Capítulo 58: Profesora Kim #5 Contacto fisico

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Lisa se subió a la Mini Cooper con las manos llenas, el alma de la misma manera y la mente completamente vacía. Había sido una dura semana en su nuevo estudio y sumado a los papeles que aún tramitaba de Joseph todo se volvió más pesado.

Tiró las carpetas de trabajo sin reparos al asiento trasero y algo especial para Jennie lo dejó en el de acompañante, sonrió mientras encendía el motor y se decidió a manejar con lentitud.

Observó, con cada cuadra que dejaba atrás, el cielo de verano que Corea del Sur le regalaba y fue cuando se mordió el labio enamorada de su propia vida que decidió acelerar un poco más y llegar a casa a cuanto antes.

Estaciono a centimetros de la vereda y rápidamente quitó la llave, tomó su abrigo y lo que ocupaba el asiento a su lado. Bajó cual niña contenta como tantas aquellas veces lo había hecho cuando apenas se mudó con Jennie a la ciudad. Ella solía llegar con las bolsas de las compras y la morena la esperaba en la cocina mientras hacía algo de su trabajo.

Se quejó por lo bajo por sus botas nuevas y llegó a la puerta con cuidado a no aumentar el dolor. Pasó su llave por la cerradura y al abrir notó algo raro: ninguna de sus hijas estaba en em living viendo sus amados dibujos y Joseph tampoco estaba cerca. Cerró extralada, dejó el abrigo sobre el sillón y volvió a la cocina.

Y ahí estaba algo más raro aún. Sacudió la cabeza, no era raro, era molesto, odioso y ella tenía ganas de patalear cual niña caprichosa reclamando por lo suyo: Jennie estaba de pie explicándole algo, que ella ni recordaba de su paso por el instituto, a una jovencita que la devoraba con la mirada y que aun no había notado, o ignoraba a propósito, su presencia.

ㅡBuenas noches, cielo ㅡla saludó Jennie alzando la vista apenas se coló en la cocina y ella le sonrió con dificultad. Fulminó con la mirada a la niña que aprovechó mirar bajo el cuello de su futura esposa y dio media vuelta.

ㅡHola ㅡmurmuró apenas arrojando las flores sobre el sillón y subiendo las escaleras intentando mantener su enojo solo con ella. Echó un resoplido apenas ingresó a su habitación, eso nunca podía manejarloㅡ malditas adolescentes hormonales, estúpidas ㅡse quejó por lo bajo quitándose la ropa de trabajo y caminando sin ganas al baño. Abrió la ducha y se perdió en ella sin notar que aún llevaba brassier, maldijo otra vez y lo quitó sin cuidado por su cabeza y finalmente se relajó bajo el agua tibia.

Cuando estaba por bajar las escaleras ya lista, observó a la alumna de Jennie en la puerta despidiéndose con un notable coqueteo; pero la morena parecía no percibirlo porque solo cerraba con disimulo y asentía a sus palabras acortando todo tipo de contacto.

Escuchó el bendito sonido de la puerta cerrarse y finalmente comenzó a bajar. Decidió ignorar la sonrisa de Jennie hacia ella y más aun la velocidad con que la morena llegó a rodearle el cuerpo y atraparla entre sus brazos reclamando un minuto de atención.

Jennie jugó en su cuello, besó su mejilla, rió contra su oído y le acarició la espalda incentivándola a que hiciera lo mismo. Pero ella caminó con la morena pegada a su cuerpo por un vaso de agua y decidió no seguirle el juego.

ㅡTe extrañe ㅡsusurró Jennie antes de morderle suavemente el cuello desde atrás y ella observó por la pequeña ventana tras la mesada la partida de aquella jovencita en una mítica con alguién que llegó a buscarla.

ㅡ¿Los niños?

ㅡArriba, jugando en el cuarto de Julianne ㅡrespondió Jennie notando el humor de la pelinegra por lo que intentó suavizarlo con una caricia en su abdomen, bajo la camiseta del pijama.

ㅡ¿Por qué? Siempre están pegados al televisor ㅡ'perfecto' se dijo mentalmente. Jennie había pasado toda una hora, o tal vez más a solas con esa niña y sus hijos no estaban de testigo por si algo raro pasaba.

Profesora Kim | Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora