uno

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Jay estaba tan sonrojado que cualquier persona lo compararía como un tomate, más con sus cachetes gordos era perfecto para su definición, porque la hortaliza era redonda.

Para Jungwon esa comparación era la más acertada porque aparte de ser rico, Jay es también delicioso y hermoso.

El Alfa menor de su boca abandonó, un ronco gemido, mientras echó su cabeza sudorosa hacia atrás, disfrutando tan deliciosamente la manera tan obscena de Jungwon al cabalgar su pene.

Si el Omega le estaba montando la polla tan bien y sucio que Jay se había perdido en la emocionante sensación de placer y lujuria.

Vamos, es un macho Alfa con instintos, el instintos de apareamiento está incrustado en su genética, es más claro que el agua, que su instinto estaría de acuerdo en participar en un acto tan natural como el sexo con un Omega.

Pero cabe destacar que Jay no era cualquier Alfa que disfruta de su vida sexual activa, que anda metiendo la polla a quien respire a su alrededor. No, por supuesto que no, Jay no era ese tipo de macho porque su obesidad no era algo atractivo para ningún Omega.

Hasta el momento, o sea en la circunstancia en la que se encuentra ahora, fue virgen. Era virgen hasta que Jungwon le engatuso de acompañarlo a un lugar donde estaban ofreciendo una deliciosidad gratis, pero como el que no quiere la cosa, Jay acepto, porque se imaginó  un exquisito postre de manzana.

Y eh aquí todo lo contrario, Jay nunca se imaginó que Jungwon lo llevaría hasta el baño del recinto, el menos transitado, para ingresarlo a un cubículo y sentarlo en la taza del inodoro, y luego tomar asiento en su regazo para empezar a besarlo con mucho anhelo.

¿Y su postre? ¿Dónde estaba su tarta de manzana?

Fue lo primero que se le pasó por la cabeza, pero no había durado mucho tiempo pensando en ello, ya que su cuerpo se había puesto más sensible para disfrutar de las traviesas caricias que Jungwon le hacía a su obeso cuerpo.

El Omega había succionado su gordo cuello varias veces varias veces hasta dejarlo sonrojado y ensalivado. Jungwon expulsaba muchas feromonas para marcarlo y sustituir su esencia a chocolate con su olor a manzana verde.

Jay solo se dejó hacer, por lo bien que se sentía todo. Ese calor yacía en todo su cuerpo era algo nuevo, era como una llama encendida que pedía ser apagada solo con el macho Omega que tenía encima sentado en su regazo. El mismo que sin vergüenza había bajado su cremallera y sacaba su polla erecta que hasta ese momento Jungwon descubrió, era la incomodidad de su regazo.

Había observado a Jungwon sorprenderse y supuso que fue por el tamaño de su pene, su cuerpo no era lo único grande y gordo que tenía. Instintivamente Jay había inflado su pecho con orgullo al visualizar un brillo de felicidad en los bonitos ojos de su wonie.

A Jungwon le gustó la polla Jongseong y todo lo que este representa, porque él podría satisfacerlo muy bien a la hora de apareamiento, y eso para un alfa era muy importante, casi instintivo.

El joven Alfa observaba todo con mucha atención y también disfrutaba todo lo que Jungwon hacia, tan obediente en absolutamente en todo cuando se trataba de Jay.

En menos que se lo espero, Jungwon se había quitado los pantalones junto con su ropa interior para posteriormente volver a sentarse en su regazo, tomar su polla gorda erecta y conducirla a su canal lubricado.

Y fue en ese justo momento en la que Jay perdió su casta virginidad. El Alfa creyó que llegaría a la tumba: sólo, virgen, viejo, gordo y feo.

Pero no, todo lo contrario, ahora Jungwon lo tenía agarrando de sus hombros con más masa muscular, mientras saltaba encima de su polla, autopenetrándose  tan bueno.

Jungwon estaba hecho un completo desastre; sonrojado, despeinado, desnudo y jodiendose en la polla de Jay. Mientras el Alfa mayor era un desastre de gemidos, gruñidos y sonrojos.

