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Entre vueltas y vueltas en la cama le llegaron las 4 de la mañana sin dormir, se sentó para mirar con envidia al hombre que yacía plácidamente a su lado, le apartó un mechón de cabello del rostro.

-¿Quién te crees para dormirte luciendo tan bonito?

Deseaba tener su facilidad para dormir, se acomodó en las mantas, se acercó tanto que podía sentir su respiración en el rostro.

-¿Por qué eres tan bonito?

-Era la única forma de llamar tu atención.

Antes de que pudiera responder la tomó de la cintura y la jaló para dejarla recostada sobre él.

-Son las 4 de la mañana ¿Qué haces despierta?

-No puedo dormir

-Es obvio, pero dime por qué...

-No lo sé, creo que no estoy lo suficientemente cansada.

-Tendemos que hacer algo con eso o ninguno de los dos podrá dormir.

-Pero es fin de semana... no importa si me desvelo, iré a la otra habitación para no molestarte, veré una película o algo...

Intentó levantarse pero no la dejó.

-Duermo mejor cuando te tengo a mi lado.

Sus manos alcanzaron la piel bajo su camiseta y entre sus piernas apareció su muslo levantado haciendo presión en cierto lugar.

-¡Espera... no! No tienes que...

-Ya pasó un buen tiempo desde la última vez...

Recordó aquella vez, hace 2 meses, lo pasaron bien hasta que al día siguiente encontró un sobre de pastillas sobre el mueble del baño, las tomó y al ver que eran sintió deseos de vomitar, de llorar, sentía que lo había obligado pero no le reclamó nada, era su forma de demostrarle cuanto la amaba, pero no se sentía correcto.

La recostó en la cama y él se puso a su lado, metió la mano bajo su ropa interior y comenzó a tocarla íntimamente mientras se besaban. Curiosamente era un gran besador y le encantaba hacerlo, podían pasar horas y horas besándose sin ir más allá, así era él y lo respetaba, aunque casi nunca lo necesitaba, en casi todas las ocasiones sus largas sesiones de besos ella tenía uno o hasta tres orgasmos. Así de bueno era con la boca y las manos.

 Así de bueno era con la boca y las manos

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Hace aproximadamente 4 años.

Le sorprendió cuando en su primera cita mencionó que no era sexualmente activo, dicho eso cruzó los brazos con actitud de "ahora que lo dije eres libre de irte si quieres" a lo que ella le habló al mesero para que trajera la cuenta, este lo tomó como la señal de que la cita había acabado pero ella le pidió que por favor esperara, pagó la cuenta, se terminaron su cena casi en silencio, cuando salieron del lugar él intentó despedirse pero ella lo arrastró hasta el auto, lo metió adentro y lo hizo conducir hasta su casa, luego lo llevó adentro, le dijo que se ponga cómodo en el sofá mientras ella desaparecía en la cocina, él pensó que esto ya lo había vivido, desde que comenzó a transparentar su... situación las mujeres con las que salía estas trataban de ponerlo a prueba, se le lanzaban desnudas o comenzaban a tocarlo, lo que le hizo desarrollar un miedo innato hacia ellas pero también anhelaba encontrar a alguien que lo entendiera y lo amara tal como era.

El Corazón de MagdalenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora