Una pequeña peliblanca de puntas aguamarina corría lo más lejos que podía, mientras cargaba un pequeño bulto entre sus brazos, corría sin parar por el frondoso bosque.
Miraba atrás de vez en cuando para verificar que su padre o algún miembro de la t...
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Narrador Omnisciente
Alrededor de dos meses, en ese tiempo Rouge se ha encargado de Amane, era una bebé tranquila, así que no tuvo problemas en su inició de crianza.
Así que, quizás mientras la va cuidandano, podría tener la experiencia para cuidar un hijo propio con su esposo, lo cual le hizo sonreír con una gran fantasía en su mente, en tener una familia normal, aunque claro, ella incluía a Amane, ya que la consideraba como una hija.
Suspiro viendo la carta que su esposo le envió, diciéndole que vendría en el siguiente mes, era la tercera vez que le decía lo mismo, más no venía, al parecer tenían problemas en quien sabe dónde para que no venga en el mes que dijo que vendría.
Pero aunque se quejaba, ella lo amaba, así que soportaba esa pequeña soledad en su ser, además, de que Amane la ayudaba a no sentirse completamente sola.
-Bah..-Miro con una sonrisa a la bebé, quien sorprendentemente, ella podía sentarse por sí misma.
-Si, yo soy mamá.-Ella le decía eso, y aunque no era la verdadera, quería que Amane creciera con figuras maternas y paternas.
-Hmmm...¡mah!-Rio ante el intentó de la menor.
Teniendo un lindo momento de "madre" eh "hija", Rouge recordó donde escondió tanto la fruta del diablo con la katana, miro de reojo, debajo del sillón, ahí había una tabla que estaba rota, así que había guardado las cosas ahí, siendo cubierto, tanto por la tabla, como el sillón.
Al cabo de otro mes, esta vez, si había llegado Roger a casa, lo cual la había hecho suspirar de alivió.
Y en esos momentos, los tres tuvieron pequeños momentos en familia, escuchando las risas infantiles de Amane ante las payasadas de Roger, con las risas de Rouge de fondo.
El tiempo va pasando, así dando dos años, en las cuales, en el último año, Roger disperso su banda, y se despidió de Barbablanca contándole sobre el significado de la "D" en los nombres de ciertas personas, para después regresar con su amada.
En donde pasaron un tiempo a solas, Amane se había quedado con Rayleigh durante esos momentos en el barco donde estaba el rubio de lentes, este le enseño a hablar mejor.
A la mañana siguiente, Amane se despedía de Roger y Rayleigh.
-Adiós oto-san, tío Ray...-La menor dijo con facilidad, pero aún le faltaba un poco para hablar mejor, y lo más sorprendente, era que a pesar de tener solo 2 años de edad, ya medía como un niño de cuatro años.
La genérica de Kaido quizás, él hombre era muy alto, así que sus hijas deben de tener al menos algo de este.
-Ya, ya mi pequeña Ame.-Cargo a la menor quien lloraba un poco, recargando su cara en el hombro del pelinegro, sintió como acariciaba su cabeza con cariño.-Escucha, tu madre estará en momentos difíciles cuando me vaya...y quiero que la cuides tanto como puedas, eres una niña lista, entenderás muy bien a que personas, son las que puedas confiar.
