𝑷𝒓𝒐́𝒍𝒐𝒈𝒐

1K 63 3
                                    

          EL CUERPO DE SILVERY TEMBLABA DE FRÍO, SU PIEL SE ERIZÓ POR completo y sintió un cosquilleo en la nuca que la obligó a abrir sus ojos pero tan pronto los abrió los cerró nuevamente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

          EL CUERPO DE SILVERY TEMBLABA DE FRÍO, SU PIEL SE ERIZÓ POR completo y sintió un cosquilleo en la nuca que la obligó a abrir sus ojos pero tan pronto los abrió los cerró nuevamente. Sentía sus párpados pesados, volvió a abrir sus ojos y luego de parpadear varias veces pudo abrirlos completamente, su visión era borrosa además todo estaba muy oscuro lo cual le dificultaba enfocarse. Solo podía divisar bultos que parecían cajas

Intentó moverse pero fue en vano, era como si su cuerpo estuviera pegado al suelo. Sus huesos y músculos dolían demasiado, como si hubiera sido golpeada fuertemente por varias personas. Se sentía adormilada, indefensa, parecía que estaba sedada, no entendía qué ocurría. Luego, después de unos segundos lo hizo. Se levantó de golpe mareándose en el acto, todo se movía y su respiración era agitada. Abría y cerraba la boca en busca de aire.

Observó todo a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en una jaula y cada cierto tiempo una luz tenue la iluminaba. Se espantó cuando vio debajo de ella y vio un gran vacío a sus pies, estaba subiendo. Al parecer esa jaula era un ascensor. El fuerte sonido de acero rechinando que apenas escuchó hizo que le doliera aún más la cabeza.

Su respiración se aceleró más al no recordar nada. No recordaba cómo había llegado a ese lugar, ni siquiera recordaba cuál era su nombre. Una sensación de náuseas se hizo presente, sentía su estómago moverse violentamente y sus piernas temblaban acostumbrándose a estar de pie. Como pudo, comenzó a rebuscar en las cajas pero no encontró nada útil, solo un cuchillo que se escondió en la parte trasera del pantalón.

Las náuseas incrementaron e inmediatamente se agachó para echar todo lo que debía. Su garganta ardía cuando un líquido pasó por ella hasta salir por su boca. Cuando terminó, se pasó el antebrazo por la frente percatándose de la gruesa capa de sudor que tenía. 

—¿Hola? —gritó, su voz salió ronca debido a su garganta seca, supuso que estaba así porque había dormido mucho. Tosió tratando de mejorar la voz pero solo provocó un gran dolor en su garganta. Tomó un palo que estaba recargado a una de las cajas y se subió a ellas. Comenzó a golpear muchas veces las puertas que habían arriba de ella —¡Ayuda! —gritó esta vez mucho más fuerte a la vez que golpeaba. 

Brincó del susto cuando la jaula soltó un fuerte estruendo, se bajó rápidamente de las cajas y se puso de cuclillas en un rincón mirando hacia arriba. La jaula aumentó su velocidad mientras se acercaba a una luz roja. De repente, la jaula dio una gran sacudida y después se detuvo, todo el sitio estaba iluminado por esa luz roja que luego de segundos cambió a una luz verde que duró un parpadeo pues todo se apagó dejando una inmensa oscuridad.

No se podía ver nada, tampoco se oía nada a excepción de la respiración de Silvery. Su pecho subía y baja rápidamente nerviosa por lo que le esperaba, sus manos estaban sudando y su labio inferior temblaba. 

Unas compuertas que estaban afuera de la jaula se abrieron permitiendo que entrara una luz potente. Silvery entrecerró los ojos y se cubrió con su antebrazo, no miraba con claridad pero se escucharon muchos murmullos desde afuera. Lo siguiente que sintió fue la jaula moverse con brusquedad, alguien había aterrizado justo delante de ella. Intentó retroceder pero era imposible, ya estaba pegada a la pared metálica de la jaula.

—No puede ser —murmuró la persona que ahora se encontraba con ella. Su voz era masculina pero era muy suave. 

Silvery bajó su brazo para observar mejor a la persona que estaba delante de ella. Era un muchacho de más o menos su edad, cabello rubio y despeinado, su vestimenta parecía vieja y estaba sucia.

—¿Qué ves Newt? —se oyó otra voz masculina desde afuera. Silvery alzó la vista y pudo ver a muchos chicos empujándose entre ellos para ver qué ocurría en la jaula. 

—¡Es una chica! —el grito asustó a Silvery quien hacía hasta lo imposible para alejarse del chico. Los murmuros de afuera incrementaron más. El chico notó que su grito la asustó y enseguida levantó las manos para tranquilizarla —. Hey, está bien —se acercaba con cautela —, ¿Si? Todo está bien. Sé qué estás asustada y confundida, yo también lo estaba cuando llegué, pero te aseguro que soy inofensivo, ¿De acuerdo?

—¿Quién eres tu?, ¿Dónde estoy? —dijo ella tratando de sonar intimidante pero su voz temblorosa la delató.

—Mi nombre es Newt —puso una mano sobre su pecho —, estoy seguro que no recuerdas tu nombre, ¿verdad? —Silvery asintió y él le mostró una sonrisa —. No te preocupes, lo recordarás en un par de días.

Levantó su mano para acercarla a ella, pero Silvery se removió en su lugar como un cachorro asustado. Newt se detuvo pero no bajó su mano.

—Déjame sacarte de aquí, ¿si? —su entrecejo estaba levemente fruncido. Silvery miró hacia arriba y vio a los chicos mirándola como si fuera una pintura. Estaban fascinados por su presencia y ella no entendía porqué.

—¿Qué hay allá afuera? —preguntó regresando la vista a Newt. Él le sonrió de la misma manera tranquilizadora de antes.

—Es tu nuevo hogar.

𝑷𝒓𝒐𝒚𝒆𝒄𝒕 𝑾𝒊𝒅𝒐𝒘  |  𝑴𝒂𝒛𝒆 𝑹𝒖𝒏𝒏𝒆𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora