4 - Preparativos

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—Entonces, señor Luzu ¿cómo te está yendo con la dieta? —preguntó el nutricionista

—No tan bien, siento que la lista de cosas que no puedo comer cada día se vuelve más larga —respondió algo frustrado pasándole la lista al nutricionista

—Hmmm... si ya veo. Generalmente estas cosas están relacionadas, por ejemplo escribiste omelets, huevos revueltos, tortilla de patas pero esas tres cosas son a base de huevo así que probablemente lo que te esté dando problemas es solo ese ingrediente. O el queso, veo que también los lácteos no los estás tolerando muy bien

Luzu encogió los hombros —la leche sí, pero ponme un queso en frente o un yogurt y ya no puedo comer

—Tiene sentido, su animal interno es un felino, huevos crudos y lácteos procesados no son exactamente cosas que formen parte de la dieta de los felinos y en este tipo de situaciones los vestigios de nuestros gustos primitivos salen a flote.

—Huh... tiene sentido

—Ahora, por eso mismo es probable que más adelante tengas antojos de carnes crudas, pero es importante que controles muy bien esto. No debes consumir absolutamente nada que no esté bien cocido ¿ok?

—Está bien... ¿puedo comer morcilla?

—Mientras esté bien frita

El castaño hizo un pequeño gesto de victoria —Genial —dijo causándole gracia al otro

—Está bien, te enviaré el plan de alimentación a tu correo, si tienes alguna duda puedes escribirme o darte una vuelta por aquí

—Muchas gracias Sam —se despidió el omega para dirigirse al consultorio de su pareja que estaba justo al lado.

Al entrar lo primero que vio en la sala de espera fue a Rubius dormido en el sofá. Auron le había contado que a su amigo le gustaba perder tiempo ocultándose en su consultorio, pero no creía que fuera así de descarado. Rio levemente antes de saludar a Rodolfo, quien le dijo que Auron estaba a punto de terminar su consulta.

Pasaron unos 10 minutos hasta que Auron se desocupó, sonriendo al ver que su niño ya estaba allí

—¿Cómo te fue cariño? —preguntó acercándose al sofá y despertando a Rubius

—Bien, aparentemente estoy teniendo los gustos de los tigres salvajes —respondió haciéndolo reír

—¡Ey! Luzuuuu ¿cómo estás? ¿hace cuanto estás aquí? —preguntó el otro omega recién despertando

—Hace 10 minutos Rabis ¿no deberías estar trabajando?

—Meh

—De hecho ahora que ya estás aquí el debería ir con De Luque pero es demasiado vago como para hacerlo —dijo Auron a manera de regaño

—¿En serio? De todos los consultorios que te saltas jamás hubiera pensado que el de Sam fuera uno de esos —dijo Luzu confundido

—No me agrada trabajar con engreídos —respondió Rubius encogiéndose de hombros

—Ni siquiera intentó ir a conocerlo —añadió Auron

—Oh Rabis yo creo que en serio deberías intentar ir a presentarte —dijo Luzu sabiendo que si Rubius llegara a conocerlo jamás saldría de su consultorio

En ese momento la puerta del consultorio se abrió, Rubius se quedó idiotizado al ver al alfa que entró, alto, apuesto, tenía el cuerpo de un dios griego con un rostro adorable que parecía perfecto.

—Qué bien que aun estás aquí Luzu, dejaste tu chaqueta en el consultorio —dijo el alfa. Luzu y Auron conversaron un poco con él pero Rubius no les puso ni la más mínima atención.

Por Tercera Vez - LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora