Capítulo #02

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Era satisfactorio. Habíamos pasado parte de lo que quedaba de día organizando los últimos detalles del restaurant, poco después Nicolle había empezado a llorar y no era para más, era hora de darle de comer.

—Ya veo a quien salió—río, mientras nos dirigimos a casa. Nicholas cómo siempre al volante, a pesar de esto, no pudo evitar reír ante mi comentario.

—Bueno, por algo soy el padre. ¿No?

Bufó. Tenía mucha razón. Nicolle habia llegado a mi vida para pintarla de color, luego de todo lo feo que había pasado. Aún recordarlo me provocaba escalofríos en la piel, de solo pensar que habría sido en otras alternativas, me causa dolor. No tendría a mi bebé hoy en día en mis brazos.

Una vez dentro de casa, procedo a prepararle el biberón a la bebé, a lo cual Nicholas me queda viendo con mala cara. Trato de no prestarle atención, mientras con Nicolle encima abro el refrigerador y termino de sacar lo necesario para prepararle el tete.

—Sabes que no me gusta la idea que le des biberón—carraspea poniéndose a mi lado—. Sabes que mejor es la leche materna, ya sabes, por los nutrientes.

—Si, ya. A ti no se te caerán las tetas-me encojo de brazos—. A mí sí. Además, mi madre me dió de estos y no me morí, aquí estoy—hace un leve intento de hablar, pero lo atajo—, si lo que te preocupa es la salud de la bebé, tranquilo. Mejor no estará, además está leche me la regaló tu propia tía. Le sentará bien. Ahora, si que necesito tu ayuda en algo—digo esto último viendo a mi bebé regordeta.

—Esta bien—río mientras le paso a Nicolle. Aquella al ver a Nicholas comenzó a reírse y éste, a mimarla—. Solo prométeme que siempre que puedas le darás de mamar tu.

Asiento no muy convencida mientras agitó el biberón con la mezcla ya dentro. Nicholas no podía pensar que estaría siempre dándole de mi pecho, mi mamá me quito el biberón al año. Digo, no es que estuviera mal, pero no quería acostumbrar a la pobre. Ni mucho menos otra cosa...

—Solo hasta el año—aclaro. Tomo nuevamente a Nicolle y procedo a darle el biberón, a lo que está comienza a comer gustosa—¿Ves? Le gusta.

Nos sentamos en el sillón de la sala y comenzamos a ver una serie mientras la pequeña poco a poco se iba quedando dormida. No habían pasado 10 minutos, cuando ya sus ojitos estaban completamente cerrados.

—Deja yo la llevo
—se ofreció Nicholas.

Miro como la quita de mis brazos para minutos después desaparecer de mi campo de visión y aparecer a los pocos tres minutos. Teníamos otros temas los cuales tocar, y muy delicados a decir verdad.

—Respecto al restaurante. ¿Tienes en mente quien podría ser el chef? La verdad creeme que me gustaría que fuera yo o tu, pero creo que manejar la gerencia ya sería mucho. Aparte por la niña, creo que es tiempo de un descanso.

—Si, la verdad que sí. Tienes razón, quiero brindarle toda mi atención a la bebé, así que creo que encontrar a un chef sería lo mas sensato—apoyo mi cabeza en su hombro, cierro los ojos—¿Tienes candidatos?

—Tengo una, era una ex compañera de estudios gastronómicos. Y anda desempleada lo que nos va muy bien. Me llamó hace unos días para decirme que estaba en la ciudad y bueno, me explico eso que andaba buscando empleo.

Oculte mis ganas de reclamarle el hecho de que hasta ahora me estuviera diciendo aquello, pero me contuve. Últimamente habíamos estado muy ocupados, aún más él, luego de todo el trabajo que había hecho en el restaurante.

—Podemos citarla mañana en el negocio y hacerle una pequeña prueba. Aunque si dices que es tu compañera, creo que ya es un sí. Además, como el restaurante está casi listo daríamos fecha de apertura y comenzaríamos de una.

_Me parece perfecto—plasma un delicado beso en mis labios, al cual respondo más que satisfecha.

A la mañana siguiente nos encontrabamos en el Nicolleta con Kamilo esperando a la antigua compañera de Nicholas. Nicolle, se encontraba con su tío, al cual no dejaba de morder y reírse a la vez. Traerme a mi hermano era una jugada interesante, desde lo ocurrido ni loca se me pasaba por la mente dejar a mi pequeña con alguien o en la casa.

Debía dejar de ser tan paranoica, todo había acabado, pero, aún así no podían dejar de pensar. Mientras más cerca tuviera a Nicolle de mi, todo estaría mejor.

—Oye peque, si sigues así voy a tener que meterte presa por exceso de lindura—dice Kamilo, mientras pequizca suavemente los cachetes de Nicolle—. A poco no eres una bebé mona, ¡Si que lo creo!

Las llantas de un auto aparcandose justo frente a nosotros se escuchó por toda la cuadra, no era un carro de lujo. No, más bien un taxi que se había aparcado para rematar de muy mala forma. De este, pocos segundos después, había salido una chica catira un poco más alta que yo y de cabello rubio corto. Fue suficiente para que está saliera y el carro arrancará de la misma forma que habia llegado.

—¡Maldita sea! No sé porqué no me traje mi coche de Alaska—exclama la rubia mientras se limpia su pantalón jean negro, el cuál iba a juego con su demás ropa. Una camisa cuello de tortuga color gris, un Cardigan Beige y unas botas de cuero.

—Veo que sigues teniendo el mismo genio—ríe mi esposo al lado mío. La rubia gira su vista hacia nosotros y sale corriendo a nuestra dirección, poco después, literalmente, se habían lanzado a abrazar a Nicholas. Justo al lado mio—. Ok, Rachel. También te extrañé.

Me remuevo mientras veo tal escena. Había aguantado el hecho de que Nicholas no me hubiera dicho nada de que su ex compañera le había escrito y podría aguantarme aquello también, total, eran amigos que se estaban viendo luego de un largo tiempo. Aún así, me fue imposible no lanzar una mirada de pocos amigos a Nicholas, el cual entendió al instante y se separó de Rachel de forma suave.

—Ruar, pequeña Nicolle, espero no seas como tú mamá. Aunque mejor si—agrega mi hermano a pocos centímetros míos. Pongo los ojos en blanco ante su comentario—. Será mejor que tú y yo entremos a aquella tienda de bebitos y te compremos algo, antes de que me mate tu madre, ¿si?

Sin más, no sin antes pedir permiso con la mirada, se dirigió a la tienda de bebés que se encontraba al lado del Nicolleta , lo cual no me preocupaba. Si mi hija tuviera que estar con alguien de confianza y a salvo, sería con Kamilo. Deje de lado el hecho de mi bebé se había ido con su tío y me concentre nuevamente en lo anterior.

—Rachel, te presento a mi esposa: Susan.

Sonrío sin más mientras le tiendo la mano a la mujer frente a mí. Sus ojos eran de color avellana claro, me pude dar cuenta al instante, porque me daba la impresión de que ella estaba examinando de igual forma los míos.

—Un gusto, Rachel.

—Si, ya sabía cómo te llamabas. Tranquila.

—Al parecer hablaron de mí—ríe. Su modo de hablar y el acento me hacían ver qué era Americana—. Aunque bueno, espero nada malo, no quisiera desvelar algunos secretos del aquí presente amigo mío—rió a carcajadas a lo cual Nicholas también correspondió.

—Siempre con tus estupideces. Pero bueno, vamos adentro, debemos hablar sobre los términos.

Asiento estando de acuerdo con Nicholas. Este entrelaza nuestras manos y me tranquilizo un poco. Tenía que relajarme, le estaba poniendo mucha presión al asunto. Invitamos a Rachel a pasar y poco después ya estábamos dentro.

—Bien, empecemos por lo importante.






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Atrápame#3 [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora