Prólogo.

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Los Angeles.
11 de junio, 2017. 



He vivido más de treinta vidas, todas con nombres e historias diferentes que a este grado de mi vida debería sentirme afortunada de tener una vida donde cada día es una aventura nueva. Sin embargo, no es la vida que yo quería y eso me hace desear morir porque muchos intérpretes emergentes matarían por ser yo ahora mismo. 

Extasiada me pongo de pie a la vez en que todos a mi alrededor se levantan de sus asientos para darme la que podría ser la ovación más larga de la noche, saludo a un par de personas camino a recoger el premio más importante que he recibido en muchos años. La cámara me enfoca y por primera vez en mucho tiempo sonrió de verdad, esperanzada de que mi familia me está viendo ahora mismo. 

Una sensación de felicidad pura me recorre de la punta de los pies a mi cabeza, más que nada por lo lejos que he llegado cuando todos a mi alrededor me daban por una causa perdida. 

Alguien me ayuda a subir las escaleras y cuando finalmente estoy arriba de la plataforma, un premio Tony me es entregado por Greta King quien me dió clases en la academia de artes escénicas. Me sonríe en grande de forma genuina, a la vez en que un micrófono me es entregado. 

—¡Cielos! —exclame, provocando algunas risas entre los invitados —no se que decir. Deseaba tanto que Bee ganará que no ensayé mi característico discurso frente al espejo. 

Veo a los invitados, muchos de ellos colegas con los que he trabajado y en gran parte son ex compañeros con los que compartí clases de actuación, mi mirada se detiene junto al acompañante de June mi co-protagonista, su invitado levanta sus pulgares en señal de apoyo al momento de que nuestras miradas se encuentran. 

Ahora mismo me siento tan extasiada que su presencia en el mismo lugar que yo no me molesta, hasta creo que de cierto modo es gratificante. Si bien un premio Tony no es el Oscar que deseo tener, equivale lo mismo para los representantes de teatro. 

—Quiero dar las gracias a todo el equipo, sobre todo a August Lewis por escribir este musical y también a Albert por dirigirlo pero, sobre todo a Greta King por enseñarme todo lo que sé sobre actuación, por presionarme y también por concederme la oportunidad de darle vida a Margaret. —mi voz cada vez suena más rota por las lágrimas de emoción que amenazan con salir de mis ojos, —tambien a mis amigas quienes siempre han estado ahí para mí, a mí hermano Hugh que de no ser por él yo no sería actriz pero, a quien más quiero dedicarle este premio es a Brian Brennan; él sabe porque. 

Hago una pausa, pensando muy bien en lo que diré. No hemos hablado en un buen tiempo, lo más cerca que hemos estado de entablar una conversación ha sido a través de nuestros discursos de agradecimiento. 

Mi historia con Brian Brennan no tiene un inicio y tampoco un final, se puede decir que cada día se escribe una página nueva de un libro que parece nunca terminar a pesar de que el punto final se haya escrito hace más de cinco años. 

—Para los que no lo saben, Brennan y yo solíamos ser compañeros de actuación —inicie, sin estar segura de porqué les cuento acerca de nosotros —La maestra King se encargó de ponernos juntos en cada actividad de pareja, en verdad hicimos demasiadas obras teatrales juntos que he perdido la cuenta. Hace tres años, él me dedicó su primer Oscar y hoy yo quiero dedicarle mi Tony. Probablemente, si él nunca se hubiera ido, yo no estaría hoy aquí, así que gracias. 

Y con esas palabras termino mi discurso dejando a todos con un sabor amargo, los aplausos no se hacen esperar y yo no pierdo el tiempo para regresar a mi lugar y esperar a que la ceremonia de premios termine. 

La premiación continúa para darle paso a la estrella de la noche, la razón por la que todas las personas que esperaba no volver a ver se encuentran todas reunidas aquí. Todos los presentes nos ponemos de pie para darle una larga ovación a Greta King, quien no se hace esperar para recibir un premio por trayectoria.

Recibe el premio entre sus manos para dar inicio a el que podría ser uno de los discursos más largos de la historia. Me dejó caer sobre mi asiento, comenzando a sentir arrepentimiento por mi discurso. 

¡Dios mío! No debí ni siquiera mencionar a Brian Brennan en el discurso del que podría ser el premio más importante de mi carrera, debí haber hablado acerca del calentamiento global y en la importancia de usar bloqueador solar en vez de meterme en aguas peligrosas. 

Pero, no lo pude evitar. Al fin gané algo, es decir, por primera vez Brian Brennan no me quitó algo que deseaba tener así que los horribles sentimientos han desaparecido, al menos por esta noche. Sin embargo, no puedo evitar que un sentimiento de amargura se instalé en mi estómago ante un simple pensamiento sobre él. 

Solía pensar que nos conocimos, es decir, sé quién es y él sabe quién soy. Pero, hace mucho que deje de conocerlo realmente. Él ha cambiado demasiado en los últimos cinco años, no es quién solía conocer pero, ciertamente yo tampoco. 

Sujeto el premio entre mis manos con todas mis fuerzas, no es un Oscar, no todavía pero, si es mi logró más importante hasta el momento. 

He sacrificado demasiadas cosas por ésto pero, eso es lo que hacemos los artistas. Lo damos todo por el triunfo, algunos hasta son capaces de entregar a cambio su corazón y su alma. 

—Sigue soñando, pero no imagines que todo se hará realidad —me digo a mi misma, mientras la profesora King al fin termina su discurso y con el la ceremonia. 

Entonces, soy llamada para la rueda de prensa y también para las fotos oficiales. Me pongo de pie e inconscientemente giró mi cabeza hacia atrás.

Él ya me está mirando para el momento en que mis ojos se encuentran con los de él, me sonríe con la misma calidez con la que siempre lo ha hecho a pesar de que me he encargado de levantar un millón de barreras entre nosotros. 

Y sin querer sonrió, porque estamos en la ciudad de las estrellas donde todos nuestros sueños pueden volverse realidad.









Fecha de publicacion: 5 de septiembre, 2024.

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