Algo no estaba bien, para nada, solían hacerlo como mucho dos veces, pero ahora había perdido la cuenta de cuantas veces la había hecho correrse, estaba cansada, le dolía el cuerpo... pero se sentía tan bien que una parte de ella deseaba que no terminara nunca pero ambos acabaron una última vez y se recostó a su lado, le acomodó el cabello y le dio un suave beso en la frente.
-¿Estas bien?
-Creo que hicimos unos guapos trillizos.
Los condones se les habían acabo hace horas pero ella insistió en que siguieran de todos modos.
-Lo siento.
-Mañana iré a la farmacia...
Se quedo en silencio unos segundos, lo miro con detenimiento, era tan hermoso que podría llorar y fuera de eso sabía lo maravilloso que era como persona, después de más de 3 años juntos estaba más que segura de que lo amaba aunque aun no podía decirlo en voz alta, quería hacerlo feliz y podía notar la mirada brillante que ponía cuando veía otras parejas con niños, puso la mano sobre su vientre, siempre rechazó la idea de tener hijos pero si eran de él también los amaría más que a nada.
-¿Te gustaría tener hijos?
-¿Qué mierda estás diciendo?
Aquella pregunta le cayó como un balde de agua fría, se quedó en blanco y dijo lo primero que se le ocurrió.
-Tu... tu madre siempre nos pregunta que cuando vamos a darle un nieto ya que eres su único hijo...
-¿Desde cuando te importa tanto lo que diga mi madre?
De lo que llevaban juntos nunca le había hablado en ese tono, algo en su corazón se hizo pedazos.
-Perdón por preguntar algo tan tonto, mañana iré a la farmacia por la pastilla de emergencia.
A duras penas le dio la espalda para dormir.
-Corazón no quise sonar cruel.
-Solo dijiste lo que pensabas.
La cubrió con las mantas y la abrazó por detrás.
-Estamos bien siendo solo nosotros dos, no veo el motivo para meter un tercero entre nosotros.
Pero no seria un tercero, seria nuestro hijo, pensó ella.
-Ya entendí.
-Es que no quiero compartirte con nadie.
Ella puso su mano sobre la que él tenía en su cintura, entrelazo sus dedos y cerró los ojos para dormir.
Cuando despertó ya no lo tenía a su espalda, sino de frente con la cabeza apoyada en sus pechos como almohada, le acarició el cabello hasta que despertó.
-Hola Corazón.
-Hola.
-No quería ser tan pesado con lo del bebé.
-Y yo no debí mencionarlo.
-¿Tú quieres un bebé?
-No en especial, pero creí que eso te haría feliz, fue una idiotez, olvídalo por favor.
Cuando intentó levantarse no se pudo las piernas, le pidió que la ayuda par a llegar al baño y la cargó hasta ahí, cuando pasaron frente al espejo pudo ver las marcas en la espalda de él, como si un gato lo hubiese atacado, estando en la tina pudo ver las marcas en su propio cuerpo, chupetones y marcas de dedos por todas partes, ahora agradecía que el sexo con su amado fuera una con suerte una vez al mes.
Sin hablarlo entre ellos se formó una rutina, él pasaba a buscarla después del trabajo, rapidamente descubrieron que trabajaban cerca, se turnaban para ir a la casa del otro fin de semana por medio, salían a caminar, cenaban fuera o en casa, iban al cine o se quedaban en casa viendo alguna serie, se quedaban hasta muy tarde conversando o besándose, durante la semana acordaron que si llegaban a verse fugazmente en alguna cafetería entre almuerzos y descansos del trabajo no saludarse, si estaban solos se texteaban, si estaban con algún compañero de trabajo se ignorarian.
-Oye sabes que ese chico de allá, el de traje gris esta mirando para acá.
-¿Cual de todos los de traje gris? ¿Hay chicos aquí? Casi todos son viejos...
-El que es muy guapo de pelo castaño.
Eso la hizo prestar atención a la conversación de sus colegas.
-Tienes razón, mira de vez en cuando para acá. ¿Tú qué dices?
-Digo que quizás mira hacia acá pero no hacia nosotras, estamos junto a la ventana quizás le gusta la vista hacia el parque.
Sus dos compañeras se quedaron calladas, terminaron su café y pidieron la cuenta dejándola sola. Ella se terminó su café tranquilamente y salió del lugar, mientras caminaba hacia su trabajo le envió un texto.
-Deberias aprender a disimular mejor.
-Deberias dejar de ser tan hermosa.
Respondió casi de inmediato.
No se sentía hermosa, se sentía fea en ese traje de oficinista, pero la paga era muy buena y ella era muy buena en ese tipo de trabajo, debía estar idiota si la encontraba atractiva con esa ropa tan horrenda.
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El Corazón de Magdalena
RomanceEl corazón de Magdalena es cálido. El corazón de Magdalena es un misterio. El corazón de Magdalena es frágil. El corazón de Magdalena es...