Orgasmo inolvidable

703 5 3
                                    

De vez en cuando, las chicas se reunían en casa de una de ellas para reír, jugar a algo aburrido, conversar por internet con un nombre falso para pedir y recibir fotos de penes, y la más común de todas las cosas que hacían, recordar. La última vez que se reunieron fue en casa de Laura, sus padres no estaban así que tenían la casa entera para ellas solas, vieron vídeos caseros de muchachos guapos masturbándose, se imaginaron encima de ellos y más de una humedeció su ropa interior, comieron palomitas mientras vieían su película favorita por enésima vez, la típica historia de la chica que está enamorada del chico pero no se lo dice porque es lo suficientemente estúpida como para seguir creyendo que es el hombre quien debe dar el primer paso; ese tipo de chicas en la actualidad están destinadas a morir vírgenes.
Josefina es siempre la más sentimental, y recordó e hizo recordar a las demás cómo se habían conocido, como siempre, chupando algo. Resulta que las cuatro iban juntas a la misma escuela primaria, una vez Alexandra dio prestado un lapiz a Laura sin conocerse más que haberse dicho "hola" alguna vez, después de un rato vio hacia ella y la atrapó con su lápiz en la boca, ella al ser muy higiénica gracias a sus padres, enfureció porque ni ella misma había hecho tal cosa y no permitiría que alguien más lo hiciera, simplemente era asqueroso, se le acercó y le golpeó la cabeza y comenzaron a golpearse, Mía era más pacífica e intervino para que dejaran de pelearse, pero Josefina echó más leña al fuego y las cuatro terminaron peleándose frente a los demás niños, quienes hasta que la maestra regresó al salón y las llevo a la oficina de la directora, después de eso fueron las peores enemigas, con sólo verse podían incendiar la habitación en la que se encontraban, pero luego de un tiempo, al ser obligadas a trabajar en el mismo grupo, gracias a la maestra de lengua, se conocieron mejor, olvidaron sus diferencias al saber que tenían muchas más cosas en común, y se volvieron las mejores amigas hasta hoy. A Mía ya le han comenzado a escurrir las lágrimas por las mejillas y les dice a todas que las quiere demasiado, tanto como su corazón lo permite y que pase lo que pase nunca nadie las va a separar, todas se unieron en un cálido abrazo y cuando se separaron las lágrimas habían inundado el rostro de cada una, al secarlas con sus manos y verse los rostros estragados no pudieron más que reírse de sí mismas y prometerse no hacer eso en público nunca.
Luego se fueron a la cama con sus pijamas de gatos, corazones, estrellas y arcoiris, recogieron su cabello y trataron de dormirse mas no pudieron porque temían que alguien entrara a la casa y les hiciera daño -¿o en realidad lo estaban deseando?-, así que esperaron un rato más hasta convencerse que la seguridad que estaba distribuida por toda la casa no permitiría tal cosa -qué decepción.
Dormieron como princesas, sin darse cuenta que alguna roncaba como dragón. Al despertar acariciadas por los rayos del sol delicado de la mañana bostezaron para recobrar energías, todas sabían el valor de su amistad en sus vidas, por eso siempre querían estar juntas para comerse el mundo, y no solo el mundo, de eso se trata la vida, experimentar y saber lo que es placentero y aquello que no lo es tanto, y desde ya están seguras que no hay mayor placer que hacer sentir placer a los demás, ver en sus caras ese gesto que te dice que lo haces bien e invita a seguir haciéndolo, a seguir brincando como como Caperucita Roja encima del lobo feroz que quería comérsela de un zarpazo, pero esta vez no es la niña inocente que ve la peluda faz del animal y aún así cree que es su abuelita, sino es el lobo quien ve la cara rosada y tersa de la niña y cree que es inocente, sin saber que tiene más trucos escondidos que el mago más famoso.
Desayunaron juntas, se bañaron una por una para guardar la inocencia del momento, aunque más de alguna vez habían conocido sus intimidades e incluso se habían tocado entre "juegos de amigas". Ese dia, al regresar los padres de Laura, cada una se despidió de ellos con un beso y un abrazo, y se fueron sintiendo el orgasmo inolvidable de una maravillosa amistad que no acabaría nunca.

Abiertas de mente, cerradas de piernasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora