2. Baño.

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Nota:Que tengan un agradable día.

—¿Quienes son? y ¿cómo se llaman ustedes?— aunque esos niños se encontraban a una baja altura, él jamás inclinaría su cabeza así que solo bajo su morado aún molestó.

Los tres niños seguían quietos sin poder moverse, trataron saliva y siguieron observando con detalle esos bellos ojos.

"Tan dorados como el sol"

Y el cabello oscuro que tenía, solo hacía resaltar ese magnífico detallé.

"Son muy brillantes"

Pensaron los tres al mismo tiempo, sin nada más mente, pero aún así se mantenían alerta por la presencia de esas señoras tan raras de blanco y negro.

—¿Por qué no responden a mi pregunta? — cruzó sus pequeños brazos y los miro de arriba abajo, sin duda arena seres inferiores.

— Príncipe heredero, por favor tenga piedad por esos niños — hizo una reverencia, mientras su cabeza seguía agachada — son nuevos en el palacio y aún no saben los protocolos reales.

—Exacto, es más estaban a punto de tomar un baño.

Giró su cabeza dando una señal a esos niños para que estuvieran de acuerdo con lo que ella dijera.

—¿Verdad? — en su corazón estaba deseando que esos plebeyos le hicieran caso.

Yawhi los miro en señal a una respuesta que demoraba en llegar.

—Es… cierto — decido hablar temeroso uno de ellos al final, para romper el silencio tan incómodo que se produjo.

—Pero ella — señaló con su pequeño brazo a la señora con un vestido raro que se encontraba cerca de ellos y la miró con enojo  — quería quitarnos nuestras cosas a la fuerza.

—Nos dijo que quemaría nuestra ropa…— continúo uno de ellos, acusando también a esa misma señora —

No lo podía creer, que edad tenían ellos para hablar de esa forma y es más, por qué hacían berrinche solo por una sucia y harapienta capucha.

—... Nuestra madre nos regañara si la quitamos.

Esas palabras finales dejaron pensando a Yahwi.

— Pero, príncipe heredero, necesitamos quitarles esos sucios harapos — trato de excusarse — quien sabe que clase de cosas habrá adentró, por eso también hay que quemarlo para que esté lugar quede purificado — seguramente el príncipe le haría caso, después de todo solo es un niño ingenuo más.

—Ustedes — los miro de reojo — no piensan darle esa cosa sucia a esa criada ¿verdad?.

— ¡Si! — dijeron dos de ellos al mismo tiempo mientras que el otro solo asintió con la cabeza.

—Cómo deben tomar un baño, que tal si se quitan esas cosas por un tiempo…

—¡Pero príncipe…!.

—Aún no he terminado de hablar —la miró con más furia — mandaré a lavar esas cosas, y cuando ustedes terminen, se les devolverá mañana ¿Que opinan?.

Los tres niños se pusieron en un círculo y dialogaron entre ellos, tratando de llegar aún mejor acuerdo, como todos coincidían en los mismo, entonces decidieron votar el plan B

Se miraron unos a otros y asintieron con la cabeza, separándose del círculo.

—Hemos decidido hacerlo — replicó el más valiente de los tres — pero con una condición más…

Los perros del emperador  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora