las apariencias engañan

170 8 0
                                    


Historia

Odiaba todo esto. Que siempre me miraran raro, siempre ser rechazada por lucir un poco diferente a los demás niños. Además que dicen que pienso muy distinto comparado con los otros niños de mi edad. Yo no pedí nacer así, yo no pedí los padres que tuve... Ambos, unos desobligados totales. Jamás los conocí muy bien, dice la nana Joahnna que mi madre me abandonó en su casa cuando yo era muy pequeña. La nana Joahnna es una señora muy buena, ella, sin ganar nada a cambio, se dedica a criar niños que encuentra en la calle o abandonados; ella les da un hogar y amor. Aveces, a sabiendas de lo que a ella se dedica, muchas madres sin corazón le abandonan bebés en la puerta. Justo como hicieron conmigo.

Cuando supe eso me llené de rencor. De un odio increíble para una niña de cinco años. Pero me di cuenta que solo me hacía daño, que quizá mis padres ni se acordaban de mi y que derramar lágrimas por ellos ni valía la pena. La nana me ayudó a superarlo. Con su amor y cariño me hizo comprender que ella era mi madre. Ella fue quien me crió y alimentó, era mi madre mas que la biológica.

Hoy cumplo siete años. En la casa, junto con mis 22 hermanos, me harán una pequeña celebración con un delicioso pastel que nana Joahna preparó. Estaba emocionada. Me pusé mi mejor vestido y peiné mi cabello negro. Al terminar me eché un vistazo en el espejo. Nunca comprendí porque mis ojos eran tan... extraños. O terrorificos como decían los niños en la escuela. Motivo por el cual le pedí a mi nana que me sacara de la escuela, así que temporalmente no estudio.

No le di mas importancia, y bajé las escaleras para celebrar feliz mi cumpleaños numero siete. Amaba a todos mis hermanos, siempre me hacían reír. Ellos y la nana eran mi familia, eran todo para mi.

Pasamos una inolvidable tarde, me divertí mucho y necesitaba un buen descanso asi que me fui a dormir. Estaba soñando tranquilamente con cosas lindas como siempre, cuando un dolor de cabeza me interrumpió. Era demasiado fuerte, empecé a quejarme sin cesar. Ese dolor se volvía cada vez más indescriptible, no lo podía tolerar, ¡no podía! Comencé a gritar. Que suerte que tenía mi propio cuarto. El terrible dolor duró algunos minutos y al fin cesó. Respiré agitada y toqué mi cabeza por encima del cabello.

¿Sangre?.. ¿Pero porqué? Muy asustada corrí a mirarme en el espejo. No podría describir como me sentí al ver eso. Porque me desmayé. No sé cuanto tiempo después, pero desperté. ¡Y esos terribles cuernos horribles seguían sobre mi cabeza! ¿Qué estaba pasando?... Comencé a llorar. No lo pude evitar.

¿Por qué me pasaba esto a mi?... Parecía... Parecía un demonio. No podía dejar que nana y mis hermanos me vieran así. Aun con lagrimas en mis ojos, me puse un suéter con capucha para tapar esas horribles cosas sobre mi cabeza y salí corriendo. ¿A donde? A donde sea, solo lejos de casa para que mi familia no me temiera; si yo misma me daba miedo. No sé cuanto corrí, pero pude darme cuenta que no me sentía cansada, era como si pudiera correr por horas y horas. Pero eso no pasó. En cambio, choqué; choqué con alguien y caí al suelo. Miré hacia arriba y vi a alguien de cabello largo y negro. Parecía mujer. Pero no le pude ver bien, porque llevaba un extraño sombrero, lentes de sol y una larga gabardina negra. Pero si pude notar su expresión al verme, como si estuviera muy alterada por verme, o como si me conociera. Tonterías. Yo imagino mucho.

—Tú...

Pronunció, como con nervios, sin dejar de mirarme, a través de esos lentes. Yo solo estaba nerviosa y aun afectada por lo de los cuernos, así que no le presté mucha atención y me dispuse a irme. Me levanté del suelo pero cuando estaba a punto de hacerlo, ella me tomó del brazo y me habló.

—Así que, al fin llegó el día...

Me dijo pero yo no entendí, intenté soltarme nuevamente.

—Hija por favor, es importante... Tus cuernos salieron, debes cometer tu primer asesinato hoy...

¿De que rayos estaba hablando? No sabía, ni quería saber.

—No diga esas cosas... ¡y déjeme en paz!

Me logré soltar y fue cuando noté que la desconocida tenía cuatro brazos. Viendola bien ya no sabía si era mujer o hombre. Pero que más daba, lo que yo debía hacer era alejarme de el o ella pero ya. Me di la vuelta pero el sujeto me bloqueó el paso con un bloque enorme de cemento, que sacó de la misma carretera.

—Mira y aprende, hija.

Yo no entendía nada, pero en eso vi pasar a una señora por la calle, y vi como el sujeto afilaba una punta de cemento, parecía que lo hacía con un tipo de magia. Me di cuenta de lo que planeaba cuando lanzó con fuerza aquella punta hacia la señora, un gran "¡NOOOOO!" salió de mi boca y apunté mis manos hacia la punta como queriendo detenerla. Cerré y abrí mis ojos. Para mi sorpresa, la señora caminaba sana y salva hacia otro lado, y la punta... La punta había ido a parar al estomago de aquel sujeto. ¿Cómo es que hice eso?... Estaba asustada, yo no quería hacerle daño a nadie. Pero observé sorprendida como el desconocido se sacaba la punta con sus manos, como si nada.

—Muy bien Belzebub, solo que el objetivo no debí haber sido yo...

—¡Mi nombre es Belldandy!... ¡Y déjeme en paz!

Muy asustada y llorando, al fin pude salir corriendo de ahí, a una velocidad increíble. No sé cuando llegué a un tipo de risco, pero era bello, con una vista hermosa que me tranquilizaba. ¿Qué acababa de pasar allá? ¿Yo tenía poderes? ¿Ahora que haría con ellos? Todo me daba vueltas... Me senté a llorar sobre mis rodillas, al fin comportándome como la niña pequeña que se supone que era.

Como quisiera volver a casa... pero sabía que eso no era posible, no mientras esas cosas siguieran sobre mi cabeza. Observando las estrellas, sentí que algo caía suavemente sobre mi cabello. La tomé y era una flor, una flor muy bonita. Al respirar su delicado aroma pude sentirla, la respuesta la sentí. Si es que acaso tenía poderes, tenía que aprender a usarlos, y después usarlos para el bien. Puedo parecer un demonio, pero no me siento como tal. Puedo parecer una niña antisocial, pero no lo soy. Puedo parecer fría, pero solo cuido mi corazón. A veces parece que no hablo, pero es que a veces simplemente no hallo que decir. Puedo parecerle muchas cosas al mundo; pero solo yo sé quien soy.

Y sobre todo, sé lo que no quiero ser: una asesina.

Posé la flor sobre mi cabello y comencé a caminar buscando algún refugio, se que lo encontraría, esta vez no tengo miedo.

Posé la flor sobre mi cabello y comencé a caminar buscando algún refugio, se que lo encontraría, esta vez no tengo miedo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
happypasta pedia (Tomo 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora