"18"

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Ella se despertó por la temprana mañana, esperando no tener que hablar con nadie ese día. Ella prefería una vida silenciosa, sin problemas. Ella no tenia amigos. Ella casi no hablaba con su familia. Ella simplemente estaba ahí, como si de un personaje secundario de película se tratase. Ella solo era parte de un vago decorado, en una vida tan lamentable. Tras sus matutinas vueltas en la cama, por no querer salir de la dicha, ella levanto vagamente su cabeza de su mullida almohada y suspiró, al ver su mochila al frente suyo, recordandole sus obligaciones, que pese no ser muchas, se le hacían bastante pesadas.
-Tu puedes Julia... Tu puedes...-Ella se dijo a si misma, saliendo de su nido personal de sábanas.

Su ropa acumulada en la silla, por la incapacidad mental, y de su poca energía de lavarla, esperaba a que Julia les diera una segunda oportunidad ese soleado día de mayo, lo cual hizo a unos oscuros tejanos de color como una noche veraniega en el pueblo de sus abuelos, y una camiseta que claramente le iba grande, con uno de esos genéricos textos en inglés sobre un romance ficticio con la comida. Sus pobres sucios zapatos negros, con puntas blanquecinas, igual de sucias, le esperaban justo al pie de su cama, al haber sido lo último que ella recordaba haberse quitado antes de haberse ido a dormir con la ropa que llevo durante todo el día anterior.

"Para que desayunar?" Se preguntó ella, al ver como en la nevera no había nada de su gusto. Ella lo admitía, no le gustaba partícularmente despertar y seguidamente comer. Le hacía sentir mal consigo misma. Ella apenas se movía, y sabía que cada alimento dentro de ella, no saldría, así que, comia lo mínimo requerido para no morir.

Reviso la hora de su anticuado móvil, de pantalla fragmentada, solo para llevarse un pequeño sobresalto y apresurar sus acciones. Solo cinco minutos y su autobús que tomaba a diario estaría justo en la puerta. En su mente, Julia debatía si algo era necesario no. Ella miró fijamente al destrozó sobre el colchón. "Para que hacer la cama si luego la desharé?" Ella se pregunto, para al segundo siguiente ignorarlo.

Julia tomó el autobús y comenzó a reproducir sus canciones en bucle. No entendía el por qué, pero las amaba. Amaba escuchar la historia de un amor roto, al cual ella nunca se acercaría. Cada nota, era meticulosamente analizada por sus orejas. Le parecían perfectas las melodías que recorrían su cabeza.

Todo era perfecto en su pequeño tranze músical, para ella, hasta que llego a esa recreación del ardiente infierno, llamada instituto. La gente que recorría ese lugar le parecía repugnante. No había ni una sola que se salvara de ese veneno llamado humanidad. Y sólo verlas recorrer los abundantes pasillos le recordaba el lugar donde viva, una corrompida sociedad.

Cada una de sus clases pasaron sin pena ni gloria, todas, siendo seguramente olvidadas tras el maldecido examen que tanto avisaban los infravalorados profesores. Ella nunca participaba en las clases, preferia ver a los demás fallar y ser víctimas del acoso del instituto. Era una miserable espectadora.

En vez de tomar el autobús para volver a su no dulce hogar, se desvió por la carretera, en dirección a la silenciosa colina, habitada por los escurridizos animales, comedores de la basura dejada por lo los turistas. Comenzó el sendero, poco a poco, tratando de recordar, cuál era el giro que le llevaría a su destino.

Finalmente, llegó. Una roca al lado del acantilado. Con el tamaño perfecto, para que ella se sentará un rato, a contemplar las decisiones que le dejaron ahí.

-¿Por que?- Dijo ella admirando el cielo azul, y las pocas blanquecinas nubes que lo manchaban.

-Cual... ¿Cuál es mi propósito aquí?- Se cuestionó a su misma, al tratar de recordar todas las veces que había hecho algo importante, lo cual, fue inútil, ya que ningún recuerdo golpeó la puerta a su cerebro.

Ella se levantó de la roca y a un solo paso del acantilado, y miró la caída.
-Si desapareciera... Alguien se acordaría de mi?- Se preguntó, acercándose un poco más y silencio invadió el lugar.

-Feliz cumpleaños dieciocho, Julia...- Dijo ella, y el viento comenzó a recorrer su cuerpo.

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27/07/2022

Writing WednesdayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora