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Malentendidos
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Marcy agarró el dobladillo de su vestido, mirando fijamente la entrada de aquel edificio. Había estado esperando el día del baile de graduación desde la secundaria, pero el sonido y las luces que venían de allí la estaban haciendo dudar.
—¿Prometeis estar conmigo todo el tiempo? -preguntó con la boca pequeña.
Sasha habló, posando una mano en su hombro.
—¡Por supuesto chiqui! -dijo con una voz energética- Vamos, será divertido.
Anne asintió y tomó la mano de la menor.
—Prometo que no te dejaré sola, ¿okay? Y si ves que es demasiado para ti, dinoslo.
La azabache suspiró, pero agarró fuerte la mano de la tailandesa de vuelta.
—Vale, vamos allá.
Las tres ingresaron dentro del edificio, miraron con asombro las luces y la decoración. El gimnasio estaba adornado con flores y luces vibrantes, sus compañeros estaban allí, unos llevando elegantes trajes y otros largos, y brillantes vestidos. Marcy se sintió avergonzada, ya que únicamente llevaba un simple, vestido lavanda sin mangas, que le llegaba por los tobillos. Anne llevaba algo similar al suyo, pero en tono azul oscuro con mangas echas de encaje. Sasha, por su parte, llevaba un traje negro con una flor roja metida en su bolsillo.
La música era alta, pero sorprendentemente sobrellevable. La azabache se veía disfrutando el ambiente de momento, sonriendo mientras las chicas se abrían paso hasta llevar a una esquina vacía del lugar. Estuvieron conversando animadamente por unos buenos quince minutos antes de que alguien invitara a Sasha a bailar, la pareja desapareció dentro de la multitud, dejando a las dos chicas solas.
—¡No puedo creer que ya estemos en el baile! ¿Puedes creer que nos vamos a graduar pronto? -Anne habló de repente, mirando a las luces a su alrededor.
La azabache sólo hizo un sonido de aprobación y se acercó más a ella. Estaba concentrada en el sonido de la voz de la y cerró sus ojos, ignorando un débil dolor de cabeza.
—Hey Mar-Mar, voy a por unas bebidas, ahora regreso, lo prometo. -Anne cuidadosamente se levantó del banco en el que estaban sentadas mientras Marcy asintió con su cabeza. Le dió un pequeño beso en la frente antes de perderse entre la multitud.
Sin el sonido de la voz de la tailandesa, la música de repente empezó a escucharse más alta que antes. Mars frotó sus muslos y agarraba su vestido ansiosa, moviendo sus piernas de arriba a abajo. "Ella llegará pronto, piensa en otra cosa" pensó para sí misma.
