Capitulo 2

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Camino por el extenso pasillo hacia mi celda. Hoy es mi última noche aquí, tendría que estar emocionada, eufórica, pero no puedo sentirme así.

¿Qué me espera ahí afuera?, las personas se acordarán de mí o seré su fantasma del pasado que llega a desestabilizarlos. Todo está dicho, el juez me declaro inocente. ¿A mí? Yo que mate por venganza, dolor, porque no podría vivir pensando que quien le robó el aire a mi amor pudiese respirar.

Dos semanas después de mi encuentro con Adal lo consiguió, me va a sacar de este lugar en el que creí que viviría por el resto de mis días, dónde cerraría los ojos y volvería a estar en sus brazos.

¿Será que alguna vez?, podré salir del infierno de mi alma? ¿O aparecerá un Heracles para sacarme de él?

–Disfruta tu último día –. El guardia se ríe mientras me quita las esposas frente a mi celda.

–¡No me lo creo! –. Chilla Adara –¿Vas a salir de aquí? –. Aciento con una sonrisa, ella se ve muy emocionada y en cuanto entro a la celda me envuelve en un abrazo –. La vida te está dando una segunda oportunidad Radne –. Susurra en mi oído y siento la humedad en mi cuello.

–Prometo visitarte siempre que pueda.  Adara, espero de corazón que a ti también te dé una segunda oportunidad, cariño –. Tomo su cara en mis manos y las lágrimas resbalan por sus mejillas, no puedo evitar que las mías recorran mi cara, llevamos tres años juntas y sé qué la voy a extrañar mucho –. Eres la mejor compañera de celda que alguien pudiese desear, la mejor amiga que boy a tener en la vida y por supuesto también la del mejor cuerpazo... –Soltamos una carcajada entre lágrimas.

–Yo no tengo una segunda oportunidad en la vida Radne –. Niega con tristeza –. Quiero que te comas al mundo por las dos, que vivas cada día como si fuera el último y que te tomes una botella de vodka en mi nombre –. Reímos.

–Gracias por salvarme aquel día, no sé que sería de mí sin tu apoyo –. El día que Adara llegó aquí yo estaba muy mal, el dolor me consumía y creí que si tomaba un poco de valor todo acabaría en cuestión de segundo.

Ella encontró la carta que le dejé a mi hermano. Yo estaba en el baño con una cuchilla en mis manos temblorosas, a punto de cortarme las venas, no sé cómo supo que estaba allí, tampoco sé por qué quiso ayudarme. Solo sé que llegó como loca, me dijo que no lo hiciera, que las personas que sobrevivían a un suicidio siempre contaban que el arrepentimiento llegaba demasiado tarde.

–Ese día nos salvamos mutuamente Radne –. Nos volvemos a abrazar, ese día ella también me contó su historia y comprendí por qué quiso ayudarme, el dolor no se lleva por fuera, hay quien logra crearse una máscara de felicidad, aunque intentemos descifrar los sentimientos de una persona no podremos, ella sonreía con vida el día que la conocí, pero por dentro estaba tan destrozada como yo.

Apuñaló a su hermano cientos de veces, por abusar de su sobrina. Eso llevo a una niña de catorce años al suicidio. Es triste saber que ella no tubo alguien que le dijera que todo estaría bien, que no se preocupara, que con el tiempo su herida sanará. Lo cierto es que el dolor no pasaría que esa niña viviría el resto de su vida con un trauma que le robaron su inocencia y las ganas de vivir, pero esas palabras, aunque no sean verdaderas, te hacen sentir mejor saber que alguien va a recoger tus pedazos, que te va a ayudar sin pedir nada a cambio que sienta tu dolor, yo tampoco tuve eso, hasta que conocí a Adara.

–Al patio –. Habla mara–. Me alegro mucho que por fin salgas de aquí Radne, ¡Pero por favor aquí no quiero volver a verte! –. Me habla acusatoria.

–No puedo prometer nada, Mara, lo siento –. Esta resopla y rueda los ojos.

–Tranquila que aquí mi amiga solo va a volver de visita –. Sonrie Adara y salimos de la celda hacia el patio.

RadneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora