· ocho ·

38 6 2
                                    

maratón 3/4

Me toma 2 días abrir mis ojos.

Hay una lata de metal y una lata de comida colocada al lado, e inhalo los fríos contenidos con mis manos temblorosas, un sordo dolor crujiendo a través de mis huesos, una desesperada sequía sofocando mi garganta. Nada parece estar roto, pero una mirada debajo de mi camisa prueba que el dolor es real. Los cardenales son descoloridas flores de azul y amarillo que me torturan al tocarlos y curan lentamente.

Ashton no está en ningún lugar.

Estoy sola en un bloque de soledad, 4 paredes de no más de 3 metros en cada dirección, el único aire se mueve sigilosamente a través de una pequeña ranura en la puerta. Acabo de comenzar a aterrorizarme con mi imaginación cuando la pesada puerta metálica se abre. Un guardia con 2 rifles colgando a través de su pecho me mira de arriba abajo.

-Levántate.

Esta vez no dudo.

Espero que Ashton, al menos, esté seguro. Espero que no vaya a finalizar de la misma manera que yo.

-Sígueme. -La voz del guardia es densa y profunda, sus ojos grises ilegibles. Luce sobre los 25 años de edad, el pelo rubio se recorta cerca de su coronilla, las mangas de su camisa enrolladas hasta sus hombros, tatuajes militares serpenteando su antebrazo hacia arriba, justo como el de Ashton.

Oh.

Dios.

No.

Ashton entra por la puerta detrás del rubio y hace un gesto con su arma hacia la estrecha pared.

-Muévete.

Ashton está apuntando un arma hacia mi pecho.

Ashton está apuntando un arma hacia mi pecho.

Ashton está apuntando un arma hacia mi pecho.

Sus ojos me resultan extraños, perdidos y distantes, muy, muy lejos.

No soy nada, sino novocaína. Estoy entumecida, un mundo de nada, todo sentimiento y emoción se ha ido para siempre.

Soy un susurro que nunca existió.

Ashton es un soldado. Ashton quiere que muera.

Le observo abiertamente ahora, cada sensación amputada, mi dolor un grito distante desconectado de mi cuerpo. Mis pies se mueven hacia delante según su petición; mis labios permanecen cerrados porque nunca habrá palabras para este momento.

La muerte sería una bienvenida liberadora de estas alegrías mundanas que he conocido. No sé cuánto tiempo he estado caminando antes de que otro golpe me paralice. Parpadeo contra la luminosidad de la luz que no he visto en tanto tiempo.

-______ Ferrari. -Una voz detona mi nombre. Hay una pesada bota presionada en mi espalda y no puedo levantar mi cabeza para distinguir quien está hablándome-. Weston, atenúa las luces y libérala. Quiero ver su cara. -El comandante es sereno y fuerte como el acero, peligrosamente relajado, poderoso sin esfuerzo.

La luminosidad es reducida a un nivel que soy capaz de tolerar. La impresión de la bota es tallada en mi espalda, pero no se establece por más tiempo en mi piel.

Levanto mi cabeza y observo.

Soy inmediatamente golpeada por su juventud. No puede ser mucho mayor que yo.

Es obvio que está a cargo de algo, aunque no tengo idea de qué. Su piel es impecable, sin manchas, la línea de su mandíbula afilada y fuerte. Sus ojos son la más pálida tonalidad de esmeralda que he visto.

Es bello.

Su deshonesta sonrisa es calculadamente malvada.

Está sentado en lo que él imagina que es un trono, pero no es nada más que una silla delante de una habitación vacía. Su traje está perfectamente planchado, su pelo expertamente peinado, sus soldados, los guardaespaldas ideales.

Le odio.

*Novocaína: polvo blanco derivado de la cocaína, muy soluble, que se emplea como anestésico.


-Eres tan terca. -Sus ojos verdes eran casi translúcidos-. Nunca quieres cooperar. Ni siquiera jugarías con tu compañero de celda.

Me encojo sin pretenderlo. La quemadura de la traición enrojece mi cuello.

"Ojos celestes" se ve inesperadamente divertido, y yo, de repente, mortificada.

-Bueno, ¿no es esto interesante? -Chasquea sus dedos-. Irwin, te adelantarías, por favor.

Mi corazón detiene su latido cuando Ashton aparece en escena. Irwin. Su nombre es Ashton Irwin.

Ardo en llamas de la cabeza a los dedos de los pies. Ashton flanquea a "Ojos celestes" en un instante, pero sólo ofrece un seco asentimiento de su cabeza como saludo. Quizás el líder no es tan importante como piensa.

-Señor -dice él.

Demasiados pensamientos se están enmarañando en mi cabeza y no puedo desatar la locura que los anuda juntos. Debería haberlo sabido. Había oído rumores de soldados viviendo entre la gente en secreto, denunciando a las autoridades si veían cosas sospechosas. Cada día desparecía gente. Nadie volvía nunca.

Aunque aún no puedo entender por qué Ashton fue enviado para espiarme.

-Parece que has dejado una profunda impresión en ella.

Entorno los ojos más cerca hacia el hombre de la silla, sólo para darme cuenta de que su traje ha sido adornado con diminutos parches de colores. Méritos militares. Su último nombre está grabado en la solapa: Hemmings.

Ashton no dice nada. No mira en mi dirección. Su cuerpo está rígido, 1,80 metros de maravillosos músculos magros, su perfil fuerte y estable. Los mismos brazos que sostuvieron mi cuerpo son ahora pistoleras para armas letales.

-¿No tienes nada qué decir? -Hemmings mira a Ashton sólo para inclinar su cabeza en mi dirección, sus ojos bailando a la luz, claramente divertidos.

Ashton tensa su mandíbula.

-Señor.

-Por supuesto. -Hemmings está de repente aburrido-. ¿Por qué debería esperar que tuvieras algo que decir?

-¿Vas a matarme? -Las palabras escapan de mis labios antes de que tenga la oportunidad de pensarlas y el arma de alguien se cierra de golpe sobre mi columna de nuevo. Caigo al suelo con un roto gimoteo, resoplando en el mugriento suelo.

-Eso no era necesario, Roland. -La voz de Hemmings está saturada de un fingido desagrado-. Supongo que te estarás preguntando la misma cosa que si yo estuviera en tu posición. -Una pausa-. ¿______?

Me las arreglo para levantar mi cara.

-Tengo una proposición para ti.

☾Shatter Me☽ 《 l.h // a.i 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora