ᴘʀᴏ́ʟᴏɢᴏ

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Recuerdo cuando te conocí, era casi primavera.
Ese día era tu cumpleaños, estabas en la cafetería de siempre, sola, parecías triste, así que decidí acercarme, aunque tenía miedo de incomodarte.

Aún recuerdo tus dulces palabras, tan bajitas y suaves, las que siempre aceleraban mi corazón.

- ¿Hola?, ¿Sucede algo? Es que te sentaste en mi mesa - lo dijiste mientras me mirabas extrañada y limpiabas discretamente tus lágrimas.

En realidad, a simple vista me acerqué para acompañarte, pero terminé fascinada, simplemente mi primera impresión fué, que eras excepcional.
Una chica demasiado dulce a mi parecer, aunque nunca te lo dije, hasta que aceptaste ser mi novia.

Nos empezamos a conocer y realmente me di cuenta de que me estaba enamorando, pero cómo no hacerlo, si en verdad hacías que mi corazón tuviera el suficiente calor cómo para sentirse totalmente lleno.

Pasamos la primera navidad juntas, recuerdo ver tus bonitos ojos brillar a la par de las luces de ese enorme árbol de navidad, ame la sensación de tomar tu suave mano, llevabas una bufanda, tú cabello suelto y un abrigo que hacía brillar mucho más tu sonrisa, entonces, decidí que si quería confesarte mis sentimientos, debía empezar a planear la mejor cita que tuvieras en tu vida, y así fue, el momento más feliz para ambas.

Ahora es justo navidad, pero mi bella pingüina ya no está, ya no está mi bella pingüina para decirme con su bella vocecita que me abrigue bien, o para regañar a Hyeju que no sea tan traviesa, o para decirle a nuestra pequeña Heejin que es una niña dulce...

Esta navidad es triste, es triste porque tú, mi preciosa Mina, ya no estás.
Mi corazón se siente vacío, y mi alma se siente nostálgica.
Si hubiera sabido que ibas a irte, mi amada Mina, entonces te hubiera abrazado mucho más la última vez que nos vimos, en nuestro aniversario de bodas número 8.

Esta navidad,las tres extrañamos a nuestra querida pingüinita, extrañamos tus deliciosas pastas, tú delicioso chocolate, pero hay algo que en verdad extrañaremos para lo que resta de esta vida, tus besos y tus abrazos, esos cálidos abrazos que solías darnos cada que algo no salía bien.

Mi preciosa amada, nada es igual sin tí, para mí, el tiempo se detuvo, aún no acepto el frío de nuestra cama, tu lugar aún conserva tu delicioso aroma a flores, pero se siente frío.

Todas las noches, abrazo tú peluche favorito, ese pingüino que te regalé un día que estabas triste, ese mismo que sigue intacto después de tantos años, ese que huele a tí, a flores. Y a veces, me pregunto hasta donde te amaré, tal vez nunca sepa la respuesta, lo que si se, es que tú, mi bella pingüina, siempre serás mi primer amor y el amor de mi vida, mi alma gemela.

Después de tu partida, me tomó aproximadamente un mes comprender que te habías convertido en la estrella más bonita del cielo, esa estrella que todas las noches veo brillar.
 
En realidad, desde que te conocí, he pensado que eres la estrella que hace brillar mis ojos, aunque nunca logré decírtelo directamente.
En algún punto te dije que hacías vibrar mi corazón, y en ese entonces nunca comprendiste a qué me refería, puedo decir que lo haces vibrar por la manera en la que tu sonrisa hace sentir que todo estará bien, siempre adoré tu hermosa sonrisa que iluminaba mi obscuridad.

Siempre fuiste como un ángel para mí, y es que no es exageración, realmente amaba la manera en la que me sonreíste la primera vez que nos conocimos, a pesar de que llorabas.

Te veías como un ángel cuando me hablaste y me preguntaste si se me ofrecía algo, tú voz siempre fue demasiado suave, cómo la de un ángel indefenso, debe ser esa la razón del porque siempre ame que cantaras mientras cocinabas esos pasteles que tanto te gustaba hacer.

Pero, lo que más te hacía parecer un ángel, era cuando bailabas ballet, dios! Amaba cada que tenías una presentación, amaba ver cómo parecías un cisne fluyendo, amaba como la música encajaba tanto contigo, amaba verte bailar.

Recuerdo la primera presentación a la que fuí, tenía en mis manos tus flores favoritas, las sostenía mientras lloraba, fue la primera vez que sentí mi corazón ser llenado por calidez, recuerdo sentir mis lágrimas caer más cuando te vi acercarte a mí, te veías tan hermosa con esa pequeña coronita en tu cabeza, te veías tan hermosa con tu bella sonrisa, pero algo más resaltaba en ti, tus ojitos y ese lunar en tu nariz, tus ojos brillaban como lo más lindo que había visto, y tú lunar siempre se vió precioso en tu bello rostro, era el toque que siempre te hizo y te hará la mujer más hermosa que pude haber visto.

Sonreíste, me miraste, y con tu voz tan suave como siempre, me dijiste.
- Chaeng, mi cielo, las flores son preciosas -  mientras me mostrabas una gran sonrisa, que derritió a mi corazón.

Me abrazaste y dijiste que no tardarías, tomarían unas fotos y luego te cambiarías.

Y es cierto, tardaste muy poco.

Siempre fuiste muy buena cumpliendo tus promesas, nunca rompiste ni una, creo que eso fue lo que me hizo dar cuenta que eras mi alma gemela.

Pasarán mil años, y yo? Yo siempre te amare como la primera vez que lo hice, porque nunca habrá alguien que me haga sentir de la misma forma en la que tú lo hiciste, mi hermosa Mina.

Te amo, con cada fibra de mi corazón, porque lo hiciste sentir increíblemente cada segundo que pasamos juntas y porque me amaste tanto que nunca pudimos encontrar las palabras correctas para esa hermosa sensación.

Te amo y te amare, porque se que a pesar de ser torpe algunas veces, tu siempre me ayudaste a mejorar, te amaré hasta que todas las estrellas se apaguen, porque tú, mi hermosa musa, siempre serás el motivo de mis sonrisas más sinceras, y el motivo de que mi corazón siempre se sintiera cálido y mis  brazos nunca se sintieran vacíos...

Te amo y te amare, porque se que a pesar de ser torpe algunas veces, tu siempre me ayudaste a mejorar, te amaré hasta que todas las estrellas se apaguen, porque tú, mi hermosa musa, siempre serás el motivo de mis sonrisas más sinceras, y el motivo...

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My beloved PenguinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora