeonJun había notado una pequeña y linda margarita en el suelo en cuanto el más bajo salió rápidamente de la tienda aquel día, quedándose sorprendido al ver que aquel no se había inmutado ni por un momento al sentir aquella flor caer de sus cabellos.
¿Cómo era posible que no se diera cuenta que una pequeña flor había caído de él?
Se suponía que los floricultores sentirían algo de dolor al perder una flor, o al menos eso es lo que le habían enseñado en su momento. Por lo que automáticamente le preocupo en demasía la salud del mas bajo y por lo que consecuentemente corrió a la farmacia mas cercana en busca de medicamentos, suplementos y todo aquello que pudiese ayudarle al mas bajo en su recuperación. Recibiendo de aquella bonita farmacéutica todo lo que había pedido además de una risa por la desesperación del joven, dejando a este un tanto confundido por la reacción agraciada de aquella mujer.
—¿Sucede algo?— Preguntó asustadizo.
—No, cariño, pero no sé si alguno de tus padres te ha dicho que dejar una flor para un come flores es un indicio de coqueteo por parte de un floricultor. Aunque no descarto la idea de que pueda estarle pasando algo, es completamente normal que estas cosas sucedan cuando hay una posible atracción de por medio.
Decir que aquello no había tomado por sorpresa al pelinegro seria mentir, pues la duda comenzó a carcomerlo por unos minutos. Hasta que finalmente descarto aquella idea, pues Beomgyu ni siquiera parecía registrarlo, ¿Qué le hacía creer que estaba coqueteando con él?
Terminó por quitar aquellas ideas de su cabeza, negando ante las palabras de aquella mujer para luego pagar por todo lo que había comprado y salir rápidamente de la farmacia en dirección a la casa de aquel muchacho de ojos cafés. Sin siquiera pensar en cómo se tomaría su repentina presencia en la puerta de la casa del ajeno.
O al menos no se había replanteado aquello hasta que la figura del mas bajo se hizo presente frente a él. Sosteniendo la puerta con una de sus manos a la vez que intentaba bajarse la camiseta que al parecer se acababa de colocar. Dejando a ambos en un silencio un tanto tenso.
Había logrado verlo de reojo, pequeñas flores en su abdomen, su piel pálida perdiéndose en lo blanco de los pétalos de las margaritas, lindo por donde quisiese mirarlo.
—¿Yeonjun?—Murmuró el dueño de casa, con sorpresa al verle con sus manos extendidas en las cuales sostenía un paquete que parecía llevar medicamentos, pues en la imagen impresa se denotaba que era de la farmacia que estaba a unas cuadras de su hogar. ¿Qué hacía Yeonjun con aquello? y, ¿por qué se lo estaba entregando a él? —¿Por qué me das esto? — cuestionó con calma, tomándolo entre sus manos para luego abrirlo.
—Y-yo... bueno, quería asegurarme de que te encontraras bien y que no estuvieras enfermo, ya sabes por...
—¿Por?
—¿La flor? Es que vi que estuviste perdiendo flores — Sacó una servilleta doblada, mostrando en su interior aquella margarita aun fresca.— Y me preocupé un poco.
El menor ahogó por un momento una sonrisa, para luego soltar una pequeña risa que no pudo controlar. Dejando al muchacho frente a él un tanto confundido, pero sonriente a su vez.
¿Eso quería decir que lo había hecho bien?
—Eres algo tonto, ¿verdad?
O quizá lo había hecho de forma desastrosa.
Beomgyu desapareció de su vista al decir aquello, cerrando la puerta rápidamente mientras negaba y reía a su vez. Dejando a un confundido chico de pie frente a una puerta cerrada en su cara.
¿Qué había sido aquello?
Por un momento no supo qué más decir, por lo que mientras se alejaba del hogar de aquel floricultor, terminó buscando rápidamente su móvil, marcando el numero de alguien con el que últimamente se había estado comunicando.
—HueningKai, dime rápidamente qué significa que un floricultor no se dé cuenta de que ha perdido una flor frente a mi.
—¿Realmente crees que no nos damos cuenta de cosas como esas? — murmuró una voz media adormilada del otro lado de la linea, al parecer, el rubio había estado durmiendo — Dile que es un tonto — se escuchó al fondo de aquella llamada, dejándolo helado, inmóvil en aquella vereda. volteando su vista a la casa en la que minutos antes había estado. Obteniendo una vista perfecta de dos personas saludando irónicamente desde el marco de la ventana de una de las habitaciones, dando a entender que habían estado juntos en aquel momento. Uno de ellos refregando sus ojos por acabar de despertar y otro tomando las cortinas para luego cerrarlas con brusquedad — Kai Kamal Huening, tú y yo hablaremos muy seriamente en este preciso momento — se volvió a escuchar a través de la linea para luego ser cortada de inmediato.
La había cagado, ¿verdad?
Y si así fuera, ¿Por qué era el único que parecía no entender la situación?
¿Por qué era un tonto?
...dejar una flor para un come flores es un indicio de coqueteo por parte de un floricultor.
Bueno, quizá si era un tonto después de todo.
Volvió a tomar la servilleta que minutos antes había vuelto a cerrar, dejando ver nuevamente aquella pequeña margarita. Era un poco más amarilla que el resto de sus flores, una de las pocas que había logrado ver al rededor de sus cabellos.
¿Esa flor era para él? ¿Beomgyu estaba coqueteando abiertamente con él? ¿Era aquello real?
Una sonrisa se formó inmediatamente en su rostro, comenzando a correr nuevamente hacia la casa del contrario, tomando un poco de aire antes de posarse en el patio que daba directamente a la ventana de lo que parecía ser su habitación.
—¡Choi Beomgyu, prepárate, la próxima vez vendré por ti y tendremos una cita! — exclamó para segundos después desaparecer de allí, dejando a dos muchachos observándose con complicidad en el interior de aquel hogar.
—Creo que ya entendió — murmuró el rubio por lo bajo.
—Te lo dije, los come flores son unos tontos por naturaleza.
—Nunca dijiste eso.
—Bueno, quizá lo pensé.
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Rastro de margaritas [YeonGyu] || Gardenverse
FanfictionEntre vástagos; los tulipanes y las orquídeas soltaban su ferviente aroma, pero ninguna de ellas destacaba de la manera en la que aquella margarita pálida lo hacía. -Éste le servirá, a mi madre le gusta más este así que creo que le gustará a la tuya...