Jay estaba tan avergonzado, como lo estaba también de excitado . Con los ojos cerrados era bombardeando con sensaciones tras sensaciones nuevas de mucho placer y goce.

Por sus instintos más desarrollados que los Alfas comunes, era consciente del onceno sonido que realizaba Jungwon al autopenetrarse y al dejarse caer con violencia en sus gordos muslos.

Todo era tan deliciosamente para Jay, como el disfrute aún mucho mejor de comer postre.

Su Wonie era más delicioso, lo apretaba tan jodidamente bien que no evitó el deleite de echar su cabeza sudorosa hacia atrás y gruñir satisfecho.

Jungwon montaba su polla como un obsesionado, y el amo la manera tan salvaje de ese apareamiento. Aunque después esté lo suficientemente avergonzado y se esconda del macho Omega.

—Won…—gimió Jay. Por ser primerizo no aguantaría mucho, así que estaba a punto de formar su primer nudo y su primera corrida.

Y era vergonzoso para un Alfa a su edad hacer eso. Porque hasta sus primos de diecisiete años ya habían por esa etapa menos él.

—¡Won¡— sollozo Park, lágrimas de euforia bañaban sus regordetas mejillas sonrojadas. El Alfa anhelaba tanto llenar con urgencia de algo a Jungwon, y es en el primer apareamiento de un Alfa, cuando todos sus instintos de copulación se activan, llegando hacer sexualmente activos después del primer apareamiento.

Y Jay lo estaba desarrollando justo en esos momentos. Él quería llenar de algo suyo al Omega. Necesitaba hacerlo.

¿Pero de qué?

—Vamos gomita— Jungwon jadeo, la polla gorda del Alfa dando en su punto dulce.— Lléname con tu semen. Lo quiero todo Jay, todo.

Park había gruñido, tan fuerte y territorial.

Una vez que el cuerpo del Omega recibe la semilla de un Alfa, lograba significado el territorio de un macho Alfa. Llenando por completo al Omega con su aroma, para anunciar que el Omega estaba tomado, que nadie podía meterse con lo suyo.

En ese instinto era más fuerte para un alfa pura sangre, que se decían ser los más celosos, posesivos y territoriales.

Una marca no era tan esencial como lo era el semen de un Alfa, era tan estimado y especial que la mayoría utilizaban preservativos para un polvo ocasional, pero para una copulación definitiva de apareamiento el semen era fundamental.

Una marca era una simple confirmación de lo obvio, pero el semen era especial, y eso era lo que Jay quería darle a Jungwon, y mucho.

El Omega sin vacilación beso obscenamente a Jongseong, ingresando tan atrevidamente su lengua en su cabida bucal. Y este gimió, cuando sin aviso lleno el interior de Jungwon con su semen.

Ahí fue cuando todo culminó, con el rostro de Jay apoyado en el pecho de Jungwon con la respiración acelerada, y con Jungwon oliendo el aroma del mayor en su cabello.

Ahora con el aroma de Jay rodeando a ambos en el cubículo, y él oliendo todo a Jay, donde minutos anteriores el aroma el que predominaba era el de Jay.

—Ahora si gomita— Jungwon sonrió y besó con amor una regordeta mejilla de Jay, su precioso gordito.— Wonie te dará tu tarta de manzana.

El Alfa realizó un pronunciado puchero, llegando a la conclusión de que Jungwon era un descarado tramposo y engañador. Pero con un exquisito movimiento de cadera a la hora de montar su polla, además no sería la última vez que lo haría.

Necesitaba a Jungwon encima suyo las veces que quisiese, pero ahora el problema era  decirlo sin morir avergonzado en el intento. Además de rezar en su interior para que su padre Baekhyun no descubra lo que habían hecho.

Algo totalmente imposible.

"𝙔𝙪𝙢𝙢𝙮-𝙅𝙖𝙮𝙬𝙤𝙣"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora