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Euijoo llegó a la casa unas horas después, con el cadáver de lo que fue una maqueta en algún momento. Empezaba a sospechar que a los profes de arquitectura les encantaba romper maquetas que no fueran suyas.

Colgando la mochila en el perchero, distinguió a Nicholas tirado en el sillón con las patas arriba de la mesita ratona, un vaso de chocolatada y en la otra el celular. Por la cara de ojete que tenía, supuso que se acababa de despertar. Ignorandolo por completo, se encaminó hacia la cocina, donde se podía sentir un fuerte olor a bizcochuelo.

— Uh, eso va a estar para chuparse los dedos —le dijo, viendo como sacaba el bizcochuelo ya hecho del horno.

— Sí, pero para nosotros no es. —Kei le respondió, dejándolo en un plato de la forma más cuidadosa posible—. ¿Me vas a acompañar?

— ¡No lo acompañes, Euijoo, si no te va a dar ni un pedacito! —gritó Nicholas desde el living.

— ¡Cerrá el culo vos, vago de mierda! —le respondió Kei, a lo que Euijoo y Nicholas se rieron.

Después de que el bizcochuelo se enfriara, ambos salieron directo al edificio donde los nuevos vecinos se mudaron. Kei había hablado con el encargado del edificio temprano, así que ya sabía cuál era. Terrible miedo, había dicho Nicholas cuando se los contó.

Subieron las escaleras mientras hablaban entre ellos, aunque el ascensor andaba todos en el edificio sabían que subirse a eso era como darte por muerto ya de lo mal que funcionaba, a los dueños poco les importaba que ande mal. Ah, pero ojo con pasarte con el pago del alquiler.

— ¿Es acá? —preguntó Euijoo, mirando la puerta del departamento.

— Sí, tocá la puerta, yo no puedo.

Asintiendo con la cabeza, Euijoo chocó sus puños contra la madera un par de veces, hasta volver a su lugar.

— Uh, me olvidé mi celular, la puta madre —Kei le dió el bizcochuelo, sin preguntarle—. Le iba a pedir el número al mayor para agregarlo al grupo del edificio, ahora vuelvo.

— No, bueno, gracias por preguntar si estoy bien quedándome solo —dijo, viéndolo irse corriendo hacia las escaleras.

Entonces la puerta se abrió, haciéndolo mirar en esa dirección. Una sonrisa se pintó en sus labios, mirando al chico alto —casi que de su estatura— que estaba en frente suyo.

— Hola —dijo, sonando más como una pregunta que un saludo.

— ¡Hola! —saludó—. Soy Euijoo, del depto 215, con mi amigo queríamos darte la bienvenida al edificio. —una muequita se formó en sus labios, haciendo que el otro sonría—. Pero se olvidó algo así que se volvió a buscarlo.

— Un gusto, soy Fuma —el chico trató de tenderle la mano en forma de saludo, pero no pudieron agarrarse las manos ya que Euijoo tenía el bizcochuelo todavía en las suyas—. ¿Querés pasar Euijoo? Justo estaba tomando unos mates mientras ordenaba un poco.

— Ah, hablando de mates, mi amigo hizo un bizochuelo de regalo.

— Uh, me viene justo como anillo al dedo, pasá, pasá.

El castaño miró al pasillo, indeciso, pero después se adentró. Habían montones de cajas y bolsas por toda la sala, una digna imagen de un recién mudado. Aunque sabía que no estaba solo, no quería mencionarlo hasta que él lo haga porque sino va a verse como un rarito de mierda.

— Déjalo ahí, mirá —Fuma le apuntó una mesita chiquita donde estaban el juego de mate. Si Kei lo veía seguro le daba algo de la emoción, era muy fan de los juegos de mate.

Euijoo dejó el regalo donde se le indicó, dando una mirada al departamento. No era muy diferente al de ellos, capaz estaba más apagado porque llevaba mucho tiempo sin tener a alguien habitando ahí y el color de sus paredes no ayudaban mucho.

— Los chicos se van a poner re contentos cuando vean el bizcochuelo —comentó Fuma, cebando un mate para después tenderselo. En realidad, Euijoo no era muy fan del mate, prefería el café, pero lo aceptó igual.

— ¿Tenés hijos? —preguntó, sacándole una corta risa al otro.

— No, son mis sobrinos, viven conmigo. Voy a buscar un cuchillo, ya vengo.

— Dale.

Una vez que se fue, trató de chusmear lo que habían en las cajas, pero se distrajo por su teléfono vibrando en su bolsillo, así que lo sacó para ver que el grupo que tenían con los chicos estaba estallado de mensajes.

NEIGHBOUR. &audition auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora