CAPÍTULO 1

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Viernes

Hoy.

Hoy era el día de la mudanza el día el cual abandonaría Milan, mi ciudad natal y donde había vicido toda mi vida

Llevaba toda la semana haciendo un esfuerzo en vano por no pensar o agobiarme demasiado con la mudanza, aunque cuanto más trataba de evitarlo, más me comía la cabeza pensando en como podían salir las cosas

Miré mi habitación vacía una última vez, la habitación en la que tantas veces me había encerrado después de discutir con mis padres por cualquier tontería, y en la cual había pasado horas dentro dibujando, leyendo o perdiendo el tiempo de cualquier manera

Mil recuerdos llegaban a mi mente mientras recogía las últimas cosas y abandonaba el hogar de mi infancia, estaba apumto de empezar una nueva etapa de mi vida.

Llegamos a la estación de trenes después de coger el taxi, mi padre pagó al taxista u este nos ayudó a bajar las maletas del maletero del coche, le dimos las gracias y entramos a la estación

Estubimos un rato esperando hasta que vimos nuestro tren llegar a la parada.
Mis padres y yo subimos, nos sentamos en uno de los compartimentos. Podía escuchar de fondo la conversación entre mis padres, los cuales planeaban su nueva vida, diciendo lo bonita que era la casa de la abuela, lo bonito que era el pueblo y lo bien que nos lo íbamos a pasar, pero yo simplemente no escuchaba, iba mirando por la ventana, vuendo como me alejaba de Milán.

Después de un par de horas de viaje de tren, finalmente llegamos a la ciudad de Roma.

Nada más bajarme de este, pude observar la belleza que poseía esta ciudad, aunque fuese Italiana, la verdad no visitaba Roma desde que era demasiado pequeña como para acordarme.

Anduvimos hasta el centro de la ciudad, era de las ciudades más bellas que había visitado, no solía salir de Milán pero me gustó lo que vi ese día, las calles estaban llenas de gente y el sol iluminaba sus calles haciendo que así pareciera todo más bonito.

Cogimos otro tren en una estación distinta, ahora una mucho más vacía y pequeña, este otro trayecto apenas duró unos minutos hasta que finalmente llegamos a aquel pequeño pueblo, donde la estación estaba totalmente vacía, anduvimos hasta una casa pequeña, de dos pisos, se notaba que era algo antigua.

Mi padre toco la puerta un par de veces hasta que finalmente, una señora mayor abrió la puerta, mi abuela

A penas la había visto un par de veces en mi vida, que era cuando ella venía a Milán en vacaciones de navidad o semana santa, al abrir la puerta no pude evitar correr a abrazarla

-Abuela!!- exclamé rodeándola con mis brazos, aunque no la conociese demasiado, la hechaba mucho de menos, y ne alegraba de verla otra vez.

-Sophie!- me dijo separándose del abrazo para mirarme -No me lo puedo creer, ¿eres tu?- me preguntó con una sonrisa mientras mis padres veían la escena alegres.

Yo asentí sonriendo, feliz de estar con ella de nuevo.

-Dios mio, Cuanto has crecido, cuantos años tienes ya?- me preguntó asombrada mirando mi aspecto

-16- le dijo y me miro contenta, la verdad que le sorprendió mi edad al llevar tanto tiempo sin vernos

-Aún me acuerdo cuando eras tan solo un bebé- me dijo acariciando mi mejilla con ternua

Sonreí y solté una pequeña risa.

Terminamos de meter todas las maletas en casa, me enseñaron mi habitación, era bastante amplia y bonita, desde la ventana se veía un precioso árbol muy verde, con varias ramas, me pareció muy bonito.

Empecé a deshacer el equipaje, guardando mis cosas y organizándolo todo en el armario y los cajones.

Tardé un tiempo en darme cuenta de que en unos pocos días empezaría las clases otra vez, ¿tan rápido había pasado el verano?

Lo comenté con mis padres y ellos me dijeron que ya me habían apuntado a un instituto de la zona, uno de los pocos que debía de haber en el pueblo, no me hacía ilusión empezar, no se me daba bien hacer amigos, ni si quiera había tenido nunca novio, ni mi primer beso, tampoco era una prioridad para mi como para muchas otras.

Pero al fin y al cabo no tenía otra opción, tenía algo de miedo por empezar de cero, no conocería a nadie ni nadie a mi.

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El resto del verano pasó mucho más rápido de lo que me esperaba, de repente ya era el primer día de clase.

Joder, ¿por qué las clases tienen que empezar tan pronto?, me había levantado como a las 6 y 30 de la mañana, no podía mas con el sueño, que horror, quería seguir durmiendo, pero tampoco quería llegar tarde el primer día, finalmente me duché, desayuné y cuando tuve todo listo salí de casa.

Anduve un par de manzanas hasta llegar a la parada de bus, al parecer mi parada era de las primeras de la ruta que hacía el bus para el instituto, porque al subir, no había casi gente, me senté casi al final del bus y me dispuse a mirar por la ventana, observando las casas del pequeño pueblo.

El bus pasaba por varias paradas en las cuales iba subiendo gente que supongo que iría al mismo instituto que yo, al principio no subían tantos hasta que llegó a una parada con bastante gente, subieron varios de golpe, el auto bus estaba casi lleno, joder

La gente se pegaba y se empujaba por escoger sitio, había gente que se preocupaba realmente por el sitio que tubiesen, yo ignoraba todo eso, pensaba sentarme sola mirando el paisaje, me daba igual todo lo que pasara detrás solo escuchaba pasos corriendo y gente de fondo dando voces las cuales no prestaba atención

No hasta que sentí que alguien habló detrás de mi captando mi atención, haciendo que volviera al mundo real

-Perdona- sentí que me preguntaban por detrás -te importa si me siento? es que no hay más sitio- me di la vuelta para ver de quien se trataba

Al hacerlo me encontré una chica que debíade tener más o menos mi edad, sentí algo raro por dentro, se me revolvió el estómago al mirarla, era rubia y tenía un pequeño flequillo que caía por su cara, y unos ojos de color azul, eran preciosos, los más bonitos que había visto nunca, no se cuanto tiempo pasé mirándolos, hasta que volví a centrarme para responderle

-Y-yo emm...-

Non habiamo Paura del Buio - 1969 - Victoria De AngelisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora