𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 01. 𝐶𝑜𝑟𝑟𝑒, ...

476 35 141
                                    

𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓭𝓮𝓭𝓲𝓬𝓪𝓭𝓸 𝓪:
Genya_mi_nene

Por darle una oportunidad al mundo de Exvair y ser una lectora entrañable.

¡Muchas gracias!💐💕

𝑝𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎, 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑚𝑜𝑛𝑠𝑡𝑟𝑢𝑜𝑠 𝑒𝑥𝑖𝑠𝑡𝑒𝑛; 𝑦 𝑣𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 𝑝𝑜𝑟 𝑡𝑖

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

...𝑝𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎, 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑚𝑜𝑛𝑠𝑡𝑟𝑢𝑜𝑠 𝑒𝑥𝑖𝑠𝑡𝑒𝑛; 𝑦 𝑣𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 𝑝𝑜𝑟 𝑡𝑖.

─━━━━━━⊱❉⊰━━━━━━─

Hoy está mas ansioso que de costumbre. La uña de su dedo índice cede ante la insistencia de cada mordida y su piel sangra al final. Aparta la vista de la ventana para dirigirla a la fuente de ese repentino ardor. Contempla el diminuto hilo rojo que empieza a escurrir por su falange y frunce el ceño, confundido. Parece absorto de todo, porque ni siquiera siente aquellas náuseas que lo embargan cada vez que ve su propia sangre.

Observa nuevamente más allá de aquel ventanal, donde las nubes ya no son blancas y están teñidas de un gris opaco. Puede sentir como se retuercen, como golpes de luz electrisante amenazan con salir y llegar a la tierra antes de un rugido ensordecedor.

Mientras mira el cielo que bulle en cólera, se imagina a él ahogándose en ríos bañados de oro, a él sosteniendo un rayo azul entre las manos, aunque no sea capaz de hacerlo. Su mente divaga a menudo.

—Hermano, estás arrugando demasiado la frente—dice una voz delicada. Su hermana lo saca de su ensoñación.

—Habrá una tormenta hoy—susurra, mientras toca el cristal tan transparente como las aguas de un río con la punta del dedo sangrante, distante.

—Ya veo. Haré que traigan cena para dos entonces. —Voltea a verla. Ella esta sonriendo sin apartar la mirada de su regazo.

Lo conoce bien, tiene pavor a los truenos, y por ello se quedará a dormir en esa habitación que huele a miel y canela. A veces, el aroma a medicina amarga impera en el lugar y hace que la dulzura desaparezca, pero eso no le importa.

Se enfoca en ver el rostro apacible de la mujer. Esta recostada en la cabecera de la cama, con una tela lisa en mano y un cilindro amarillo reposado en sus piernas. La aguja era casi imperceptible en sus pálidos dedos; si no fuera por el camino que creaba el hilo amarillo creería que no estaba bordando, si no apunto de empezar a bordar.

Se levanta del pequeño sillón café, compañero de tardes de contemplación y noches de té. Camina hacia ella lentamente, pues teme que el estridente sonido de sus pisadas arruine el ambiente silencioso del lugar.

Su hermana solo lo mira finalmente cuando la superficie suave se hunde ante su peso, justo a lado de los muslos ajenos. Ella nota la preocupación en sus ojos; ella lo conoce bien.

𝐁𝐚́𝐫𝐛𝐚𝐫𝐨𝐬. | 𝒦𝒶ℊℯℋ𝒾𝓃𝒶 | 𝒪𝓂ℯℊ𝒶𝓋𝓇𝓇𝓈ℯ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora