Capítulo Dos

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El comedor estaba rebosante de voces y aromas, todos combinados en un barullo de caos y desorden que sorprendentemente, aún se las arreglaba para seguir una jerarquía. Pequeñas comunidades que se aglutinaban durante la hora del almuerzo de las que eran comunes encontrarse en las páginas de algún guion para un show televisivo cliché y que por algún motivo eran tan apegados a la realidad como podían serlo. Desde los alfas y omegas que reinaban la facultad con un puño de hierro, a aquellos deportistas los cuales siempre estaban en boca de todos debido a las fiestas que organizaban casi todos los días, los artistas, quienes eran populares en sí debido a sus almas y corazones sensibles que enmascaraban su enorme ego, los chicos malos que podían llegar ser igual de peligrosos que un cachorro recién nacido, y, por supuesto, los más inadaptados y marginados de todos; los nerds.

(Si alguien se detenía a mirar a Tzuyu en ese instante, corriendo apresuradamente a la mesa en la que siempre se sentaba a almorzar con sus amigas, mochila medio abierta con una decena de libros y cuadernos amenazando con deslizarse fuera mientras agarraba su merienda con una mano y un cómic de Star Wars en la otra, no le sería muy difícil discernir a cuál de esos tantos grupos pertenecía.)

—Chicas, chicas, no me la van a creer —la alfa llamó, apenas dándose el tiempo para girarse y darse cuenta de que la mitad de sus útiles estaban cayéndose de su bolsillo. Aunque tenía cosas más importantes que atender.

De inmediato, dos pares de ojos se posaron en ella, que antes estaban demasiado ocupados en lo que parecía una partida dura de ajedrez.

—¿Anunciaron la tercera entrega de Half Life? —una del trío de alfas que estaban conglomeradas alrededor de la mesa fue rápida en preguntar, su voz enlazada con tanta emoción que los anteojos que usaba por poco se deslizaron del puente de su nariz.

—Uh, no —Tzuyu negó—. Lo siento, Dubu, pero de verdad no creo que ese día llegue.

—Sí, así como el día en que ustedes dos salgan con un omega, ¿no es cierto? —la otra alfa, de cabello largo azabache, bromeó en voz alta, sosteniendo su palma en el aire para incitar a Tzuyu a chocarle los cinco. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que su otra amiga no tenía la intención de hacerlo, ella bajó la mano y se aclaró la garganta—. Público difícil, ¿eh?

—Ignórala —Dahyun le aconsejó—. Desde que Somi aceptó su cortejo cree que está por encima de nosotras incluso si es la más bajita de las tres.

—Espera un momento, ¿Somi aceptó tu cortejo? —Tzuyu preguntó, girándose hacia su amiga con ojos tan abiertos como platos. Ya con el interés puesto en el relato de la de cabellos azabache, ella tomó asiento en la banca frente a las dos alfas para escuchar mejor.

—Tan real como el cielo, Chewy. Te digo que la traigo loquísima —Chaeyoung presumió, esbozando una sonrisa gatuna—. Es solo cuestión de tiempo antes de que me pida ser su alfa.

Dahyun solo rodó los ojos ante las palabrerías petulantes de Chaeyoung, mientras que Tzuyu, siempre la más impresionable de las tres, suspiró en derrota al mismo tiempo que se desplomaba en la mesa frente a ellas.

Las tres alfas tenían historia juntas. Prácticamente conociéndose fuera de la matriz de sus padres omegas y creciendo juntas desde ese entonces gracias a la amistad de sus padres alfas, coleccionando recuerdos así como raspones en las rodillas por todas las esquinas de la calle residencial en donde solían vivir una a cada lado de la otra. Fue una alegría aún más grande cuando las tres se presentaron casi al mismo tiempo como alfas, sobre todo para sus padres, ya que al ser hijas únicas las tres parejas esperaban contar con alfas para continuar el legado de sus apellidos.

Y si bien las tres crecieron con halagos y atención por igual, un hecho por el cual ellas estaban eternamente agradecidas, era cierto que tanto las familias de sus amigas como la suya propia solían inundar a la joven Tzuyu en adulaciones. No solo por su crecimiento acelerado comparado con el de sus dos otras amigas, que eran más bien pequeñas, sino también por la intensidad de su aroma y el porte que cargaba siendo hija de la familia Chou, creyendo fielmente que la más joven de las alfas era la que poseía más posibilidades de obtener una omega de buena prole.

𝙋𝙄𝙉𝙆 𝙈𝘼𝙏𝙏𝙀𝙍┇𝘕𝘈𝘛𝘡𝘜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora