1. Bastardos

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Advertencia: lenguaje fuerte, no sé qué más poner :v.

—¡Ábranme la puerta! — gritó una mujer con su voz amargada afuera de las puertas del palacio imperial, y con su mano golpeó furiosamente la entrada — tengo que hablar con el rey en persona.

Atrás de ella estaban 3 niños, usando una capucha cupiera por parches de color café, que tapaba por completo sus rostros.

Sus ropas andrajosas demostraban las terribles condiciones en las que fueron criados y sus pequeños cuerpos estaban muy delgados, a plena vista uno podría deducir que no comieron en días.

—Señora ya la hemos dicho que no puede pasar, — hablo uno de los guardias que estaba cerca de la puerta y agarró la muñeca de esa mujerzuela — aún no entiende que ya ¡terminaron las asambleas! — y la tiró hacia abajo, haciendo que la delgada mujer cayera al piso.

Uno por uno los niños que se encontraban junto a ella, trataron de defenderla, sin siquiera quitarse la capucha.

— Mamá, ¿estás bien? — dijo uno de ellos y fue corriendo hacia donde ella.

— ¿Te duele algo? — hablo, tomando con su pequeña mano, la mano de su madre.

— ¡Cómo se atrevieron a tocar a mi madre! — gritó uno de ellos enojado parándose frente a ella para protegerla.

Eran pequeños cachorros asustados, que a simple vista seguían sus instintos de proteger a su progenitor.

— Vuelva mañana aquí junto a esos mocosos y quizá así pueda entrar.

Pero ella no se daría por vencida, llena de ira mordió sus labios y apretó sus puños estando en el suelo, hizo a un lado a sus "queridos" hijos y con la fuerza que tenía, se puso de pie para después mirar a la cara del guardia.

De sus ojos salían miles de dagas en dirección a la persona que la empujó, y su respiración se tornó más agitada por la rabia.

— ¿Que acaso quieres ofrecer tus servicios? Jajaja.

— hahaha.

Y se rió junto a sus compañeros que estaban cerca, era demasiado obvio por los ropajes que llevaba aquella plebeya, que ofrecía uno de los servicios más antiguos y seguramente sus hijos eran los bastardos sin apellido de uno de sus clientes clandestinos.

"Todos ustedes me las pagarán"

Cómo osaban a burlarse de esa manera..

Tomó a uno de sus hijos y lo agarró fuertemente de los hombres para ponerla frente a ella, mientras el pequeño tembló del miedo por la manera en que su mamá lo sujeto.

—Acaso no saben ¿quién es este pequeño?

—El bastardo de una vulgar prostituta.

Esa oración fue la gota que derramó el vaso, y en un abrir y cerrar de ojos, con su mano jalo la capucha que cubría la cara del infante.

— Ahora ¿Están dispuestos a dejarme pasar? — su voz enojada cambió a una de superioridad, su postura se mantuvo firme y dejó a aquellas personas con la boca cerrada.

—....

—....

"¿Qué está haciendo mamá?"

El pequeño no sabía que estaba pasando a su alrededor, la capucha que su madre lo obligó a usar durante años ahora ella ¿se lo había quitado?.

"Tengo miedo que tal si me golpea llegando a casa"

Todos sus hermanos pensaron lo mismo, cuando uno de ellos se atrevía a quitarse esa tonta capucha en algún lugar público, recibirían una fuerte paliza en casa, dejando moretones en sus frágiles cuerpos e incluso no comerían en días.

Los perros del emperador  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora