42. "Vuelta a casa"

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Ya llevábamos una semana en Londres, y, siendo completamente sincera, Gael no me había llamado. Tampoco coincidimos en el aeropuerto ni en el bloque del apartamento. Aun así, sabía que podía escribirle, pero ¿y si no quería hablar conmigo y por eso estaba ignorándome?

—¿Le has escrito ya? —preguntó Marvin mientras cogía una cerveza de la nevera

—Pues no, aún no

—¿Y a que esperas? —volvió a preguntar sentándose en el sofá, a mi lado

¿A que él me escriba? No tenía ni idea

—No sé... yo...—no seguí con la frase porque alguien llamó a la puerta

Lentamente, me acerqué a la puerta y giré el pomo hacia la derecha. En el momento en el que la puerta se abrió me quedé en shock. ¡Era Justin!

—¿Justin? ¿Qué haces aquí? — dije extrañada

Con una sonrisa en la cara, me acerqué a él y le di un gran abrazo.

En estos años Justin y yo hablábamos por mensajes y nos llamábamos, pero no era lo mismo. Él y Sheila se dedicaban a recorrer el mundo, bueno, los países más desfavorecidos, con la ONG que formaron hace menos de dos años.

La verdad es que le echaba de menos. A pesar de todo, Justin era el hermano mayor que nunca llegué a tener. Si que es verdad que al principio nuestra relación era un poco... pero bueno, al final acabó bien. Ahora Justin se medicaba y, por ello, se volvió mucho más maduro.

—Te echaba mucho de menos—dijo al separarse y le apretó la mano a Marvin. —¿Qué tal todo, tío?

—Bueno... ¿y cuanto tiempo te quedas? —dije emocionada

—Pues mañana por la mañana me voy, a si que no tenemos mucho tiempo—contestó

En ese momento cogí mi teléfono y reservé en el mejor restaurante de Londres (o eso decía Google). Realmente, era un sitio nuevo en el centro que tenía buena pinta. Tenía una carta bastante escasa, pero los quince platos que había me parecían bastante apetecibles.

Pasamos la mañana en el piso los tres con Kira. Justo antes de que fuese la hora de irnos, dimos un paseo con ella por el parque que había en frente del apartamento. Entre la boda de Lia y el comienzo del rodaje de la película, no había tenido tiempo a bajar a verlo.

Siendo honesta, el parque era enorme y estaba lleno de niños. Se respiraba un ambiente familiar bastante acogedor. Los padres jugaban con los mas pequeños, mientras que los mas mayores iban con su música en un altavoz y bailaban al ritmo de esta.

Muchos de los niños se pararon a ver a Kira y a acariciarla. Nunca me había fijado en la cara de la gente al ver un animal pero en esta ocasión si lo hice. Tenían una cara tan adorable... eran monísimos.

Cuando volvimos al apartamento dejamos a Kira y me cambié de ropa. Me puse unos vaqueros con una camiseta de los Rolling Stones y unas botas negras.

—¡Que guapa! —dijo Justin mientras yo salía de la habitación. —Bueno, ¿nos vamos?

Asentí con la cabeza mientras que Justin y Marvin salían. Antes de cerrar la puerta de casa me eché un poco de mi perfume favorito y cogí el bolso junto con una sudadera (ya que nunca se sabe el tiempo que hará en Inglaterra).

Decidimos coger el metro hasta el restaurante. No mentiré, nos perdimos un par de veces. Sin embargo, conseguimos llegar a tiempo a la reserva.

El restaurante era tan precioso como lo describían las personas en internet. Estaba prácticamente lleno, con un par de pequeñas mesas libres. Además, la cocina tenía las paredes de cristal, por lo que los comensales podían ver como su comida estaba siendo preparada. A los tres nos sentaron en una pequeña mesa redonda, cerca de una ventana que daba al exterior.

Sin limitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora