Capítulo Tres

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Incluso para la mañana siguiente, Tzuyu aún había tenido problemas para regresar a la realidad en múltiples ocasiones. El día anterior se tropezó muchas más veces de lo usual en su camino de regreso a casa, falló en resolver un simple problema de disoluciones para su clase de química, y ni siquiera tocó el cómic vintage de Star Wars que Dahyun le había prestado a pesar de haber estado tan emocionada para leerlo tan pronto como su alfa amiga accedió a dárselo hace un par de días. Su propia torpeza ni siquiera fue un segundo pensamiento para su mente, pues ésta ya estaba plagada del recuerdo de los seductores ojos que se posaron en ella en la biblioteca, sus sentidos evocando el delicioso aroma a jazmín que captó tan cercano y su cabeza repitiendo las palabras que se le habían susurrado en voz baja y sofocante.

Y el nombre de la omega que había puesto su mundo de cabeza se deslizaba fuera de su boca de vez en cuando, intentando convencerse de que era real.

—¿Estás bien?

Tzuyu enfocó la vista.

Dahyun y Chaeyoung la miraban con un ceño fruncido, y para cuando pudo regresar al presente, donde ella y sus dos amigas estaban haciendo su camino hacia la preparatoria, apenas se dio cuenta de que las otros dos alfas se detuvieron en mitad de la acera para lanzarle miradas extrañadas.

—¿Qué? —ella murmuró medio desorientada— ¿De qué hablan?

—Dijiste un nombre —Chaeyoung señaló—. ¿Da-Yeon? Algo así. Es la primera palabra que sale de tu boca en los últimos diez minutos.

—¿Dormiste bien ayer? —fue el turno de Dahyun de preguntar, también imitando el fruncir en las cejas de la más bajita—. Estás un poco distraída. Ni siquiera me hablaste de qué te pareció el cómic.

El color subió a las mejillas de la joven alfa. —Son como, las siete de la mañana —intentó fingir una sonrisa para quitarle importancia—. Déjenme despertar bien primero y apresúrense, o llegaremos tarde.

Las dos coreanas intercambiaron otra mirada en blanco. —Chewy, ya estamos aquí —Chaeyoung le dijo, negando con la cabeza en incredulidad—. Llegamos hace cinco minutos.

Tzuyu, aún un tanto desorientada, miró a su alrededor. A sus espaldas, el edificio de la preparatoria se veía tan bullicioso como siempre, con múltiples alfas, omegas y betas caminando en grupos de dos o de tres como ellas hacia la entrada, y algunos otros, los más afortunados, pasaban a su lado en sus vehículos sin prestarles mucha atención.

Ella se detuvo, intentando descifrar en qué momento se desconectó tanto de lo que pasaba a su alrededor para recorrer todo el camino desde su casa hasta ahí sin darse cuenta. Y detrás de ella, Dahyun rió.

—Te dije que está distraída —la alfa más pálida se dirigió a Chaeyoung, quien asintió en respuesta.

—Seguramente se pasó toda la noche pensando en aquella omega de su clase, si sabes a lo que me refiero —Chaeyoung se unió a sus risas, golpeando los costados de Tzuyu con su codo—. Imagínate, "¡oh, Da-Yeon! ¡Tan bonita como una estatua griega, una diosa griega que me excit-!

Tzuyu se aseguró de propinarle un buen golpe en la frente antes de que pudiera terminar su oración.

—Ni siquiera se llama así —dijo, apartando la mirada—. Además, ¿por qué tu mente siempre se salta a lo sexual? Apenas la conocí ayer.

Oh, y cómo la había conocido. Tzuyu podía sentir el escalofrío regresar a su cuerpo como una inyección de adrenalina pura solo de recordar los rosados y brillantes labios que le habían murmurado lo dulce que era, y sus brazos rememoraban la sensación fantasma de esas manos delgadas que se aferraron a sus antebrazos con tanta delicadeza y a la vez, tanta persuasión.

𝙋𝙄𝙉𝙆 𝙈𝘼𝙏𝙏𝙀𝙍┇𝘕𝘈𝘛𝘡𝘜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora