1. El día que lo cambió todo

998 63 0
                                    

Naruto Uzumaki había materializado su sueño en realidad, convertirse en Hokage. Después de salvar al mundo shinobi unas cuantas veces era lo menos que se podía esperar. Había pasado la mayor parte de su infancia en soledad, renegado, deseando ser admirado por todos, pero al final no sólo había conseguido un respeto que sobrepasaba las fronteras del País del Fuego, sino que su soledad había sido desplazada y sustituida por un sinfín de amigos que se fueron sumando en el camino, y algo más, una familia que lo amaba por sobre todas las cosas, Hinata Hyuga, ahora Uzumaki, quien siempre lo admiró, mucho antes que él lo notara, esperando paciente a que él volteara a verla, aquella que le había regalado la dicha de tener dos hijos, Boruto y Himawari, el primero aún tenía mucho que aprender, siempre a la defensiva, pero no por eso lo amaba menos, y la segunda, quien había heredado la amabilidad de su madre, pero la fuerza de su padre. Todo era perfecto ¿qué podría salir mal?

Todo.

Trataba de hacer lo mejor que podía, como padre, esposo, Hokage, amigo. Pero a pesar de poder crear cientos de clones de sombras, estos no podían reemplazar la presencia en sí misma de su persona. Lo aprendió a la mala. Creía que todo en su vida estaba en el lugar que debía estar, y que no merecía prestarle atención en el momento, cosa que había establecido de manera inconsciente.

Muchas cosas pasaron, perdió a Sasuke, lo recuperó, perdió a Hinata aquella vez por Toneri, la recuperó, creyó haber perdido a Boruto, lo recuperó. Él creía que siempre que perdía algo podría recuperarlo si centraba todas sus fuerzas en ello, pero ¿por qué esperar a perderlas para prestarles atención? Nunca se puso a pensar en ello, y esta no fue la excepción.

Naruto pasaba sus días ejerciendo su cargo de Hokage, no tenía tiempo para nada más, Boruto había perdido un poco el camino, logró reestablecer aunque sea un poco su relación, luego vino Kawaki, creyó poder hacerse responsable de eso también, pero ¿dónde quedaba todo a lo que no le prestaba atención? Hinata seguía ahí, paciente, como siempre, lo apoyaba en todas las decisiones que tomaba, aunque muchas veces no lo consultaba con ella, dedicaba su vida a cuidar de Himawari, sin embargo, algo cambió un día.

Naruto pasaba sus días ejerciendo su cargo de Hokage, no tenía tiempo para nada más, Boruto había perdido un poco el camino, logró reestablecer aunque sea un poco su relación, luego vino Kawaki, creyó poder hacerse responsable de eso también, pero...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

**Imagen extraída del manga Boruto: Naruto Next Generations #64, perteneciente a Masashi Kishimoto**

Hinata recordaba ese día constantemente, Boruto corría peligro, su primogenito, lo único que pensaba es correr y ayudarlo, hacer lo que sea para volver a tener a su hijo en casa a salvo, no podría quedarse esperando, como siempre, tenía que hacer algo, pero no, Naruto no la dejó, simplemente dijo "No digas bobadas ¿qué pasará con Hima si te ocurre algo?". Después de eso tuvo que ceder y quedarse, pero esas palabras no dejaban de resonar en su mente, una y otra vez, "No digas bobadas", ¿es que él la creía tonta? ¿relamente la creía tan débil que lo único que podía hacer era quedarse en casa y cuidar de Himawari? ¿era su única función? Todas esas noches no hizo más que llorar, y más cuando se dio cuenta de otra cosa, "¿Qué pasará con Hima si te ocurre algo", otra lagrima recorrió su mejilla, ¿a caso a Naruto sólo le importaba que le pasara algo porque entonces no habría quién se hiciera cargo de Himawari? ¿De no tener esa responsabilidad es que le daba igual si algo le pasaba a ella? ¿Si ella muriera a Naruto no le importaba en lo absoluto? Rememoró todos esos meses, todo ese tiempo desde que él se había convertido en Hokage, ella entendía perfectamente sus ausencias en los momentos importantes, entendía que a veces no podía más que enviar a un clon de sombra para estar presente, entendía que era su sueño y ella lo apoyaría siempre porque lo amaba, pero... cuando regresaba de una misión lo único que hacía era anunciar que había regresado bien, ni un abrazo, ni una caricia, ya ni siquiera dormían en la misma habitación.

¿Él no la amaba?

Mientras lloraba en silencio en su habitación algo sonó afuera, corrió a ver qué pasaba, pero lo último que vislumbró fue la puerta y Himawari gritándole a lo lejos - ¡MAMÁ! - Luego todo se volvió negro.

Naruhina: El día en que lo perdió todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora