Entre discusiones y reconciliaciones (parte 1)

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Ya han pasado dos meses exactos desde que comencé con mis clases con nu-na; debo confesar que al principio la idea de patinar no era del todo de mi agradado y que esto lo hacía principalmente para poderme acercar a ella. Sin embargo, le he agarrado un gusto a este deporte que podría decir que se volvió algo adictivo, en especial al momento de agarrar velocidad para los giros y brincos.

No obstante, no todo ha sido sobre nubes ya que por momentos vuelvo a sentirme como si fuera nuevamente un trainee. En especial cuando logro escabullirme a ver las prácticas de Chan a fin de poder observar cómo realiza los saltos más complejos.

Mis clases por lo general son a primera hora de la mañana, pero hay ocasiones que por cuestiones de trabajo tengo que aplazarlas a las ultimas horas del día mas no dejo pasar ninguna.

Es más, hasta puedo asegurar que ya tengo una rutina trazada diariamente que consiste levantarme a las cinco de la mañana para prepararme para mis clases, a las seis de la mañana debo estar saliendo de mi casa debido a que a más tardar a las seis y media tengo que estar en la puerta del Starbucks que está a un lado del World Peace Center para así comprar el café de ambos.

Me atrevo a decir que el chico de ahí ya me conoce dado a su discreción al momento de tomar mi orden.

-Un latte vainilla con un sobre de stevia y un americano a nombre desconocido- dice el chico al verme llegar a la caja.

-Es correcto- le respondo de manera divertida.

-Ya se los preparo, si gusta tomar asiento para que se relaje aprovechando que no hay gente todavía- comenta el chico amablemente.

¡Ven!... A esto es a lo que me refiero, si fuera algún otro empleado ya hubiera hecho un escándalo al reconocerme con los tatuajes de mi mano. En cambio, él no fue así, siempre ha mantenido su discreción conmigo sin preguntar más de lo necesario ni aun que traiga mi maleta y mis patines conmigo. En definitiva, creo que este chico es army.

-Aquí tiene su orden- comenta el chico al dejarme las dos bebidas en la mesa.

-Gracias- le respondo tomando mi pedido de la mesa para después salir de ahí.

"Diez minutos para las siete, voy a buen el tiempo"

"¿Me pregunto si nu-na ya estará en la pista?"

"Ojalá y así sea para que el café no se le enfrié"

Tengo este pequeño dialogo mental mientras subo nuevamente a mi carro para recorrer el ultimo tramo de mi camino. Tan pronto como llego al recinto me dirijo al estacionamiento subterráneo para así pasar de manera desapercibida de la demás gente.

Aun que el personal del lugar sabe de mis clases no son capaces de comentar nada al respecto debido al acuerdo de confidencialidad que Hybe les hizo firmar, es por esto que puedo llegar aquí de manera tranquila.

-Siempre puntual- señala el guardia de seguridad que me ve bajar del carro a la par que mira el reloj de su muñeca.

A modo de respuesta hago una pequeña reverencia en agradecimiento por su arduo trabajo.

-Ojalá la juventud de ahora fuera igual de responsable como tu- comenta con ese tono de adulto mayor.

Por mi parte termino sonriéndole con mis ojos al llevar puesto el cubrebocas junto con un mi sombrero negro.

-Anda ya no te entretengo que tu maestra ya esta en la pista- termina diciendo para finalizar esta extraña conversación.

Es así que camino lo más rápido que puedo además de sumo cuidado de no tirar mis cosas ni el café de nu-na, en cuanto a mío ya me había acabado por ello es que solo cargaba con el envase vacío en espera de tirarlo en el primer bote de basura que se cruzara en mi camino.

Cadenas de Hielo: ElDonde viven las historias. Descúbrelo ahora