|02| Comida

3 0 0
                                    

□□□□□

Vigorizado por las palabras de aliento del niño con el que se encontro la noche anterior, emprendio su camino con alegría.

Su amiga, su compañera y confidente lo acompañaba siempre estoica y rijida en su agarre lista para ser bañada por el dulce, dulce y maloliente sangre del demonio que que... que asesinó a Takio.

La mera idea de que esa... esa cosa bagara libre con la sangre de su querido, querido, querido Takio lo desquiciaba.

El vacio en su pecho nunca, nunca, nunca seria llenado, solo la sangre del engendró regando el piso lo dejaria descansar por fin. Y el, ¡el elegido! Era la unica persona capaz de hacer esta tarea tan, tan, tan... tan ¡noble!.

Se suponia que hoy, hoy era el día en que por fin se encontraría con la cosa y se enfrentarian en una noble batalla entre el bien y el mal. ¡¡Podía, podía sentir en sus viejos huesos que hoy era el día, era el día... día de su inegable victoria!!

Se suponia que hoy se encontrarían y así fue, pero no se suponía que muriera ahorcado antes de siquiera reencontrarse con los mismos ojos que monopolizaron sus pesadillas la mayor parte de su vida.

■■■■■

En la orilla de un arroyo Kurome Miel se encontraba haciendo palanca con un tronco caído y su propio peso para romperle unas pocas articulaciones a su presa.

Un cuerpo adulto perfectamente articulado sería difícil de meter en la canasta.

Se miro muy tentada a desoyarlo en el mismo bosque o al menos desaserse de las entrañas para no tener que cargar con el peso completo.

Pero dejar una rastro tan notorio no era una opción, no seria conveniente tentar su suerte.

Un familiar crujido le avisó que por fin había roto la articulación que separaba el femur de la tibia.

Sin dejar de prestar atención a su entorno, movió el cadáver para sentarlo recargado en un árbol. Agarro la canasta y se la puso por encima, con una patada hizo que se cayera y sin cuidado arrojó las flácidas piernas dentro.

Perfecto, ahora solo seguía transportarlo. Con cuidado para no caerse de lado o de espaldas acomodo las correas de la canasta en sus hombros y con un leve gemido por el esfuerzo logro levantarse tambaleándose un poco antes de retomar el equilibrio.

Por último, auxiliada por del chakra fūton en sus pies, se encargo de borrar cualquier rastro.

Mientras hacía esa tarea sus pensamientos vagaron.

Padre avia dicho que la carne vieja era corriosa y no tan buena como la joven así que tendría que dejarla madurar más y cocinar a fuego lento para ablandarla.
Quizás aria una sopa para darle más sabor, aunque tendría que recoger algunos ingredientes en el camino.
Y si se topaba con algun conejo, cervatillo o alguna cosa que no tomara mucho tiempo aprobecharia para agregarlo al festín, ya que este humano era más hueso que carne.

■■■■■

La joven Kurome se encontraba terminando de seleccionar algunos hongos para la sopa.

A pesar de que en la madrigera cultibaban hongos, solo tenian unas pocas especie y le gustaba de vez en cuando variar en la dieta.

Tenía sumo cuidado de recolectar los correctos, lo último que quería era terminar de arrojar a la extinción a su ya casi inexistente clan.

Una vez satisfecha con la cantidad, empezo a dirigirse hacía un pequeño lago donde recorda haber visto flores de loto, las raíces no vendrían nada mal en el caldo.

En el camino aprobecho para recojer algunos brotes de helecho.

Mientras avanzaba, la noche se empezó a convertir en madrugada así que tendría que apresurarse si no quería estropear los ingredientes con el sol de la tarde y de paso quedar más expuesta a encuentros no deseados.

■■■■■

Caminando de regreso a la madriguera escuchó un sollozo ahogado apenas audible por la distancia.

Su estómago comenzó a rugir y tomo la decisión de desviarse un poco.

Quizás tendria suerte y habría dos humanos en el festín.
De momento no se había cruzado con ningúna otra criatura para sasonar un poco más el caldo de viejo.

El sollozo se escuchaba joven, ¿que estaría haciendo un cachorro humanos en el bosque?.

Haciendo cálculos, el caminó humano más sercano estaba a poco más de kilómetro y medio de distancia y mucho más apartado del asentamiento más sercano. Dudaba que el infante se hubiese perdido tanto sin la ayuda de alguien.

Este parecía ser su día de suerte.

Mientras más se acercaba más se escuchaba el cansado llanto.

Se detuvo cuando localizó el sonido entre unos arbustos y al asomarse divisó que el sonido probenia de un sacos de papas. De esos que solían utilizar sus contrapartes bípedas para transportar en su mayoría tubérculos.

Eso fue curioso, bueno ahora estaba más segura que no se metería en problemas si el cachorro se esfumaba.

Bajo la canasta con biberes de su espalda y a causa del ruido el llanto cesó.

Miel procedio a sacar el costal de los arbustos. Una vez fuera saco una navaja de su cintura, no valia la pena gastar más chakra en algo como esto.

Rompiendo las fibras sin mucho cuidado y lo primero que observó fue lo flaco y descuidado que estaba el humano, incluso más que el viejo.

El cachorro se encontraba de costado en una posición fetal escondiendo su cabeza con fuerza entre sus flacos apéndices.

Daba la impresión que un cervatillo tendría más carne en los huesos que éste espécimen.

La cabeza del pqueño humano estaba decorada por una maraña de cabello que daba la impresión de haber sido en algún momento amarillo.

Al estarlo analizarlo el contrario empezo a aflojar la cabeza de su anterior posición y un ojo azul la encontro con algo de insertidumbre.

Miel no se lo penso mucho y preparo otra delgada cuerda de chakra endurecida de un extremo.

□□□□□□□□

Gracias por leer ♡
□□□□□□□□□□□□□□□

ÉBANO - 黒目 Kurome | NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora