Capitulo 1

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Observo la foto frente a mis ojos, Amón besa mi mejilla mientras yo sonrío a la cámara como loca enamorada. Fuimos tan felices, ya casi no puedo recordar que es la felicidad plena. Seco la lágrima que resbala por mi mejilla.

Me he aferrado tanto a su recuerdo, no quiero olvidar. Llevo cinco años intentando retener cada detalle en mi memoria, pero cada día me cuesta más, a veces creo que estoy completamente obsesionada. Ya no recuerdo el sonido de su voz, tampoco su olor, y ni hablar de sus besos.

–E otra vez estás llorando –. Miro a mi compañera de celda que está recostada en su cama frente a mí.

–No lo puedo evitar, es como si mis ganas de vivir hubiesen muerto con él –. Me sincero, Adara es mi compañera desde hace tres años, y también una gran amiga.

–Sabes, yo nunca en mi vida creí en eso del amor verdadero, pero desde que te conozco estás tan echa mierda a causa de eso, que es mejor no conocerlo –. Mis labios se curvan en una sonrisa y ella suelta una carcajada –. Pienso que deberías aprender a dejarlo ir. Tal vez te cueste más por qué aquí dentro todo lo que sientes sé magnífica, pero solo te haces daño a ti misma. Si él te amaba tanto como dices, no opino que quisiera que vivieses en esa tortura el resto de tu vida –. Su sonrisa se ha borrado por completo dando paso a una mueca triste.

–Le prometí que nunca lo olvidaría, que pasase lo que pasase lo recordaría el resto de mi vida y tengo miedo por qué cada día me cuesta más recordarlo –. Las lágrimas traicioneras resbalan por mi mejilla cuando recuerdo nuestra promesa.

–Aprender a sanar no significa tener que olvidar, cada cicatriz cuenta su propia historia –. Esas palabras calan en lo más profundo de mi corazón.

–Y tú de verdad que nunca te has enamorado –. Niega con una sonrisa
–. Pues pareces toda una experta en el tema.

–Radne, tienes visita –. Volteamos hacia la guarida que está en la puerta de la celda.

–Buenos días a ti también Mara –. Le habla Adara burlona y Mara rueda los ojos, a mi amiga le gusta sacarla un poco de quicio.

–Quien ha venido a visitarme –. La miro esperanzada. Tal vez mi hermano ha venido, tengo muchas ganas de verlo, la última vez que vino fue hace seis meses.

–No me han dicho quien es, pero está que se cae de bueno –. Adara suelta una carcajada y yo pongo una media sonrisa, no me cabe la menor duda de quién es.

–Oye que estás hablando de mi hermano, un poquito de respeto –. Digo mientras me pongo mis botas.

Paso las manos por mi mono naranja para que se estire lo mejor posible, recojo mi cabello castaño en una coleta y estoy lista. Ventajas que tenemos las presas.

–Bueno y que culpa tengo yo de que esté tan bueno, acaso tus padres utilizaron un molde especial para hacerlos, menudos bombones les salieron –. Mi felicidad se va de golpe al pensar en mis padres. Hace tantos años no se nada de ellos, la verdad mientras menos sepa mejor, por mí se pueden ir al infierno esos dos desgraciados.

–Mara, la verdad eres un poco indiscreta. Anda llévala con su hermano el guaperas –. Adara al parecer se dio cuenta de mi cambio de actitud, a pesar de que nunca le he contado esa historia. Ella ha aprendido a reconocer cuando algo me molesta, por eso le habla un poco cortante, al principio el final lo dijo con una sonrisa. Adara vio de lejos a mi hermano un día que coincidimos en las visitas con su familia. No paro de joderme toda la semana con que quería un vis-a-vis.

Me paro frente a la celda y mientras Mara me pone las esposas de frente. Se sienten un poco frías y aprietan un poco, al principio fueron un poco molestas, pero con el tiempo te acostumbras.

RadneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora